Ejercer La Esperanza En Tiempos De Incertidumbre

Hablar de incertidumbre o de esperanza es hablar necesariamente del futuro y sobre cómo afecta la vida de todos. El futuro por ser incognoscible está cargado de incertidumbre y tal sensación predomina en las mentes, muy frecuentemente de todos los jóvenes.

Hacer conciencia de la complejidad del cambio epocal que vivimos, también trae propuestas que mejoren las expectativas negativas de un futuro incierto. En muchos de nosotros la conciencia de cambio simplemente no existe, ya sea por que estar sumidos en el ritmo del existencialismo y confundidos por un placer temporal. La inconciencia se debe quizá a la negación de la realidad. Siempre es mejor no pensar en lo que puede pasar, pues el escenario que vemos hoy no nos gusta o nos desalienta y nos lleva al desánimo. Lo cierto es que la pérdida de objetivos o proyectos de vida hace desaparecer la esperanza de un futuro mejor, mientras crece la sensación de incertidumbre, provisionalidad y precariedad.

“El temor al futuro, esta incertidumbre frente al mañana, se traduce en una vivencia light del presente, que lleva al abandono de todo idealismo, a la vivencia de un pragmatismo inmediatista, y a desechar todo lo que implica esfuerzo, planificación, compromiso, disciplina. No sabemos a dónde vamos.” (Pérez Esclarín, 2002). Quizá muchos hemos pensado alguna vez tirar la toalla ante la incertidumbre que produce el miedo al mañana, ¿qué nos ha hecho seguir adelante? ¿Acaso la Esperanza?

Podríamos enlistar una serie de fenómenos que caracterizan el cambio epocal que vivimos, y todos ellos generadores de un mañana oscuro e incierto, sin embargo lo más importante es no sólo definir sino tomar postura y actitud frente a tales fenómenos y no únicamente contemplar su curso, por ejemplo, la impunidad, el consumismo, adicciones, el afán por poseer, la ansiedad de encajar en un lugar o de ser aceptados perdiendo nuestra identidad cultural, la marginación, el hambre, el calentamiento global, el conformismo y mediocridad, entre muchos otros. Podemos simplemente mirar o participar activamente como portadores de esperanza y por su puesto, esto implica ir a contracorriente pero con el fin de construir un mejor futuro.

Imaginemos que alguien nos preguntara a modo de una entrevista ¿piensas que el día de mañana va a ser mejor que el de hoy? Quizá la respuesta más honesta y sensata sería: no sé si será mejor, pero necesito creer que sí. Esto significa que debemos mantener una mínima esperanza de que el día de mañana va a ser mejor aunque todo parezca e indique que no o que nos haga pensar que no hay nada en qué creer para la construcción del mañana.

Pero ¿qué es la esperanza? La esperanza es una virtud cristiana pero aplica a todo ser humano. Es tener coraje y aguante, confianza en el futuro, esfuerzo y dinamismo. En la dinámica familiar y en todos los espacios de la vida. Debemos cultivar

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