Esencia del ser humano

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INTRODUCCIÓN

El ser humano es un sistema altamente complejo. La característica esencial de los seres humanos consiste en que tenemos tres dimensiones básicas que son la inteligencia y la voluntad y la libertad. Por su inteligencia el hombre es capaz de decidir las mejores opciones, lo que más le conviene. Por su voluntad es capaz de moverse hacia lo que percibe como bien, que lo llena de satisfacción. La libertad se finca en ambas facultades, ya que un acto libre es aquel que se lleva a cabo con conocimiento y voluntad.

Decir que poseemos libre albedrio significa que podemos saber lo que hacemos y, además, que podemos decidirnos a hacerlo. Llevar a cabo, o no, una acción porque sabemos y queremos no es otra cosa que decir que somos responsables de nuestros actos.

RESEÑA

ARTICULACIÓN DE LAS DIFERENTES DIMENSIONES DEL SER HUMANO CON SU VIDA PROFESIONAL

La libertad del ser humano o, en otras palabras, el libre albedrio, es la capacidad de tomar decisiones que lo lleven a madurar. En el proceso de decisión influyen ambas dimensiones “la inteligencia y la voluntad”. La integración ideal de ambas dimensiones es un “diamante” que se irá puliendo conforme se viven las consecuencias positivas o negativas de sus actos.

El verdadero desafío para el ser humano en este mundo moderno, competitivo y material es lograr equilibrar sus tres dimensiones básicas en la toma de las decisiones.

Desde pequeños recibimos una formación que nos conduce al conocimiento del bien y del mal, dependiendo de la cultura en donde crecemos, en occidente, por ejemplo; se nos guiará en la primera parte de nuestras vidas para obtener el conocimiento necesario para “triunfar” en el mundo profesional. En la adolescencia, durante la etapa de educación media, con la guía de nuestros docentes adquirimos los conocimientos que nos abre la mente a las miles de posibilidades que existen en el mercado profesional, utilizamos nuestra inteligencia para indagar y conocer cuáles son los trabajos mejor remunerados y que nos posicionarán en un nivel socio-económico alto, la voluntad nos llevará de la mano a tomar conciencia de lo que nos gusta hacer para encontrar la satisfacción en nuestras acciones, lo que amamos hacer y disfrutamos día a día, sin embargo, no necesariamente debe ser en ese orden.

En otro sentido la voluntad llega primero, nos llena el corazón de satisfacción realizar ciertos trabajos y la inteligencia nos conduce a decidir en qué lugar y bajo qué condiciones estamos dispuestos a realizarlos (puede influir el país, la dirección, la remuneración, el equipo de trabajo, etc.)

Durante el tiempo de vida del ser humano, su constante aprendizaje y proceso de maduración lo podrán llevar por el mismo camino o a tomar diferentes. podrá corregir, cambiar, añadir o abandonar la profesión que tomó para lograr sentir plenitud.

La libertad que el ser humano tiene en la toma de decisiones es única e intransferible.

Referencias:

Pérez Guerrero (2016): Ser humano como tarea.

https://revistadepedagogia.org/wp-content/uploads/2016/04/Ser-humano-como-tarea.-Ideas-para-una-antropologi%C2%A6%C3%BCa-de-la-educacio%C2%A6%C3%BCn-de-inspiracio%C2%A6%C3%BCn-cla%C2%A6%C3%BCsica-1.pdf

Inteligencia, voluntad y libertad Pedro Miguel Funes Díaz.

https://www.milenio.com/opinion/pedro-miguel-funes-diaz/vision-social/inteligencia-voluntad-y-libertad

EJEMPLIFICACIÓN DE LAS 12 FASES DE UN ACTO VOLUNTARIO

INSCRIBIRME A UNA CARRERA UNIVERSITARIA

1. El punto de partida de todo el proceso está en la inteligencia:

Pienso que es conveniente para mí comenzar a estudiar una carrera universitaria, para obtener los conocimientos necesarios y poder conseguir un empleo que me remunere para satisfacer mis necesidades y las de mi familia.

1. La simple concentración del pensamiento en un determinado bien (realizado quizá con la ayuda de la imaginación que elabora imágenes en las que podemos “vernos” en la posesión de dicho objeto bueno) despierta en la voluntad, espontáneamente, una cierta «complacencia», un cierto deleite:

Imagino la satisfacción que sentiré al terminar mi carrera universitaria, el sentirme reconocido y capaz de lograrlo me motiva.

1. La complacencia provoca un «examen» más atento del objeto, para ver si «es posible» y realmente bueno para mí, «aquí y ahora», en la situación concreta en que me encuentro. Este «examen» es un acto intelectual:

Evalúo las posibilidades que tengo actualmente, si puedo costear la carrera, si tengo el tiempo para realizarlo.

1. Luego del «examen» la simple «complacencia» se convierte en «intención» de conseguir el bien.

Me siento segura al creer que estoy en la etapa perfecta para comenzar.

1. La «intención» de alcanzar el fin provoca la «búsqueda de los medios» capaces de conducirnos a él. Esta «búsqueda» constituye un trabajo intelectual.

Investigo las diferentes ofertas educativas que existen, con costos y horarios. Analizo si está dentro de mis posibilidades costear no solamente el pago de la mensualidad, si no, el gasto del transporte y si los horarios se adaptan al tiempo disponible con el que cuento., haré todo lo que esté en mis manos por que se convierta en una realidad.

1. Una vez conocidos los medios, «consentimos» voluntariamente en ellos. No obstante, a veces ocurre que “retrocedemos” ante los medios que hay que emplear para conseguir el fin.

Descubro que la toma de esta decisión requiere de mucho esfuerzo, inversión de tiempo, dinero y sacrificio.

1. El «consentimiento» provoca una reflexión más atenta sobre los diversos medios en presencia: ¿cuál es el más fácil, el más directo, el más eficaz para obtener el bien amado? Esta nueva reflexión es nuevamente un trabajo intelectual que denominamos «deliberación».

Considero que el plan ejecutivo en modalidad cuatrimestral se adapta a mi ritmo de trabajo.

1. La deliberación se termina con la «elección» de un medio con exclusión de los otros. Este es el acto central de la voluntad, la elección o decisión.

Identifico la mejor opción en el mercado es la Universidad UNID en cuanto al costo, horario, plan de estudio y ubicación.

1. Hecha la «elección» del medio más adecuado, la inteligencia discierne otra vez cuál es el «orden de las operaciones» a realizar para conducirnos, a través del medio elegido, al objeto amado.

Trazo mi plan para ejecutar debidamente mi decisión, organizo mis tiempos, considerando el horario de trabajo que actualmente tengo, las horas en las que podré estudiar, si debo dormir menos horas en la semana, dividir y separar el dinero para la mensualidad y el costo del transporte.

1. La voluntad «pone en movimiento las facultades» que deben operar; les “ordena” aplicarse a su actividad.

Pongo en movimiento mi cuerpo para ponerme en contacto con un asesor en la universidad, definir una cita y acudir.

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