Ensayo Cultura Del Consumismo

Auge y caída de la cultura consumista

Al paso del tiempo, hablar de cultura del consumismo es como reflexionar en lo que hacemos, en lo que tenemos y en lo que no necesitamos pero obtenemos, creemos que son las necesidades de amplios sectores y categorías sociales. En primer lugar porque estas no son la temática central del trabajo; en segundo, porque en el marco reflexivo dejamos de lado los casos limite y la desigualdad social, y en tercero porque los autores no aceptan un definición peyorativa del consumo, pues comparten muchas ideas, pero también tienen desacuerdos. Al ocuparse de este, y en consecuencia de la relación entre la necesidad y satisfactores, pretenden esbozar un cuadro de la relación entre estos, su relación y la identidad en las sociedades modernas, pues de acuerdo a que no sabemos diferenciar lo que es necesidad, nos satisfacemos de una forma indebida dándole paso al consumismo.

“La actividad humana esta ejerciendo tanta presion sobre las funciones naturales de la Tierra que la capacidad de los ecosistemas del planeta para sustentar a las generaciones futuras ya no puede garantizarse” (Assadourian, 2010, pág. 46)

En términos clásicos, el fin de mi ensayo lo defino a partir de la pregunta ¿cuál es la función social del consumo y porque se consume? En realidad los autores se ocupan de la relación subjetiva con el consumo y con el vínculo necesidad-satisfactores. Están convencidos que desde la perspectiva de la identidad y el marco de la modernidad la correlación directa entre necesidades y satisfactores es limitada. Siento una atracción a lo que nos quieren dar a entender pues los autores sostienen que existen por lo menos tres posiciones, más o menos clásicas, que han tenido gran influencia en la forma de concebir el consumo como canales comunicativos, esos que llaman nuestra atención con tan solo 20 segundos que se encuentren transmitiendo, nos atraen hacia más consumos. Aquí, las cosas y los objetos son el instrumento esencial por el cual los individuos dan sentido y orden al mundo circundante. Los objetos son un canal comunicativo que posibilita el intercambio de información entre miembros de una sociedad. El consumo se considera un proceso mediante el cual el individuo redefine constantemente una jerarquía de valores.

“Procesos sociales que hacen que lo artificial (construido por el ser humano) parezca natural”. (Assadourian, 2010, pág. 51)

La lógica que subyace en la adquisición y el consumo es la de una manipulación de los signos y no exclusivamente la de la satisfacción de una necesidad particular. De acuerdo los autores, esta posición permite articular mejor la relación entre la identidad y consumo, pero no la soluciona del todo porque privilegia la idea del consumo como mera reiteración de las relaciones sociales.

Ya que los autores se enfocan al consumismo, ellos desde su punto de vista plantean que las sociedades modernas pueden distinguirse de las tradicionales debido a que no cuentan con un universo simbólico único y coherente, capaz de abarcar y dar significado a la totalidad y al espacio social. En estas sociedades, uno de los rasgos distintivos es el debilitamiento de la centralidad simbólica; esta tiende a una fragmentación y se expresa hoy en forma dividida. Esto abre un enorme campo para repensar los términos clásicos en que se concibe la identidad. En la sociedad actual la identidad, para ser ejercida, necesita comunicarse, hacer visible su identificación y su diferencia, y es en este marco donde se vincula centralmente al consumo, particularmente si por ellos no entendemos no solo el consumo de bienes materiales, sino también de bienes culturales, ideológicos o políticos, todos estos

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