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Ensayo sobre la conciencia del Mal


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2012  •  Ensayo  •  22.876 Palabras (92 Páginas)  •  740 Visitas

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La Ética

Ensayo sobre la conciencia del Mal

Alain Badiou

INTRODUCCIÓN

Ciertas palabras sabias, mucho tiempo confinadas en los dicciona¬rios y la prosa académica, tienen la suerte, o la mala suerte -como una solterona resignada que se transforma, sin comprender por qué, en estrella de una fiesta- de salir de repente al aire libre de los tiempos, de ser plebis y publi-citada, impresa, televisada, mencionada hasta en los discursos gubernamentales. La palabra ética, que huele tanto a griego, o a curso de filosofia, que evoca a Aristóteles (la Etica a Nicómaco, ¡un best-seller famoso!) está hoy bajo las luces de la escena.

Etica concierne, en griego, la búsqueda de una buena "manera de ser" o la sabiduría de la acción. A este título, la ética es una parte de la filosofía, la que dispone la existencia práctica según la representación del Bien. .

Sin duda son los estoicos los que con más constancia han hecho de la ética,.no solamente una parte, sino el corazón mismo de la sabiduría filosófica. Sabio es aquel que, sabiendo discernir las cosas que depen¬den de él de aquellas que no dependen, organiza su voluntad alrededor de las primeras y resiste impasiblemente a las segundas. Se cuenta, por otra parte, que los estoicos tenían la costumbre de comparar la filosofía a un huevo, cuya cáscara era la Lógica, la clara la Física y la yema la Etica.

En los modernos, para quienes la cuestión del sujeto es, desde Descartes, central, ética es casi sinónimo de moralidad, o -diría Kant¬ de razón práctica (diferenciada de la razón pura, o razón teórica). Se trata de las relacione"!; de la acción subjetiva, y de sus intenciones representables, con una Ley universal. La ética es un principio para el juzgamiento de las prácticas de un Sujeto, sea este sujeto individual o colectivo. .

Se observará que Hegel introduce una fina distinción entre "éti¬ca" (Sttlichkeit) y "moralidad" (moralitat). El reserva el principio ético para fa acción inmediata, mientras que a la moralidad le concier¬ne la acción reflexiva. Dirá, por ejemplo, que "el orden ético consiste esencialmente en la decisión inmediata" .1

El actual "retorno a la ética", toma la palabra en un sentido evi¬dentemente esfumado, pero ciertamente más próximo a Kant (ética del juicio) que a Hegel (ética de la decisión).

En verdad, ética designa hoy un principio en relación con' 'lo que pasa", una vaga regulación de nuestro comentario sobre las situacio¬nes históricas (ética de los derechos del hombre), las situaciones técni¬co-científicas (ética de 10 viviente, bio-ética), las situaciones sociales (ética del ser-en-conjunto), las situaciones referidas a los medios (ética de la comunicación), etc.

1. Hegel, Phénoménologie de 1 'Esprit, Aubier, Tomo 2, p.32. Toda esta sección de In Fenol11enologla del Esplritu es dificil, pero ampliamente sugestiva.

Esta norma de los comentarios y de las opiniones es adosada a las instituciones, y dispone así de su propia autoridad: hay" comisiones nacionales de ética" nombradas por el Estado. Todas las profesiones se interrogan sobre su "ética". Asimismo se montan expediciones militares en nombre de la "ética de los derechos del hombre".

Respecto a la inflación socializada de la referencia ética, lo que pone en juego el presente ensayo es doble:

-En un primer tiempo, se tratará de examinar la naturaleza exacta de este fenómeno, que es, en la opinión y en las instituciones, la prin¬cipal tendencia "filosófica" del momento. Se intentará demostrar que en realidad se trata de un verdadero nihilismo y una amenazante dene¬gación de todo pensamiento.

-En un segundo tiempo, se disputará a esta tendencia la palabra ética, dándole totalmente otro sentido. En lugar de ligarla a categorías abstractas (el Hombre, el Derecho, el Otro...) se la relacionará con situaciones. En lugar de hacer de ella una dimensión de la piedad por las víctimas, se las propondrá como la máxima durable de procesos singulares. En lugar de poner allí en juego solamente la buena con¬ciencia conservadora, quedará ligada al destino de las verdades.

1¿EXISTE EL HOMBRE?

, La "ética", en la acepción corriente de la palabra, concierne de manera privilegiada los" derechos del hombre" -o, subsidiariamente, los derechos del viviente.

Se supone que existe un sujeto humano por todos reconocible y que posee" derechos" de alguna manera naturales: derecho de super¬vivencia, de no ser maltratado, de disponer de libertades "fundamen¬tales" (de opinión, de expresión, de designación democrática de los gobiernos, etc.). Estos derechos se los supone evidentes y son el objeto de un amplio consenso. La "ética" consiste en preocuparse por estos derechos, en hacerlos respetar.

Este retorno a la vieja teoría de los derechos naturales del hombre, está evidentemente ligado al desfondamiento del marxismo revolucio¬nario y de todas las figuras del compromiso progresista que de él dependían. Desprovistos de todas las referencias colectivas, desposeí¬dos de la idea de un "sentido de la Historia", no pudiendo esperar más una revolución social, numerosos intelectuales, y con ellos amplios'

sectores de opinión, han adherido en política a la economía de tipo capitalista y a la democracia parlamentaria. En ., filosofia" , han redes¬cubierto las virtudes de la ideología constante de sus adversarios de la víspera: el individualismo humanitario y la defensa liberal de los dere¬chos contra todas las coacciones del compromiso organizado. Antes que buscar los términos de una nueva política de emancipación colec¬tiva, adoptaron, en suma, las máximas del orden "occidental" esta¬blecido.

Al hacerlo, diseñaron un violento movimiento reactivo, respecto de todo lo que los años sesenta habían pensado y propuesto.

1. ¿La muerte del Hombre?

En aquella época Michel Foucault había escandalizado anuncian¬do que el Hombre, concebido como sujeto, era un concepto histórico y construido, perteneciente a un cierto régimen de discursos, y no una evidencia intemporal capaz de fundar derechos o una ética universal. El anunciaba el fin de la pertinencia;. de este concepto, por el hecho mismo de que e] único tipo de discurso que le daba sentido estaba históricamente perimido.

De igual manera Althusser anunciaba que la historia no era, como pensaba HegeI, el devenir absoluto de] Espíritu, el advenimiento de un sujeto-sustancia, sino un proceso racional reglado,

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