Espacios de poder: la gubernamentalidad
Enviado por Stephanie Navas • 1 de Mayo de 2017 • Reseña • 1.580 Palabras (7 Páginas) • 202 Visitas
Título: Espacios de poder: la gubernamentalidad.
Autor: Michel Foucault.
Editorial: La Piqueta
Lugar y año de publicación: Madrid, 1981, pp. 9-26
Inicialmente el autor señala que durante el siglo XVI a finales del siglo XVIII se presencia un notable crecimiento de tratados presentados como lo que denominará arte de gobernar.
A partir de la diferenciación entre el arte de gobernar y el manual para gobernar que Nicolas Maquiavelo escribió titulándolo El príncipe, se busca entonces responder una serie de preguntas, como: ¿Cómo gobernarse, cómo ser gobernados, cómo gobernar a los otros, de quién se aceptará ser gobernados? ¿Cómo hacer para ser el mejor gobernante posible? Centrándose en problemas que se le atribuyen al siglo XVI.
Para lograr desglosar la solución a las anteriores cuestiones se atribuye un punto de encuentro entre dos variables, denominado como el entrecruzamiento de dos movimientos, son:
[…] el proceso de quiebre de las estructuras feudales y de instauración de los grandes Estados territoriales, administrativos y coloniales; y por otra parte un movimiento completamente distinto que con la Reforma, y a continuación la Contrarreforma, se pone en cuestión el modo según el cual debe ser dirigido espiritualmente en esta tierra y hacia la propia salvación (Foucault, 1981)
Es pues, en el cruce de estas dos variables (la concentración estatal y la disidencia religiosa) en donde se plantea la cuestión del gobierno en general, considerando cuestiones como quién gobernará, por qué, qué fin tendrá, entre otros.
Así mismo, se intentará aclarar interrogantes tales como cómo y en qué condiciones se puede mantener la soberanía de un soberano sobre el Estado. Todo desde el concepto de arte de gobierno centrada en el Estado tratando de otorgarle cierta racionalidad que será ajena a la relación entre príncipe y súbditos que es una relación de subordinación. Entonces, el concepto de arte de gobierno que es manejado por el autor difiere de la habilidad que posee el príncipe de gobernar y conservar el poder.
Por lo tanto, se aleja de la teoría propuesta en el Príncipe, en donde el gobernante está en una relación puramente particular y exterior, es decir, de trascendencia respecto a su principado. Pero, esto se debe precisamente porque el príncipe tiene una ligazón meramente sintética ya que es algo externo a él, no lo conforma sino que lo adquirió de determinada manera (ya sea por herencia, colonización, entre otros). Lo anterior, indicará un corolario de este principio ya que toda relación (sea de príncipe- principado, u otras situaciones) exterior, que no tenga un fundamento natural, será pues, frágil y estará en constante amenaza.
De hecho, el objetivo principal del arte de gobernar se deduce a partir de un imperativo adquirido al principio ya mencionado. El ejercicio del poder intentará mantener, reforzar y proteger el principado (relación del gobernante con lo que posee). Esto causará que se analice desde dos diferentes aspectos: 1. La individualización de los peligros, y 2. La designación del arte de manipular las fuerzas que ayuden al príncipe a gobernar de determinado modo, protegiendo tanto su territorio como a sus súbditos.
El gran problema, o mejor dicho limitación del príncipe de Maquiavelo, es que es un manual para un príncipe sobre cómo se debe gobernar, pero existen en realidad una multiplicidad de prácticas de gobierno desde la más pequeña hasta algunas más amplias dentro de la sociedad. Así que es importante resaltar que el arte de gobernar no se reduce principalmente a una modalidad en específico, se intenta romper con esa exclusividad planteada por Maquiavelo. Por consiguiente, es cierto que se pretende identificar qué modalidad es más óptima para aplicar al Estado en su conjunto, marcando en el camino una tipología del concepto.
Por un lado, el arte de gobernar intenta responder a la demanda de “cómo introducir la economía”, acción que contiene el cómo gestionar a nivel estatal el control y la dirección de los individuos, de aquellas instituciones que componen (y no se refiere únicamente a las instituciones estatales sino a las sociales como la familia) y los bienes y riquezas existentes. En otras palabras, como lo decía Guillaume de La Perrière, es la correcta colocación y distribución de las cosas, orientándolas a un fin fructífero.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que se hace alusión a un “complejo” compuesto por hombres y cosas, fundamentando la idea de que se debe enfocar en las relaciones (o como lo llama el autor ligazones) entre los hombres y las diferentes “cosas” como las riquezas, los recursos, el territorio y los factores que lo afectan, con las costumbres, el pensamiento, los imperativos, las desgracias, entre otros.
Entonces, el gobierno debe estar dirigido hacia un fin conveniente para todas las cosas que hay que gobernar, el bien público, no para nada ventajoso (como lo dice Pufendorf) ni para el bien común, teniendo en cuenta que también se fundamenta en la obediencia a las leyes, es decir, la soberanía se soporta en la misma soberanía y busca que siga siendo de esta manera, al igual que el príncipe quiere mantener su principado.
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