Deber Ser Vs Querer Ser

Deber ser y querer ser, dos puntos vitales dentro de la vida del ser humano. Yo creo que día con día libramos una lucha interior entre el deber ser y el querer ser. Y es que el “ser” es tan sólo la esencia de las cosas, su forma natural y a su expresión simple, mientras que el “deber ser” es el como se debe de actuar o comportar un ser humano.

Es claro que el “deber ser” lo impone la sociedad en la que vivimos, la cultura, la moral o la ética y que está dado desde el exterior. Digamos que el “deber ser” son las reglas o normas que como personas tenemos que seguir porque nos encontramos bajo el yugo de la rectitud y si no las cumplimos hasta cierto punto se nos condena o se nos rechaza. Mientras que del otro lado está el “querer ser”, como algo que sale desde mi interior, que parte del deseo y que algunas veces o casi siempre va en contra de lo esperado por el grupo social al que pertenecemos y que por supuesto ellos mismos condenan por salirse de los parámetros o estereotipos que la misma sociedad nos impone bajo reglas. Simple como decir que es lo tú como persona completamente autónoma e independiente deseas y te apasiona.

Siempre ha existido una clara pelea entre el deber y el querer ser, porque es una reacción innata en nosotros como individuos, porque forma parte de nuestra misma esencia, de nuestra mente. Pero también está de sobra decir que tanto uno como el otro, son indispensables para el equilibrio emocional, físico y psicológico entre cada una de las personas que conformamos una sociedad.

Lo ideal es encontrar un equilibrio entre el deber ser y el querer ser. Para que esta armonía nos permita vivir entre semejantes, respetando las normas y las reglas de juego, sin faltar a nuestro deseo e interés personal; sin sentir que nuestra dignidad está siendo vulnerada o peor aún confirmar que nuestros derechos o los de otros, están siendo pisoteados.

En nuestra vida cotidiana, con frecuencia nos vemos atrapados en medio de las siguientes afirmaciones: “yo debo llegar temprano a casa”, “yo debo pagar la tarjeta de crédito”, “yo debo estudiar inglés”, “yo debo llamar a…” “yo debo respetar la reputación de…” entre otras incluso más comunes, y este tipo de expresiones terminan por bloquear la acción, consiguiendo que no hagamos nada de lo dicho. Si lo explicáramos de manera psicológica, encontraríamos que el bloqueo se encuentra precisamente en la utilización de la palabra “debo”, como una orden que viene desde afuera. Qué pasaría si empleáramos la expresión: “yo opto por estudiar”, “yo elijo llamar a”, “yo decido pagar la tarjeta de crédito”, “es mi decisión, llegar temprano a casa”, “yo respeto la reputación de…” esto automáticamente ubica el poder dentro de nosotros mismos.

Todo esto me lleva a recordar la película “El Secreto”, donde justamente

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