Dimension Etico-axiologica
Enviado por leonfeher • 1 de Octubre de 2014 • 2.004 Palabras (9 Páginas) • 405 Visitas
La dimensión ético-axiológica: configuradora de sujetos sociales
El desarrollo moral. En este marco, son elemen-tos y procesos nodales la reflexión, la apertura, la problematización, la autocrítica.
Es conveniente precisar que, en este trabajo, producto de la investigación en educación y valores, se asume la ética como la discipli-na que razona, analiza y explica los comportamien-tos morales de los seres humanos. Está asentada en una racionalidad rigurosa y consistente que coadyuva no sólo a discernir, sino también a dudar razonablemente, por lo que rechaza todo parámetro o criterio dogmático, así como todo relativismo y escepticismo.
Desde esta perspectiva, hablar de enseñanza de la ética, de los valores, implica promover un pro-fundo respeto por los derechos humanos, por la naturaleza, por el propio ser. Es abrir espacios para aprender a valorar, a elaborar juicios morales, a construir convicciones éticas, a practicar valores de modo crítico y comprometido, lo cual implica recha-zar toda actitud, comportamiento y acción que agre-da la dignidad humana, y luchar contra los mismos. Es propiciar en los estudiantes actitudes construc-tivas que contribuyan a mejorar nuestra sociedad.
Con el término configuradora, se intenta signi-ficar cómo la ética y los valores se constituyen en un medio ineludible para la formación humana, para el cambio personal-social. Despiertan la vida in-terior, el Eros. Hacen posibles los procesos de reflexión, de toma de conciencia, de compromiso, razones por las cuales son elementos constitutivos de todo proceso educativo.
La configuración implica procesos que paula-tinamente van bosquejando rasgos, formas, carac-terísticas, a través de una dinámica de interrelación, de interacciones. Los sujetos se constituyen en un entramado sociocultural, caracterizado por contra-dicciones, incertidumbre, inseguridad y conflictos. Los sujetos no son esencias. Van siendo, se van configurando históricamente, en contextos pecu-liares, pero mediados por la realidad cercana y distante. Están condicionados, pero no determina-dos de modo fatal.
El sujeto social, en términos de Zemelman (1996), el actor social según Tourain (1997), es aquél que por procesos de formación, dinamiza sus aptitudes cognitivas, sociales y éticas para transfor-marlas en capacidades críticas, generadoras de propuestas que coadyuven al desarrollo de sí mis-mos, de los demás, de la sociedad.
Con base en estas premisas, abordamos el siguiente tópico.
1. Siglo XXI.
Crisis, riesgos, esperanzas
En la actualidad, se habla como nunca de valo-res y de ética. Parece que el ensalzamiento de la ciencia y de la tecnología en las décadas anteriores —que desplazó el sentido ético, humano de nuestra sociedad— decae. El trabajo científico y técnico es herramienta indispensable para el desarrollo, pero no basta. Los problemas sociales que nos afectan requieren también del concurso de otras discipli-nas que hagan de sus procesos, instrumentos valio-sos para disminuir el deterioro humano, ambiental y planetario.
Podría considerarse que, a partir de los noven-ta, surge una preocupación por recuperar la impor-tancia de educar en ética y valores. El libro de Latapí (1999), La moral regresa a la escuela: una refle-xión sobre la ética laica en la educación mexicana, evidencia tal situación. Y si bien los planes y progra-mas de educación contienen tópicos ético-axiológi-cos, la práctica de valores aún está muy distante. La crisis estructural que se confronta en todos sus aspectos (personal, económico, social, político, cul-tural, ambiental, etcétera) demuestra que nuestra sociedad y nuestro planeta se van deteriorando aceleradamenteLa dinámica sociocultural y científico-tecnoló-gica se desenvuelve a ritmos inesperados y en doble sentido: está generando avances, crecimien-to, progreso y, a su vez, grandes problemas como guerras, terrorismos, violencia, más pobreza, injus-ticia, inequidad, desempleo, corrupción, marginacio-nes y destrucción. Estos problemas no sólo son peligros, Mardones (1999) considera que vivimos en una sociedad de “riesgo”, porque muchos de los peligros son incontrolables, y ante los mismos, se refuerzan actitudes de desconfianza, de miedo, de inseguridad, de temor y agresión.
En el campo de la educación, pareciera ser que la crisis se acrecienta. Tedesco (2004, p. 14) nos informa que en la última década: “a pesar del aumento en la inversión educativa y a pesar de los procesos de reforma que la mayor parte de los países han desarrollado, las desigualdades educa-tivas persisten y, en algunos casos, han incremen-tado”. Esta situación genera muchas interrogantes: ¿Será que continúa el predominio de la instrucción, la mecánica transmisión informativa? ¿Cómo con-ducir el aprendizaje para incentivar la conciencia ética? Coincidimos con los señalamientos de Thurov: “Los problemas con el modelo de desarrollo económico de enclave no son económicos[…]. Los problemas ni siquiera son realmente políticos[…]. Los problemas son básicamente morales” (citado por Tedesco, 2004, p. 13). Es necesario exigir e insertar en los procesos educativos la dimensión ético-axiológica como eje vertebral, nodal en los currículos y generar estrategias pedagógicas que incidan en la reflexión ética, en la internalización de valores y la formación moral.
Cabe enfatizar que tal formación por sí sola no superará los problemas señalados, pero tam-poco podría lograrse sin ella. Es un factor imprescin-dible para el mejoramiento humano y social. Morin (1999, p. 54) nos recuerda: “La humanidad, de ahora en adelante, es una noción ética: ella es lo que debe ser realizado por todos y en cada uno.”
En un primer punto, hemos significado el senti-do de los conceptos básicos insertos en el título de este trabajo, para abordar luego la importancia de la dimensión ético-axiológica ante la crisis que vivimos. En el siguiente tema, se argumentará por qué el ser humano puede constituirse en un ser ético, capaz de praxis axiológica.
2. El ser humano. Potencialidad axiológica
a) La reflexividad y reciprocidad son condiciones humanas constitutivas. Es la fuente de aptitudes y posibilidades para su despliegue mental, afectivo, social, cultural, ético. Por lo mismo, el ser humano puede pensar, examinar, apreciar, preferir, optar, decidir y actuar. Es el ser de la ra-cionalidad, de la valoración. Y valorar es delibe-rar, evaluar, priorizar, jerarquizar. El ser humano siempre estará decidiendo y actuando. La indife-rencia, la pasividad, el conformismo son manifes-taciones de crisis de la condición humana.
b) La
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