Dilema Ético extraído de Ferrell, et al. (2012). p.29

Dilema Ético extraído de Ferrell, et al. (2012). p.29

Después de que Megan Jones terminó su licenciatura en Administración, en la Universidad de Rhode Island, consiguió un excelente trabajo con la empresa desarrolladora de aplicaciones Global App Creations (GAC). Durante su capacitación de seis meses en Recursos Humanos (RH) enfrentó algunos retos, pero disfrutaba trabajando con la gente y resolviendo sus problemas.

Un lunes en la mañana, su jefa, Debbie, puso sobre el escritorio de Megan un folder del personal de 50 centímetros: “Megan -le dijo- quiero que revises estos archivos y para el viernes encuentres posibles violaciones éticas. Algunos empleados saben que esto ocurre pero otros no tienen idea. Tú trabajo es detectar los comportamientos poco éticos y sugerir si consideras manejarlos a nivel legal. Yo también escribiré sobre cada uno de los archivos así que no serás la única en tomar decisiones. Por ahora, yo tomaré las primeras, pero en algún momento tú estarás a cargo de estos temas. Sí tienes alguna pregunta, avísame y podemos hablar”.

Aquella tarde Megan empezó a revisar los archivos. Algunos eran sencillos y se relacionaban con el robo de suministros de la oficina, observaciones inapropiadas e impuntualidad. El código de GAC era muy sencillo respecto a esto. Pero había otras cuestiones en las que parecía confuso. Un vendedor fue reprendido oficialmente por usar el automóvil de la empresa para sus actividades personales. Esto no tenía sentido porque toda la gente del área de ventas que tenía auto de la empresa se lo llevaba a casa después del trabajo. De acuerdo con el archivo, el vendedor reprendido visitó todas las tardes del mes anterior, un hospital que se encontraba a 16 kilómetros de distancia. Megan se dio cuenta de que cada vehículo de la empresa estaba equipado con un dispositivo GPS. Si bien Megan no pensaba que fuera ilegal para las empresas instalar esos dispositivos en los automóviles de su propiedad, se enteró de que los problemas de salud o religión podrían ser motivo de una demanda judicial si la persona ere despedida de su empleo.

El archivo más impactante que revisó fue una relacionado con un empleado que fue despedido por compartir información confidencial con la competencia. Contenía informes de la actividad en las computadoras, del uso de los teléfonos celulares y localizaciones por GPS, así como un audio y un video de conversaciones personales en cenas y habitaciones de hotel. Un martes Megan se acercó a Jeremy, quien trabajaba desde hacía muchos años en la empresa y le preguntó si sabía del rastreo a los empleados en la compañía.

Jeremy le respondió que había escuchado rumores de que los directores querían seguir muy de cerca y supervisar a los empleados que compartieran información con la competencia. Le dijo que también había escuchado que se daría seguimiento por GPS a la actividad de los vendedores que contaran con automóvil de la empresa.

Megan se sintió muy incómoda. “Jeremy, ¿es legal lo que hacen? ¿Pueden seguir la pista y registrar cada movimiento y conversación?”

Jeremy se encogió de hombros. “De acuerdo con lo que sé, es legal, pero nunca he revisado las leyes actuales. No entiendo porqué una compañía podría rastrear mis actividades fuera de horas de oficina. Pero ¿qué se supone debemos hacer? Todos necesitamos el trabajo y hay que pagar el precio”.

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