Caballero Verde
Enviado por SEBA12345 • 18 de Junio de 2012 • 25.893 Palabras (104 Páginas) • 577 Visitas
PRÓL0G0
na manera de acercarse a la literatura del pasado es, lisa y llanamente, conocerla.
Para ello sólo se necesita curiosidad y una biblioteca nutrida y poco atenta a los
vaivenes de la moda.
Otra manera de cercar la fortaleza de lo pretérito y, al cabo, conquistarla es quizá menos
exquisita que la anterior, pero igualmente enriquecedora: se trata de acudir a los
mejores escritores contemporáneos y extraer conclusiones de sus lecturas.
La única conclusión posible que depara una historia o un poema es otra historia u otro
poema. Si el autor elegido se llama, por ejemplo, Jorge Luis Borges, los poemas o
historias suscitados serán, obligatoriamente, bellos, satisfactorios y divertidos. Resulta
aleccionador descubrir la epopeya de Gilgamés entre las páginas de un ensayo borgiano,
aunque el contacto posterior con la cosa-en-sí constituye -está claro el hecho
auténticamente importante.
He mencionado a Borges y la gesta de Gilgamés. En el caso de Sir Gawain y el Caballero
Verde hay que hablar, ineludiblemente, de J. R. R. Tolkien. Para muchos lectores de
habla inglesa reacios a perderse en la intrincada selva trazada por los eruditos, el poema
de Sir Gawain and the Green Knight existe porque a Tolkien, un estudioso oxoniense de
reconocida solvencia corno medievalista, se le ocurrió, además de combatir diariamente
con fascinantes manuscritos y tediosos colegas, inventarse una historia maravillosa,
probablemente la invención fantástica más coherente, hermosa y perfecta del siglo xx.
Me refiero a The Lord of the Rings. Pues bien, fue el propio Tolkien, en colaboración con
E. V. Gordon, quien publicó la edición canónica de Sir Gawain (Oxford, 1952), y ha sido
su hijo Christopher quien ha editado póstumamente (Londres, 1975) la espléndida
versión que del poema (junto con Pearl y Sir Orfeo) dejara impublicada su padre al morir
en 1973.
Estoy seguro de que estos datos ya predisponen a más de un lector en favor o en contra
del texto medieval que anuncia este prólogo. Con escritores como Tolkien o Borges no es
posible permanecer indiferentes. Y, guste o no a los especialistas, Sir Gawain and the
Green Knight está siendo leído, fundamentalmente, en todo el mundo por su relación con
el creador de los hobbits, no por sí mismo. Otra cosa es que sus méritos propios sean -
que lo son- relevantes. Pero los éxitos populares resultan siempre incomprensibles
cuando la calidad los justifica, y Tolkien -con Cervantes, Shakespeare, Homero- es uno
de esos casos raros.
Hasta 1377 sólo reinan Eduardos en Inglaterra. Ricardo II completaría el siglo XIV. Un
siglo que contempla la aparición de una nueva clase social con gran empuje y fuerza: la
burguesía. Un período en que la Muerte Negra devasta Europa. El siglo de Juan Ruiz en
España, de Froissart en Francia, de Petrarca y Boccaccio en Italia. El tiempo en que Juan
de Ruysbroeck exalta con pasión el amor en Cristo y la dulcedo Dei. La época en que
mueren meister Eckhart y Guillermo de Ockham. El mundo en que aparecen los
Flagelantes y menudean las revueltas sociales.
Comenzada ya la contienda que enfrentará a Francia e Inglaterra por espacio de un siglo,
los artesanos de París, con Étienne Marcel a la cabeza, se sublevan contra sus amos. Los
Jacques, campesinos de Normandía, Champaña y Picardía, recorren en partidas el norte
del país, asaltando e incendiando castillos, destruyendo los campos. En Flandes, Felipe
van Artevelde capitanea un grupo de desheredados contra la autoridad de su conde. Un
motín popular agita Florencia, dirigido por el cardador de lana Michele di Lando. En
Roma, un tribuno de origen humilde, Cola di Rienzo, se hace con el poder e instaura una
fugaz república. En Cataluña, los payeses se alzan contra los tristemente célebres mals
usos. En Inglaterra, John Ball y Wat Tyler protagonizan sendas rebeliones contra el orden
establecido (Ball, sacerdote y capitán de los insurrectos, decapitado el 30 de noviembre
de 1381, había dicho antes de morir: "Mis queridos hermanos, las cosas no marcharán
bien en Inglaterra hasta que todo sea común, hasta que no haya señor ni vasallo; hasta
que no haya ningún amo, ni los señores ni vosotros") y John Wyclif inicia la Reforma casi
doscientos años antes que Lutero.
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Librodot
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Sir Gawain y el caballero verde
Anónimo
Eduardo de Woodstock, llamado "el Príncipe Negro", acompaña a su padre Eduardo III de
Inglaterra -el mismo que fundó la orden de la jarretera y el bicameralismo inglésen la
jornada victoriosa de Crécy, donde el ejército francés de Felipe IV sería aniquilado. Más
tarde, con sus famosas Compañías Blancas, devolvería el trono de Castilla a Pedro I el
Cruel. Es el Príncipe Negro, y su alter ego y antagonista, Beltrán Du Guesclin, un
espléndido símbolo del siglo que les tocó vivir. Lujo, color, brutalidad, banquetes
fastuosos, torneos y batallas desmedidas, luchas sociales, guerras de familia, fiestas
galantes y cabalgadas implacables por tierras enemigas: todo en un plano al mismo
tiempo "enorme y delicado", como calificara Paul Verlaine al Medievo.
De los muchos manuscritos reunidos en el siglo XVII por Sir Roben Cotton, entre los que
se encontraban el códice de Beowulf y los dos textos del Brut de Layamon, hay un
modesto tomo en cuarto conocido como Nero A X. Comprado en Yorkshire, se salvó de un
incendio en 1731, antes de pasar a los fondos de la British Library, donde continúa
actualmente. El tal manuscrito está formado por cuatro poemas aliterativos escritos en
letra del último tercio del siglo XIV. Acompañando al texto hay doce ilustraciones de
factura muy elemental que se refieren a episodios de algunos de los poemas. Ninguno de
los textos lleva título, pero han sido llamados, siguiendo el orden en que están recogidos
en el códice: Pearl, Purity (o Cleanness), Patience y Sir Gawain and the Green Knight.
De Pearl también tenemos una versión moderna de Tolkien; es un poema acerca de un
sueño alegórico, con un trasfondo teológico evidente y de gran calidad estética. Purity y
Patience son paráfrasis bíblicas.
Parece indudable que Pearl, Purity y Patience son obras de una sola mano. Sir Gawain es
distinto. Hay quien duda en atribuirle el
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