El Canto 2
Enviado por DannielAndres • 16 de Febrero de 2014 • 8.841 Palabras (36 Páginas) • 200 Visitas
Resumen
"ETICA A NICOMACO"
LIBRO I
La ética de Aristóteles establece como punto de partida que el fin último de todo ser humano es la felicidad. Según Aristóteles, para llegar a la felicidad, se debe analizar la naturaleza humana. De esta manera se llega a la conclusión de que cada ser es feliz realizando la actividad que le es propia y natural. Es decir, el hombre es feliz siendo hombre y llevando a cabo actividades propias de los hombres.
La forma más perfecta, y a su vez irrealizable, de alcanzar la felicidad es la actividad contemplativa. Sin embargo, este tipo de felicidad es propia de los dioses. El ser humano, debido a sus necesidades, ha de conformarse con una felicidad limitada, consistente en la posesión de bienes corporales y exteriores y que sin las virtudes morales no se podría conseguir.
Dentro del ser humano, para Aristóteles, existen dos tipos de virtudes fundamentales. Las virtudes intelectuales, dedicadas a perfeccionar el conocimiento, y las virtudes morales que perfeccionan la forma de ser de cada persona. Entre las virtudes intelectuales se encuentra la prudencia, virtud de gran importancia para Aristóteles en la vida práctica.
Por otra parte, las virtudes morales son definidas por Aristóteles como hábitos que nos permiten elegir entre lo más correcto y conveniente dentro de un término medio racionalmente establecido. Por eso es importante la prudencia, ya que nos ayuda a estipular un término medio.
Además de la prudencia, Aristóteles otorga un lugar relevante a otras virtudes como son la justicia y la amistad
Para Aristóteles, la ética depende de la política, puesto que la conducta individual ha de supeditarse a las exigencias comunitarias. El mundo de la historia y de la cultura, y por ende también el de la ética y de la política, no se rige por principios necesarios como las demás ciencias, sino que sus principios generales se extraen de los juicios y de los actos de conducta observados en los ciudadanos de una comunidad y de su historia. Hay que atenerse a la realidad concreta. El grado de certeza que se puede exigir es el que nos permite la movilidad y variedad de las vicisitudes humanas. La ética de Aristóteles tiene un fin que se resume en la búsqueda de la felicidad. Para algunos, la felicidad consiste en los placeres; para otros, en las riquezas; pero el hombre sabio la busca en el ejercicio de la actividad que le es propia al hombre, es decir, en la vida intelectiva. Ello no excluye el goce moderado de los placeres sensibles y de los demás bienes, con tal de que no impida la contemplación de la verdad. Sobre esta base desarrolla Aristóteles el concepto de virtud. La virtud consiste en el justo medio. Pero no se refiere a un medio matemático. Lo que quiere dar a entender es que el actuar del hombre debe estar regido por la prudencia o regla recta. Hay dos modalidades de virtud: Las dianoéticas (que se refieren al ejercicio de la inteligencia) y las éticas (que se refieren a la sensibilidad y los afectos). Todas las virtudes son hábitos que se adquieren por medio de la repetición. La virtud por excelencia es la justicia, la cual consiste en el acatamiento de las leyes, y en el respeto a los demás ciudadanos.
También para la política los criterios deben fundarse en la tradición, la cultura y el sentido común. Para Aristóteles el hombre es un "animal político" por naturaleza. Sólo los animales y los dioses pueden vivir aislados. La fuerza natural hacia la reproducción y la conservación, inclina a los hombre a vivir unidos, primero en la familia, luego en la aldea (unión de varias familias) y por fin en la ciudad-estado (ni muy pocos, ni demasiados habitantes). El buen funcionamiento de una ciudad-estado no se asegura solamente por aunar voluntades hacia un mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y apropiadas, que respeten las diferencias, y donde a los ciudadanos se les eduque para la responsabilidad civil dentro de la libertad (Aristóteles, en su mentalidad clasista griega, no concibe el derecho de ciudadanía ni para las mujeres ni para los esclavos).
Aristóteles da a la política una claro contenido ético. Podemos concluir: la ciudad es una comunidad de hombres libres, que se orientan a la finalidad de vivir bien. Esta tarea constituye el bien individual y comunitario.
La auténtica misión y tarea del Estado es crear las condiciones para que se dé una vida buena y perfecta: tiene que satisfacer las necesidades primarias y materiales de los ciudadanos, y tiene que velar para que la ciudad alcance la Felicidad.
La ciudad es una entidad dinámica que tiende a conseguir un fin: la felicidad, que es su plena realización. Sólo en comunidad puede el hombre lograr su perfeccionamiento y su felicidad.
El Estado tiene como fin la felicidad de los ciudadanos. Los hombres se han asociado para vivir bien, esto es una vida conforma a la virtud, una vida regida por la razón.
Es el fin de nuestra actividad. Todo ser tiende a ser feliz. La felicidad arranca de uno mismo, no está en las cosas. Es una cualidad dirigida por la virtud, por lo que como toda acción dirigida por la virtud, tiene que ser agradable. Sentir la alegría de las buenas acciones es signo de bondad, de que estas en el camino cierto. Por tanto, obrar conforme a la virtud es el camino de la felicidad. Cuando estas tranquilo es que estas en el camino del bien. La felicidad es el fin de todo lo humano. La felicidad no es un modo de ser, pues de otra manera podría pertenecer al hombre que pasará la vida durmiendo o viviera como una planta, o al hombre que sufriera las mayores desgracias.
La felicidad se ha de colocar entre las cosas por sí mismas deseables y no por causa de otra cosa, la felicidad se basta a sí misma, y las actividades que se escogen por sí mismas son aquellas de las cuales no se busca nada fuera de la misma actividad. Tales parecen ser las acciones de acuerdo con la virtud.
La actividad más preferible para el hombre será la que está de acuerdo con su propio modo de ser, y para el hombre bueno será la actividad de acuerdo con la virtud.
La felicidad no está en la diversión, pues sería absurdo que el fin del hombre fuera la diversión y que el hombre se afanara y padeciera toda la vida por causa de la diversión. La vida feliz se considera que es la vida conforme a la virtud y esta vida tiene lugar
LA FELICIDAD:
Para Aristóteles la felicidad es el “bien supremo”, el fin al cual están destinado todas nuestras acciones, el objetivo de la vida de los seres humanos. El nombre de “bien supremo” ya nos índica que hay otros inferiores a el. En efecto Aristóteles jerarquiza los bienes, pero todos ellos, toda acción, están destinados al superior, son medios que nos llevan a el, por tanto, esta cadena de medios y fines
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