El Profeta
Enviado por cjmf_kazuya • 14 de Junio de 2012 • 696 Palabras (3 Páginas) • 628 Visitas
Juan Jacobo Yepes
David Aguirre
10a
Trabajo de excursión
El Profeta
Gibrán Jalil Gibrán
Gibrán Jalil Gibrán fue un gran sabio (a falta de una mejor palabra) Líbano. Gibrán es considerado uno de los hombres más grandes tanto en su país como en el mundo oriental.
El profeta es un libro que habla de un profeta que vive en la ciudad de Orfalís por 12 años y se va en un barco al lugar en donde nació. Probablemente hable de volver a lo que él llama el Árbol del cielo. Mediante la historia de este libro Gibrán va exponiendo definiciones de conceptos que abarcan desde el sustento y las dadivas (donaciones), hasta el amor y la libertad.
Uno podría definir resumidamente cada término del que habla Gibrán o describir su estilo y filosofía. Gibrán era muy positivo, uno podía ser bueno pero no malo, por ejemplo. Si uno sigue ciertas cosas puede ser bueno y llevar a ser de bien pero el no hacerlas no lo hará de mal si no solo no de bien. “(…) ¿Qué es el mal sino el bien torturado por su propia hambre y su propia sed?” (GIBRÁN 70) En el libro el profeta Gibrán plantea lo que yo llamaría una utopía positiva. El ve un mundo sin mal en el que el Sol y el Viento son las máximas autoridades y puesto que todas tenemos Sol y Viento somos gente de bien. Y el “maloso” es maloso por nosotros si nos roban la culpa no es solo del maloso nosotros la compartimos con él. Esto aunque se oye absurdo es cierto en algunos casos pues: “(…) el culpable es frecuentemente víctima del agredido.” (GIBRÁN 47) Esto se usa muy amenudeo por políticos en frases como: El pobre roba porque no tiene que comer, pues nosotros (los ricos) mantenemos lujos y tierra que no nos sirven pero queremos compartir. [Este pedazo se relaciona mucho con el libro de Albert Camus, Los Justos] Gibrán también habla de estos lujos como cosas a las que nos aferramos por miedo a necesitarlas en un futuro. Estos objetos son innecesarios y da ejemplos como que el come en el campo de los frutos de los cuando fue invitado a comer en una casa. Los objetos, además de que no son útiles para nosotros, donarlos no es de gran ayuda, la mejor donación que se puede hacer es la de uno mismo.
De esta manera Gibrán va abarcando conceptos a medida que los habitantes le preguntan y el va mostrando las cosas erróneas en su mecanismo. Gibrán habla sobre las leyes, por ejemplo, como reglas que imponen los “poderosos” para satisfacer su interés propio, para esto da ejemplos como un parapléjico prohibiría que hubieran bailarines. También dice que lo que más nos gusta de las leyes es hacerlas para romperlas, con esto, supongo, dice que al ser humano le gusta construir para destruir para pasar por encima de lo que construimos.
Gibrán establece un modelo de hombre que hable lo que le llegue a la cabeza, sin pensar demasiado que deje fluir sus ideas:
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