Ensayo De Aristoteles
Enviado por jramirez2403 • 4 de Marzo de 2012 • 2.431 Palabras (10 Páginas) • 1.001 Visitas
El Ejército Romano
La organización originaria de las legiones romanas
Roma fue esencialmente una nación guerrera. El desenvolvimiento de su historia — en particular haber conquistado prácticamente todo el mundo civilizado conocido en su época, y así conformado el Imperio Romano — constituyó una consecuencia principalmente basada en su fuerza militar, que terminó imponiéndose sobre todos sus rivales.
Esa capacidad militar desplegada desde los primeros tiempos de la República de los reges hasta el momento de apogeo del Imperio, se sustentó por una parte en la organización de sus ejércitos, en la superioridad de medios y equipamiento con que contaron; pero también en la eficacia estratégica y táctica con que fueron empleados, más de una vez habiendo tenido que adaptarse muy rápidamente a nuevas formas de combatir, como ocurriera especialmente cuando Roma debió convertirse en una potencia naval.
La estructura de los ejércitos romanos tuvo su origen en la época primitiva de la Roma de los reges. Concebida como una mera agregación de unidades que tenían todas ellas igual conformación e igual actividad durante el combate, era una estructura muy similar a la conformación de las falanges de los ejércitos de la antigua Grecia, que los etruscos le copiaron a las colonias de la Magna Grecia, y los romanos tomaron de ellos.
La unidad militar básica era la legión. Era un agrupamiento de infantería, compuesto de seis filas de 500 soldados armados con casco, coraza, escudo, lanza y espada, que además protegían sus pantorrillas con perneras. Se trataba de un equipamiento muy pesado, pues si bien originariamente las protecciones habían sido de cuero, luego de realizaron en bronce.
Su avance en combate se efectuaba presentando alineados los escudos a modo de un muro móvil del cual sobresalían las lanzas. La legión iba acompañada de dos pequeños grupos de jinetes y arqueros, cada uno de los cuales la flanqueaba por uno de sus extremos.
A medida que Roma fue creciendo y aumentaron sus compromisos militares, el crecimiento del ejército se limitó a aumentar el número de unidades, uniendo unas legiones con otras.
Fue la derrota ante los galos, y la consiguiente ocupación de la ciudad de Roma, lo que impulsó a realizar una reforma de la estructura de las unidades de combate; según lineamientos que se atribuyen al dictador Camilo, que había dirigido los ejércitos romanos en la conquista de Veyes.
Las reformas en la estructura militar
La primera de las medidas adoptadas para fortalecer el ejército, consistió en aumentar sus fuentes de reclutamiento.
Conforme a su organización política inicial, la República de los reges reclutaba su ejército entre los patricios; pero la necesidad de aumentar el número de soldados llevó a admitir la incorporación de plebeyos, sin consideración a su fortuna, de edades comprendidas entre los 17 y los 46 años.
La segunda medida se dirigió a aumentar la movilidad de las unidades de combate, para lo cual se procuró alivianar el peso del equipo de los legionarios. La coraza maciza y rígida de bronce, fue sustituida por una conformada por pequeñas láminas de metal, a la que se designaba con el nombre de loriga.
A fines del siglo IV a.C., el soldado romano estaba provisto de un casco extendido para cubrir la nuca y los costados de la cara, un escudo curvado sostenido con el brazo izquierdo de aproximadamente 1 m. de alto, una lanza llamada pilo con forma de jabalina, de algo más de 1m50 de largo, que era arrojada previamente a trabar el combate cuerpo a cuerpo; y para éste, una espada o gladio (de donde proviene el término gladiator o gladiador), que normalmente portaba colgando de su cintura.
La mayor movilidad y adaptabilidad de las legiones a las necesidades del combate, se obtuvo principalmente por su subdivisión en unidades menores, los manipula o manípulos, y su organización para el combate en una configuración distinta de la tradicional.
Cada legión comprendió 30 manípulos, dispuestos en tres filas paralelas de diez manípulos cada una; de modo tal que los de la primera fila se formaban en forma cuadrada, integrados por los soldados más jóvenes y novatos, que constituían la categoría denominada astati; en tanto que las dos últimas se extendían a los lados en forma rectangular, y se componían de los soldados más veteranos, de las categorías de los princeps y los triari.
Cada unidad de manipulos se colocaba en el campo de batalla dejando un pequeño espacio entre ellos; pero esos espacios quedaban cubiertos por los manípulos de las filas posteriores, que de ser necesario podían avanzar por esos espacios para detener a los enemigos que pudieran estar desbordando la primera línea de defensa de la legión.
La nueva organización manipular otorgó a la legión romana una movilidad muy superior, que tanto le permitía agruparse en una unidad compacta en la misma forma de la legión antigua, como desplegarse sobre el terreno aunque manteniéndose igualmente como una unidad de combate; lo cual, evidentemente, aumentó su capacidad de maniobra en todo tipo de terrenos, no solamente en las planicies.
A la reforma de las unidades de infantería, se agregó un aumento de la importancia de las unidades de caballería, a quienes los romanos designaban como velites(veloces).
Dentro de la nueva estructura manipular, la caballería no solamente podía actuar en la forma tradicional cubriendo las alas de la legión, sino insertarse en ella a través de los corredores que formaban las filas de manípulos, hacia los puntos en que podían intervenir más eficazmente en el combate.
A ello agregó la incorporación de diversos tipos de máquinas de guerra, especialmente aplicables a las situaciones de ataque a fortificaciones; en buena medida originarias de los griegos del sur de Italia, y algunas de origen aún más remoto.
Las torres rodantes tenían origen asirio, y permitían aproximarse a las murallas llevando a los soldados en su parte superior, para combatir a los defensores de las fortificaciones.
Las funciones equivalentes a la artillería, eran cumplidas mediante las ballestas y las catapultas. Las primeras eran versiones pesadas del arco, constituídas por un elemento elástico fuertemente tensado, que al ser liberado impulsaba grandes dardos, frecuentemente con sus puntas encendidas para incendiar el interior de los fortines; colocado todo el artefacto sobre una plataforma sobre ruedas.
Las catapultas funcionaban también en base a un gran brazo elástico fuertemente tensado por una soga enrollada en una polea y dotado de un mecanismo de liberación, que afirmado en su base giraba hacia arriba despidiendo piedras desde una especie de cazoleta o cuchara colocada en el otro
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