El Maestro ignorante. Una aventura Intelectual
Enviado por Rafi Rivada Kelly • 16 de Agosto de 2019 • Apuntes • 2.555 Palabras (11 Páginas) • 746 Visitas
CAPÍTULO I
Una aventura Intelectual
En 1818, Joseph Jacotot tuvo una aventura intelectual.
Él enseñaba retórica y se preparaba para el oficio de abogado, fue instructor, secretario del Ministro de Guerra, director suplente del colegio politécnico; enseñó análisis, ideología y lenguas antiguas, matemáticas, y derecho. En 1815 fue diputado.
El regreso de los Borbones lo obligó a exiliarse, y gracias a la liberalidad del rey de los Países Bajos, obtuvo un puesto de profesor.
Joseph ignoraba el holandés, sin embargo entre él y sus alumnos pudieron establecer un vínculo de cosa en común.
En Bruselas, para ese tiempo se había publicado una edición bilingüe de Telémaco.[1] Y allí la cosa común fue hallada, les pidió que aprendieran el texto en francés con la ayuda de la traducción. Con la mitad del primer libro les hizo saber que deberían repetir sin cesar lo aprendido y conformarse con leer el resto.
Aquella experiencia había superado sus expectativas, les pidió que escribieran en francés lo que pensaban de todo lo que habían leído. Descubrió que sus alumnos, librados así mismos habían salido del mal paso igual de bien que muchos franceses.
Hasta entonces él había creído que la tarea esencial del maestro era explicar, enseñar era transmitir conocimientos y formar espíritus. No podía comprender cómo sus alumnos habían podido solos a combinar palabras, construir oraciones en francés, si él no les había dado ningún tipo de explicación.
Joseph sabía más que nadie que es prácticamente imposible, que alguien pueda conocer verdaderamente si no ha comprendido, y para que comprenda es necesario que se le haya brindado una explicación.
Un alumno toma un libro, que está compuesto por un conjunto de razonamientos destinados a hacer que el alumno comprenda, éste en manos del profesor va a ser un conjunto de razonamientos para explicar el conjunto de razonamientos. De esta manera, la lógica de explicación conlleva el principio de regresión al infinito: la reduplicación de razones, no tiene razón para detenerse jamás.
El secreto del maestro es saber reconocer la distancia entre la materia enseñada, y el sujeto que se va a formar, también la distancia entre el aprender y el comprender.
El explicador da por abolida la distancia, supone que los razonamientos son más claros cuando provienen de la palabra del maestro.
Lo que el niño mejor aprende es lo que aprende sin el maestro explicador, por ejemplo la lengua materna.
Es importante invertir la lógica del sistema explicador. La explicación no es necesaria para remediar la incapacidad de comprender. Es el explicador quien necesita del incapaz y no al revés.
Existe un mito pedagógico que divide al mundo en dos, en dos inteligencias: una superior y una inferior.
La inferior conoce las cosas mediante las razones, procede de lo simple a lo complejo, de la parte al todo. Este tipo de inteligencia le permite al maestro transmitir conocimientos, principio de la explicación en adelante llamado de embrutecimiento.
La superior registra, retiene, interpreta y repite, es la inteligencia del niño pequeño y del pueblo.
Embrutecedor es eficaz en la medida que es sabio, iluminado y actúa de buena fe.
El hecho que confundía a Joseph era que esos estudiantes se habían enseñado a hablar y a escribir en francés sin la ayuda de explicaciones. Él no les había transmitido nada de su ciencia, ni explicado nada, sino que los había dejado solos en un bosque cuya salida él mismo ignoraba.
Aquel método era un método de voluntad, se podía aprender, cuando así se lo quería, sólo y sin maestro explicador mediante la tensión del deseo propio o la exigencia de una situación.
Los alumnos antes no sabían y ahora sí. Por lo tanto Joseph les había enseñado algo, aunque no les había trasmitido nada de su ciencia, no era la ciencia del maestro aquello que el alumno aprendía.
Para emancipar a un ignorante es necesario y basta con estar uno emancipado, es decir, ser consciente del verdadero poder de la mente humana.
El círculo de potencia es cuando el maestro cree que el alumno puede y lo obliga a actualizar su capacidad.
El círculo de impotencia une al alumno con el explicador del viejo método, está desde siempre, es el movimiento específico del mundo social que se disimula en la evidente diferencia entre la ignorancia y la ciencia.
El círculo social y el orden de las cosas prohíben reconocer el verdadero método por medio del cual cada uno de nosotros puede aprender. Es necesario arriesgarse a reconocer el método.
El problema que a él lo aquejaba era la emancipación, quien enseña sin emancipar, embrutece. Y quien emancipa no tiene que preocuparse por lo que el emancipado debe aprender. Aprenderá lo que él quiera, nada si así lo desea.
Se puede enseñar lo que se ignora, y un padre de familia, pobre e ignorante puede brindar educación a sus hijos, sin la ayuda de un maestro explicador. El medio para la enseñanza universal sería aprender cualquier cosa y relacionar todo con el resto de ella, según este principio todos los hombres tienen la misma inteligencia. La gente allí se conmovió, la polémica duró algunos años y pasó las fronteras.
CAPÍTULO II
La lección del ignorante
En la enseñanza universal, el discípulo se erige en el maestro. Comenzando por el principio: Telémaco, todo está en todo. Y la malicia popular agrega: y todo está en Telémaco. Porque Telémaco es un libro que sirve para todo.
Está traducido en varios idiomas, se aprende mitología y geografía, es un libro clásico, popular. Un círculo donde se puede comprender cada una de las cosas nuevas, encontrar nuevos medios para decir lo que se ve, lo que se piensa. Éste es el principio de la Enseñanza universal: es necesario aprender alguna cosa y relacionarla con el resto.
A decir verdad, el libro nunca está entero, la lección nunca termina, siempre habrá una ventaja entre el maestro y el alumno que cultiva la memoria. La memoria no es la inteligencia, repetir no es saber.
El libro es la fuga bloqueada, no se sabe que camino trazará el alumno, pero sí se sabe de dónde saldrá: del ejercicio de la Libertad. El alumno debe ver todo por sí mismo, comparar y siempre responder a la triple pregunta: ¿Qué ves? ¿Qué piensas? ¿Qué haces?.
El alumno aprende frases y más frases, palabras, ideas, combinarlas entre ellas y demás. No se dirá que uno adquirió la ciencia, que se conoce la verdad o que uno se ha convertido en genio. Pero sí se sabrá que uno puede, en el orden de lo intelectual, todo cuanto puede un hombre.
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