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En el siguiente texto escrito se incursionará en la dualidad de la naturaleza humana, y se analizan aspectos del hombre en la estructura de su personalidad, las repercusiones que estas tienen en su convivencia y el impacto sobre su hábitat.


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  2.301 Palabras (10 Páginas)  •  341 Visitas

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El Extraño Caso Del Dr. Jekyll y Mr. Hyde: La dualidad humana y el egoísmo en nuestros anhelos.

Por:

Juan Pablo Uribe Jaramillo

Dirigido a la asignatura de Taller del Lenguaje

Docente:

Sebastian Zander Londoño

Institución Universitaria De Envigado

2016

Introducción:

En el siguiente texto escrito se incursionará en la dualidad de la naturaleza humana, y se analizan aspectos del hombre en la estructura de su personalidad, las repercusiones que estas tienen en su convivencia y el impacto sobre su hábitat.

Se hace énfasis en la dualidad que rige nuestras vidas, dos vías que guían nuestro diario vivir, “El bien y el mal”,  además, se decodifica este término, “la felicidad”, y, cómo el hombre en la búsqueda de esta ha modificado el equilibrio tanto de su estructura interna, como de su entorno. Se contrastará la intencionalidad oculta de nuestros anhelos, para finalmente preguntarse, ¿En realidad es instintivo e inalterable? ¿podemos cambiar o controlar este ansia de destrucción y crecimiento desmedido?

Un aspecto muy importante que se ilustrara en el documento, es el modelo económico que, con sus pilares fundamentales “Competitividad y productividad”, abre una brecha de desigualdad y evidencia así, como el fin común se transforma en “Vencer” y “Tener”,  en vez de “triunfar”. También se hará énfasis en la fragilidad de estos pilares, y en cómo el hombre ha designado en ellos el objetivo de soportar los cimientos de su sociedad y motivar o guiar el rumbo de sus acciones.

Finalmente nos plantea el reto de evaluarnos, y con un pensamiento abierto, de una manera proactiva, podamos encontrar un sano equilibrio, del cual el universo y nosotros mismos seremos beneficiarios.

La dualidad Humana:

Grandes y extensos tomos se han escrito y transmitido de generacion en generacion con base en esta característica implícita en la voluntad humana. A lo largo de milenios, pensadores y filósofos han discutido y corroborado su naturaleza, pero la complejidad de un asunto tan sencillo se escapa a la imaginación de una especie joven como lo es la humana. Nuestros cuerpos y mentes aún deben lidiar con la confusión y con la contradicción de saberlo todo pero no saber nada, el ser humano ha descifrado todo el mundo a su alrededor, pero irónicamente, no sabe de dónde viene, o para donde va. Esta incertidumbre ha marcado una tendencia en la especie, haciéndonos seres egoístas y calculadores con respecto a las demás especies del planeta, todas y cada una de ellas cumple su destino inmodificable con gran placidez, menos el hombre, la inconformidad e irregularidad nos hace diferentes, nos hace resaltar del resto del universo que comparte una armonía intrastornable con su fin. El hombre no piensa más que en sí mismo, busca toda alternativa posible para su beneficio, y, si su éxito está condicionado al fracaso de otros, acaricia toda posibilidad en la que el mismo, no se vea afectado por el daño ocasionado a su par. Por tanto pues, hemos llegado a la afirmación de que el hombre es un animal egoísta y malvado, frío y calculador, que a pesar de vivir una vida “apacible”, lidia en campos de batalla tan complejos y sangrientos como la naturaleza misma.

Dejando de lado toda esta parafernalia filosófica que antecede nuestro tema principal, nos adentramos en el mundo actual. Con mundo actual se debe hacer cierta separación y categorización del carácter de “actual”. Se podría tomar pues como actual, la actividad humana en la historia terrestre, o, como nos interesa a nosotros, la actualidad de la cultura humana, tomando como lapso de tiempo el último siglo.

Con la especialización y tecnificación de cada aspecto en la cotidianidad humana, se ha agrandado incluso más la brecha entre nuestro hábitat y nuestra naturaleza como especie, creando así, más frustración y represión en nuestros deseos primarios o primitivos. Estos impulsos que anteriormente eran medianamente mal vistos, se han convertido en un tabú aún mayor con el desarrollo y crecimiento de nuestras sociedades modernas, y, debido a incontables variaciones en nuestro estilo de vida y manera de relacionarnos, se han estandarizado comportamientos dudosamente beneficiosos para la convivencia de nuestra especie con el resto del universo, con nuestro universo, la tierra.

Nuevos conceptos como competitividad o productividad invadieron el santo grial de los modelos económicos de nuestra era, creando así, una burbuja en la que el hombre no percibe la vileza de su condición. Un hombre con dinero, es un hombre que tiende a hacer el bien en compensación por sus malas obras, pero sigue siendo el mismo hombre que propugnò su ideal a costa del de otros, sin importar cuan moralmente incorrecto fuera el suyo. La dualidad en las decisiones humanas está presente incluso en la ausencia de estas, ya que, al elegir, obligatoriamente se está eligiendo no elegir nada más que lo que se eligió, por lo tanto, “no hacer nada”, está dotado de una carga de responsabilidad inmensa que se escapa a los ojos del ignorante borrego adormecido que es el hombre moderno, para el cual, su bienestar inmediato representa más que cualquier ideal trascendental que se le imponga. Por consiguiente, aquel que no hace nada no necesariamente está libre de efectuar una decisión, por lo que al no actuar y afirmar su no elección, es permisivo y mediocre, vil e hipócrita, porque niega la elección moral de quedarse quieto frente a algo que sucede frente a él, además de permitir que esta acción suceda.

Tenemos pues, que el hombre convive con una parte mala y una buena desde sus inicios, y que esta dualidad a parte de reflejarse en cada aspecto de sus creaciones, como la sociedad y su patrimonio cultural, se ve reflejada en la evolución intelectual que experimentamos desde hace un par de siglos. Se necesitan dos personas para crear una vida, dos son las manos, los pies, los ojos y las orejas, dos hemisferios tiene nuestro cerebro y dos son los senos que nos amamantan al nacer, tal es la importancia de este número, el “DOS”, que podemos afirmar que el hombre crea tecnologías y se ve impulsado a innovar con dos propósitos, defender y atacar. Si analizaramos muy detalladamente el aspecto práctico de cada una de las decisiones que hemos tomado, podremos identificar en ellas estos dos motores actitudinales muy fácilmente. Escudo y espada, abono e insecticida, veneno y antídoto, todos y cada uno de ellos porta la intencionalidad doble de nuestra naturaleza, o, ¿acaso la vacuna que se suministra para salvar una vida humana, no está pensada para atacar otros microorganismos en el cuerpo?, ¿o la red que se usa para salvar vidas humanas en las líneas costeras, para atacar a los animales que puedan ser peligrosos para el hombre?

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