El Caballero Inexistente.

Hidalgo González Victor M.                                                             Grupo: 1101

El Caballero Inexistente.

La novela escrita por Italo Calvino es una pequeña extensión, pero la profundidad que encierra es basta. Tiene tintes de fantasía, pero también habla del ser humano, de su mente o mejor dicho, su alma. No pensé que el título fuera la revelación de una parte importante de la trama, porque en realidad el caballero, de nombre Agilulfo, enfundado en su armadura no existe. Cuando uno entiende que él no existe, va tejiendo la diferencia entre lo que se es y lo que se cree ser. Él nada más es una armadura, pero creía ser algo más, de esa manera pudo hacer todas las cosas que se cuentan.

¿Entonces que es la identidad? Lo que uno se cree ser o lo que en verdad se es, tiene dos diferencias, pero cual de las dos es más real es algo que no pienso responder, primeramente, porque la novela me planteo más dudas de las que puedo ir anotando, cada vez que trataba de responder la diferencia clara entre ser y creer ser, me daba surgían otras tres preguntas como mínimo.

Pero no estar también te hace estar, por eso en cierta parte cuando lo buscan entre las filas del ejercito y se preguntan donde esta el caballero, y la respuesta es clara: No está, el que formulo la pregunta dice, algo parecido a que, si no está es justamente a quien busca. La ausencia y la inexistencia es lo que lo hacen existir.

Los otros personajes le brinda a la novela muchos matices, Gurgulu, el escudero sumamente leal Agilulfo le da picardía a la historia. Pero al historia de Rambaldo y Bradamante me dejo demasiado triste, ella era una mujer perfecta, enamorada con locura del caballero, él es un joven que desea venga la muerte de su padre, luego se enamora sin solución de Bradamante.

Luego de muchos viajes, desde Francia, hasta Marruecos, por toda Europa, se revelan secretos y se generan nuevas tramas amorosas, las cuales no contare por no destripar toda una historia, en la cual la apariencia no es sinónimo de sinceridad. Por los mismo acontecimientos, el perfecto Caballero se quita su armadura y se la entrega a Rambaldo, quien la usara para tratar, con toda la desesperación, de enamorar a Bradamante. Se puede advertir si él lo logra o no, en realidad su intento desesperado es fallido, ya que, a pesar de estar la armadura, no es lo que era el caballero. Agilulfo aun con su inexistencia si era. Su desesperación por tener alguien que lo complemente era tanta que decidió dejar de ser, y aparentar algo más.

En el último capítulo se revela, de manera sorpresiva que el narrador, la indefensa sor Teodora, es en realidad Bradamante, y que al ser la misma persona, lo que podrías creer de una u otra choca y nos da una nueva idea de alguien más. Luego de eso, ella se va con Rambaldo, quien la fue a buscar hasta su convento.

Entonces, todo existe por ser nombra, sí, pero existe en un determinado plano, es como lo que existe porque puede tocarse, aún sin tener un nombre se es, pero no se es por tener nombre, si no por ocupar un espacio. El caballero era no por estar en una armadura, si no por su esencia, la armadura era la forma que lo guardaba.

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