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Descartes


Enviado por   •  29 de Octubre de 2013  •  845 Palabras (4 Páginas)  •  270 Visitas

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Consistía el primero en no admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era, es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no comprender, en mis juicios, nada más que lo que se presentase a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda.

El segundo, en dividir cada una de las dificultades que examinare en tantas partes como fuese posible y en cuantas requiriese su mejor solución.

El Tercero, en conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer para ir ascendiendo poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos; y suponiendo un orden aun entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.

Y el ultimo, en hacer en todo, enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que estuviera seguro de no omitir nada.

Y en efecto me atrevo a decir que la exacta observación de los pocos preceptos por mí elegidos, me dio tan facilidad para resolver todas las cuestiones de que tratan esas dos ciencias que en dos o tres meses que empleé en examinarlas, comenzando siempre por las cosas más sencillas y generales y siendo cada verdad que descubría una regla que me servía a la vez para hallar otras cosas, no solamente resolví muchas cuestiones que en otro tiempo había juzgado muy difíciles, sino que me pareció también, al final que podía determinar porque medios y hasta que puntos era posible resolver las que yo ignoraba.

Lo que más me satisfacía de ese método, era que con él estaba seguro de emplear mi razón en todo, si no perfectamente, la menos lo mejor que fuera posible.

Finalmente considerando que los mismos pensamientos que tenemos estando despiertos pueden también ocurrírsenos cuando dormimos, sin que en tal caso sea ninguno verdadero, resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de mis sueños.

Y habiendo notado que en la preposición pienso luego soy, no hay nada que me asegure que digo la verdad, si no que veo muy claramente que para pensar es preciso ser.

Equipo 3

Y por ser igualmente repugnante que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia de lo menos perfecto que pensar que de la nada provenga algo, no podía tampoco proceder de mí mismo. De suerte que era preciso que hubiera sido puesta en mi por una naturaleza que fuera verdaderamente más perfecta que yo y que poseyera todas las perfecciones de las que yo pudiera tener alguna idea, o lo que es igual para decirlo en una palabra que fuese Dios.

Era absolutamente necesario que hubiese otro ser más perfecto, de quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto poseía.

Y así notaba que la duda, la

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