¿Es La Abstracción De Conceptos Generales Una Forma Eficaz De Expresar La Multiplicidad De La Naturaleza?

La obra de arte “El jardín de las delicias” de El Bosco, plantea un problema de carácter filosófico que se refleja en el día a día del hombre. La problemática que el cuadro refleja, gira entorno al por qué seres de la misma naturaleza pero con características completamente diferentes pueden catalogarse bajo un mismo concepto. Es decir, por qué una sola idea como la de persona, acoge a individuos con características específicas y dignas de ser comparadas. En la imagen de El Bosco, todas las personas pintadas son individuales y cada una conserva características propias y específicas. Sin embargo, el observador de la imagen las cataloga a todas como personas, como seres humanos. Además, los compara con los pájaros entre sí, aunque todas cumplan con las características que supone la idea o concepto de ser humanos o persona. Así es como el artista evidencia que puede discutirse, en qué medida el generalizar la naturaleza estableciendo conceptos básicos de la realidad, es una forma efectiva de organizar la variedad y lo múltiple en el mundo.

Platón (428 A.C. – 351 A.C.), planteó que el alma es el medio mediante el cual el hombre se desplaza hacia el mundo de las ideas y obtiene la verdad sobre aquello que percibe con sus sentidos en el mundo material. Para él los conceptos abarcan a cabalidad toda la realidad que conoce. La configuración de la variedad y la multiplicidad de la naturaleza bajo una sola idea, es lo que construye la identidad del ser. Según esta teoría platónica, todos los seres humanos dibujados por El Bosco deben catalogarse como tal, sin importar las características específicas de cada uno. El objetivo de todo hombre que quiera obtener la verdad sobre el mundo, debe ser establecer un orden sobre aquello que ve bajo un concepto que lo agrupe con todo lo que es similar a él. Unir a todas las personas configurándolas bajo la misma idea, es según Platón las única forma de configurar la multiplicidad de la naturaleza.

EL argumento de Platón que más conviene analizar para sustentar lo anteriormente dicho es el de la afinidad del alma con el mundo de las ideas. Este argumento dice que el alma tiene la facultad de razonar. Aquello que no puede conocerse por medio de los sentidos es razonado a través del alma, mientras que las cosas que son visibles se conocen utilizando los sentidos. Las ideas acogen un grado de realidad sobre el mundo material y para llegar a dicha verdad se debe realizar un análisis sobre lo que se ha conocido para derivar el concepto al cual pertenece dicho conocimiento: “…al hacerse cargo la filosofía de su alma, que está en esa condición, la exhorta suavemente e intenta liberarla, mostrándole que el examen a través de los ojos está lleno de engaño.”(PLATÓN: 84)

Sin embargo partiendo de la pintura de El Bosco podrían cuestionarse algunos de los planteamientos de Platón. En la imagen se observan una especie de seres mitológicos que asemejan la figura de los seres humanos. A pesar de tener figuras semejantes son dos ideas que están basadas en conceptos completamente diferentes. Sin embargo Platón podría tener una explicación para esto. Él diría que los sentidos no son una fuente confiable de conocimiento. Puede que aparentemente los seres mitológicos y los seres humanos tengan la misma forma y formen parte de un mismo concepto, pero esto simplemente significa que el sentido de la vista está engañando al observador. Ya que este conocimiento no viene del alma, no es verdadero. No es real porque no está basado en un concepto general. Si el observador efectivamente examinara con detenimiento ambas formas y realizara un viaje a través de su alma al mundo de las ideas encontraría que cada una hace parte de un concepto diferente.

Esta conclusión a la que llegaría cualquier observador que realizara un razonamiento con detenimiento puede explicarse mediante otro argumento platónico, el de la reminiscencia. Lo que dice Platón es que para poder comparar los dos objetos es necesario haber conocido previamente el concepto que se utiliza como parámetro para la comparación. Este concepto se debe haber adquirido antes de nacer porque el aprendizaje no es más que un proceso de recordación. Al recordar se puede identificar si lo que se está percibiendo es igual o diferente a lo que se había aprendido con anterioridad. Es así como se puede comparar lo que se está conociendo con lo que ya se tenía como concepto es decir lo que ya existía en sí mismo: “Si uno al ver algo determinado, o al oírlo o al captar alguna otra sensación, no sólo conoce aquello, sino, además, intuye otra cosa de la que no intuye el mismo conocimiento, sino otro…” (Platón, 58.)

Lo descrito anteriormente es exactamente lo que sucede con la obra “El

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