Del mito al logos

Del mito al logos

El vago arraigamiento religioso y la ausencia de libros sagrados hicieron de Grecia el lugar propicio para el surgimiento de la filosofía. A diferencia de muchos imperios que se erguían simultáneamente en el resto del mundo, Grecia nunca logró consolidar un sistema religioso eficaz, existiendo una gran tolerancia para la discusión de los dogmas religiosos; situación que posteriormente sería el detonante para el pensamiento crítico, el cual, a su vez, desembocaría en la filosofía.

     Se debe recordar que durante la etapa primitiva de esta civilización se adoptó una gran variedad de dioses con carácter fantástico, pero lo suficientemente parecidos al hombre como para crear una identificación hacia sus actos; punto que es resaltado por Melero (1978): “ […] Estuvo dominada por el antropomorfismo: una religión racional, luminosa, dominada por dioses antropomórficos, personificaciones de fuerzas naturales y sujetos a las mismas pasiones y emociones, magnificadas, de los humanos. El dios estaba hecho a imagen y semejanza del hombre¨. (p.88) Considero de suma importancia hacer énfasis en este enfoque, una de las premisas fundamentales de la religión es que Dios creo al hombre a su imagen y semejanza, pero si ahondamos en la naturaleza egocéntrica del hombre, no es de sorprender que esto fuese todo lo contrario: ¨El hombre creó a Dios a su imagen y semejanza¨, hecho que se concretiza en todas las religiones, puesto que si bien todos los Dioses tiene carácter divino, también se muestran antropomorfos, capaces de sentir al igual que el hombre de carne y hueso.  Además, es importante recalcar que las principales referencias religiosas eran extraídas de los libros de Homero y Hesíodo, los cuales fueron perdiendo credibilidad con la llegada de los mapas que mostraban serias inconsistencias entre los relatos y la realidad.

     En el contexto antes descrito es que el hombre empieza a cuestionar las incoherencias presentes en los mitos y busca una explicación más racional.  Los griegos adjudican el origen de todo a la naturaleza, sobre ello, se señala: “Y aquí está la originalidad de los griegos, pues no solo el cristianismo, sino también las culturas babilónicas, egipcias, etc., atribuyeron el origen de las cosas no a un ser natural, sino extranatural, divino de algún modo.” (García, 1979, p.04) Debido a ello se puede entender la verdadera razón por la cual la filosofía nace en Grecia y no en alguna otra parte del mundo, puesto que por primera vez se despoja a los dioses de su condición divina y fantástica y se los reduce a principios concretos de la realidad, un acto que si bien parece trivial, constituyó los cimientos para que el día de hoy exista la posibilidad de pensar y cuestionar sin temor a castigos celestiales que limitaban nuestra mente a ser siempre subordinada de un ser superior e inalcanzable.

     Si en Grecia hubiese existido una fuerte afirmación religiosa, al igual que en la mayoría de imperios contemporáneos, posiblemente la llegada de la filosofía hubiese tenido que seguir en espera; puesto que las concepciones religiosas difícilmente dejan espacio para que el hombre pueda cuestionarlas y replantearlas; tal como se señala en el artículo “Condiciones para el surgimiento de la filosofía en Grecia”:  ¨En las sociedades donde hay libros sagrados y dogmas, la posibilidad de crítica a estas doctrinas es escasa o nula¨ (Pavon P., s.f) postura que comparto puesto que esto se hace sumamente evidente en muchos pasajes de la historia, donde  diversas religiones encontraron en la represión del pensar la manera idónea de mantener bajo su yugo a sus adeptos; estrategia que si bien en la actualidad varió sus modos y formas para poder infiltrase sin levantar sospechas en nuestra sociedad, aún mantiene su fondo, sembrando en sus creyentes dogmas irrefutables e incuestionables; y por consiguiente, posicionándose como un gran obstáculo para el libre pensar y la actitud crítica.

     La fe según la RAE es la “seguridad, aseveración de que algo es cierto” concepto que se vuelve especialmente importante dentro de las religiones, muestra de ello es el siguiente versículo: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1) Es decir, la fe implica la total devoción a algo o alguien del cual no tenemos certeza alguna, trátese de cualquiera de los dioses adorados por las diversas religiones; de los cuales es importante subrayar una característica fundamental: su carácter sobrenatural.

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