Ensayo Literatura
Enviado por 4582156 • 22 de Diciembre de 2013 • 4.768 Palabras (20 Páginas) • 449 Visitas
Zabala: vida, premios, cátedra, libros:
Manuel Zabala nace en Riobamba. En esa, como él la llama: "Tierra del indio duro como roca en tormento;/ tierra para vivirla como se vive un cuento.../ Sultana de los Andes y Capital de Quito..." (Epinicio: Oda a Riobamba). Hijo de Don Manuel María Zabala y Doña Sabina Ruíz Darquea. Es el penúltimo hijo de seis hermanos, de los cuales todos son mujeres. Era el año de 1928: "Yo vine al siglo veinte sin fraque ni librea,/ con el mayor disgusto, sin la menor idea,/ a pujos, manotazos, empellones brutales,/ con fichas y con números; con pelos y señales.// Sin más ni más me ataron de tal manera al piso/ que ya me fue imposible volver al paraíso...", La vena poética de Manuel comienza a ver el mundo diferente, austero, silencioso, y rico en todo tipo de metaforización, dice, por ejemplo, para ilustrar lo dicho: "A los seiscientos días de andar entre la gente/ se me ocurrió mirarla de un modo diferente...".
El poeta inicia sus primeros estudios con los Hermanos Cristianos en su ciudad natal, hasta cuarto grado de escuela que, con su familia, vienen a radicarse en Quito, en donde se incorpora a la escuela del "Cebollar", también de los Hermanos Cristianos, los mismos que, viendo la vocación del poeta ante la vida religiosa, deciden llevarlo a Cuenca, a terminar su instrucción primaria y Secundaria, guiando su camino de adolescente, para que llegue a ser un Hermano Cristiano de la comunidad, en el Seminario Menor de la "Sultana de los Andes". Dice en su poesía autobiográfica: "...Yo amarré mi cometa junto al Cristo de roca/ porque se hizo gorrión y estaba medio loca;/ porque al volar en medio de la tarde cereza,/ se relamía el alma como santa Teresa.
La escuela y el colegio es un tiempo primordial para un poeta, y para Zabala es, aún más, casi definitivo: "...Luego vino la escuela, siniestra, siempre en vela./ (Yo quisiera callarme para siempre la escuela,/ las notas reprobadas, el zarpaso del gato/ y esas ganas terribles de comer cada rato)...".
Regresa a Quito, dejando la vocación de Hermano Cristiano, y se gradúa de bachiller en el Colegio "Montufar" en 1948. Comienza su carrera Universitaria en Quito, donde estudia Castellano y Literatura en la Universidad Central del Ecuador, hasta licenciarse.
Desde allí hasta siempre, Manuel, el maestro, el profesor, ha dejado gratísimos recuerdos en todos los casi diez mil alumnos que han cruzado por las aulas donde él enseñó el lenguaje de los poetas.
Su inicio como catedrático se dio en el Colegio "San Pedro Pascual", mientras hacía su práctica docente en el colegio "Manuel María Sánchez. Ha impartido su conocimiento en colegios como el "Theodoro W. Andersón, el "Benalcázar, así como en la Facultad de Filosofía, Escuela de Castellano y literatura de la Universidad Central, por treinta y dos años. Actualmente sigue impartiendo cátedra en el colegio "Liceo Policial".
Publica su primer libro "La risa encadenada" en 1962, que sale como una separata de la revista del Colegio "Benalcázar". En éste se publican trabajos ya maduros, conocidos por todos los intelectuales y poetas de la época. Más tarde se publica "Teoría de lo simple" en 1970, por la Casa de la Cultura Matriz; y por último la Casa de la Cultura lo publica en la Colección Básica de autores Ecuatorianos, No. 78, el libro antológico "Rumbo al otoño" (1986), que contiene el libro inédito "Variaciones del Estío".
Ha sido un poeta que ha obtenido algunos premios. Sus poemas "Biografía Humilde", "Dibujo de la mañana" y "Teoría inédita del espejo" han sido trabajos premiados en los concursos de la Universidad Central, cuando él fue estudiante de la misma. Sus premios mayores los ha obtenido en Guayaquil. El muy conocido premio de Diario "El Universo", "Ismaél Pérez Pazmiño", lo ha tenido en su terna ganadora en algunas ocasiones. En 1961 gana el segundo lugar con el poema "Laberinto", texto éste que se lo considera de una vanguardia, una frescura, una ironía y una calidad insuperable. Otro segundo premio, en el mismo concurso, se lo concede en 1964, con los "Sonetos de redondel", un conjunto de doce piezas, donde se plantea en forma consonántica todo el trajín de la "torería". En 1966 el mismo premio le concede una mención especial a su poema "Inmersión"; hasta que en 1992 gana el Primer Premio Nacional con el poema "Los cuadernos del salmista", un conjunto de octavas reales sobre el tema religioso.
Su obra es corta, pequeña, casi mínima. Un poeta que ha trabajado el poema como un libro, como un trajín real. Hay que admirar su empeño y dedicación en la poesía formal, el ritmo y la intención poética nueva, refrescante, única.
Manuel Zabala ha sido incluido en varias antologías nacionales e internacionales. Una de ellas es la compilada y realizada por Jorge Enrique Adoum: "La poesía del siglo XX", donde junto con 58 poetas de la Patria, plantean el discurso poético del Ecuador. Está en los índices de los hermanos Barriga, la Poesía Ecuatoriana de Hernán Rodríguez Castelo, las obras antológicas de Rodrigo Pesántez Rodas, entre otras muchas, que reflejan su calidad.
Su pequeña obra completa
Manuel Zabala es el único poeta de este país que ha concebido a sus poemas como antológicos. Escritos con esa maestría digna de los mejores sonetistas de la España de Oro (Góngora y Quevedo); con esa tristeza endurecida del París frío de Vallejo; con ese ímpetu localista, irónico, universal (Lope de Vega); con la ternura formal de un poeta que sufre (Hernández); con la universalización de su discurso a través de la obtención poética de una voz colectiva (Octavio Paz). Es decir es el poeta que hace que cada texto poético suyo, funcione como un libro, como una novela, como un cuento.
Todos sus poemas son individualizaciones poéticas. Y no solo lingüísticas, sino temáticas. Es decir, Manuel Zabala, no se repite nunca en el tema general. Razón por lo cual sigue siendo uno de los más extraños casos de la poética nacional.
Su obra completa contiene ochenta y un poemas, de los cuales 48 son sonetos. Todos han pasado por la esgrima del poeta. Esa autocrítica envidiable del poeta que lima la palabra, hasta alcanzar el hallazgo y, como el poeta llama a la sensibilización del lector, logra con sus poemas. El lo hace diariamente, con esfuerzo, con gran calidad. Son casi 70 años de vida del poeta y solo 81 poemas, dicen mucho.
Cada poema de Zabala tiene un ritmo interno y externo (cuida las pausas, las sesuras, la consonancia y asonancia lingüística,
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