Ensayos Cuerpos Dociles
Enviado por chemoo • 27 de Noviembre de 2012 • 1.898 Palabras (8 Páginas) • 755 Visitas
VIGILAR Y CASTIGAR: EL NACIMIENTO DE LA PRISION
MICHEL FOUCAULT
RESUMEN
Vigilar y castigar habla sobre la evolución de los métodos de castigo y vigilancia desde la sociedad medieval a la contemporánea: los suplicios, la humillación pública, la prisión, la escuela entre muchas expresiones de poder que se han utilizado para controlar de una forma u otra el comportamiento de una sociedad. Desde esta perspectiva Michel Foucault nos dirige poco a poco a un camino que nos demuestra los procesos que ha tenido la sociedad para castigar y vigilar empezando desde lo material, lo físico (torturas, suplicio, castigos) hasta llegar a algo intangible (psicológico, alma).
Palabras clave: castigo, disciplina, suplicio, relaciones de poder y prisión.
ABSTRACT
Watch and punish talk over the evolution of the punishment methods and monitoring from the medieval society to the contemporary: the torments, the public humiliation, the jail, the school between many expressions of power that have been used to control of a form or another one the behavior of a society. From this perspective Michel Foucault directs to us little by little to a way that demonstrates the processes to us that the society has had to punish and to watch beginning from the material, the physicist (tortures, torments, punishments) until arriving at something intangible (psychological, soul).
Key words: punish, discipline, torments, power relations and jail.
SUPLICIO
(...) El suplicio forma, además, parte de un ritual. Es un elemento en la liturgia punitiva, y que responde a dos exigencias. Con relación a la víctima, debe ser señalado: está destinado, ya sea por la cicatriz que deja en el cuerpo, ya por la resonancia que lo acompaña, a volver infame a aquel que es su víctima; el propio suplicio, si bien tiene por función la de "purgar" el delito, no reconcilia; traza en torno o, mejor dicho, sobre el cuerpo mismo del condenado unos signos que no deben borrarse; la memoria de los hombres, en todo caso, conservará el recuerdo de la exposición, de la picota, de la tortura y del sufrimiento debidamente comprobados. Y por parte de la justicia que lo impone, el suplicio debe ser resonante, y debe ser comprobado por todos, en cierto modo como su triunfo. El mismo exceso de las violencias infligidas es uno de los elementos de su gloria: el hecho de que el culpable gima y grite bajo los golpes, no es un accidente vergonzoso, es el ceremonial mismo de la justicia manifestándose en su fuerza (pág. 33).
I. EL CUERPO DE LOS CONDENADOS
Las torturas han sido un método de castigo a lo largo de la historia, siendo paralelo con el progreso de las diferentes civilizaciones. Obviamente, siempre se ha necesitado corregir las conductas no permitidas y es por ello que aplicar los suplicios al cuerpo fue muy efectivo, aunque muy discutible puesto que si en realidad se pretendía sanear actitudes no se debería poner en riesgo la vida. Verbigracia, como bien se sabe, en la edad media la autoridad religiosa era la misma que estaba facultada para castigar en el régimen punitivo. Fuera de las malas acciones, los pecados también eran severamente juzgados. Así, las mujeres que se dedicaban a la prostitución o que cometían adulterio eran sometidas a correctivos horribles; les introducían en su órgano reproductor una herramienta en forma de pera, estando allí activaban su mecanismo haciendo que se expandiera, provocando una hemorragia a consecuencia de la destrucción de su útero.
De igual manera, la tecnología de aquellos años se encaminaba a hacer de los castigos algo más apabullantes y dolorosos, mecanizando el tormento y el terror. Se crearon maquinas como la doncella de hierro que en resumidas cuentas era un sarcófago con afiladas púas en su interior. También se ideo el potro, una mesa larga con ejes para halar los brazos y piernas de los hombres, ejerciendo fuerza en sentido contrario para lograr dislocar las articulaciones principales de las extremidades.
Otro ejemplo destacable de dichas torturas, surgió en 1757 con el caso de Damiens que fue condenado por regicidio y parricidio. En pocas palabras, de le descuartizo, desmembrando musculo por musculo y tendón por tendón, lo cual le causo la muerte y posteriormente, sus restos fueron incinerados. A raíz de estos hechos, se hace una reforma a los métodos de castigo, desapareciendo los suplicios. Todo ello concedido por un pensamiento de humanización de las penas.
En otras palabras, el castigo dejo de ser un espectáculo punitivo que buscaba intimidar seriamente a la población, atrás de quedo su perspectiva casi teatral y dio paso a que lo penitenciario se hiciera mas oculto y mas humano. A razón de esto, las prácticas punitivas se hacen púdicas, dejando a un lado el castigo al cuerpo y procediendo a la restricción de voluntades y derechos. En algunos casos, quitar la existencia sin producir dolor. Entonces, se crea la guillotina.
Ahora bien, junto con la forma de castigar, también se ha modificado profundamente el objeto a castigar. Para tal efecto, se ha implementado todo una serie de estudios para dar luz a lo concerniente con la veracidad de la pena. En tal punto, el juez esta facultado para sancionar infracciones utilizando todo un conjunto de juicios apreciativos, diagnósticos, pronósticos, normativos, referentes al individuo delincuente (pág. 21). Por ende, por primera vez en la historia la demencia fue un factor implícito en la ejecución del hecho imputable. Anteriormente esta condición mental era una causal de exclusión de la pena, sin embargo, pasó a considerar más como un correctivo en vez de un suplicio.
Luego,
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