Espiritu Y Naturaleza
Enviado por javisepu • 29 de Marzo de 2015 • 386 Palabras (2 Páginas) • 197 Visitas
La ciencia, como el arte, la religión, el comercio, la guerra y hasta el dormir, se basa en presupuestos. No obstante, difiere de la mayoría de las otras ramas de actividad humana en esto: no sólo los senderos por los cuales discurre el pensamiento científico están determinados por los presupuestos de los hombres de ciencia, sino que el objetivo de estos últimos es la comprobación y revisión de los viejos presupuestos y la creación de otros nuevos.
En este empeño, es a todas luces deseable (pero no absolutamente necesario) que el científico conozca a conciencia sus propios presupuestos y sea capaz de enunciarlos. Es también conveniente y necesario para el discernimiento científico conocer los presupuestos de los colegas que trabajan en el mismo campo. Y sobre todo, es necesario que el lector de artículos científicos conozca los presupuestos de su autor.
He tenido la oportunidad de enseñar diversas ramas de la biología conductual y la antropología cultural a estudiantes norteamericanos, desde alumnos universitarios de primer año hasta residentes de psiquiatría, en variadas facultades y hospitales-escuelas, y he comprobado que existe una laguna muy extraña en su manera de pensar, la cual emana de la falta de ciertas herramientas del pensamiento. Esta falta está parejamente distribuida en todos los niveles de la educación, en ambos sexos y tanto entre los especialistas en humanidades como entre los científicos. Concretamente, es la falta de conocimiento de los presupuestos, no sólo de la ciencia, sino también de la vida cotidiana.
Hay un hecho curioso; esta laguna es menos notoria en dos grupos de estudiantes de los que uno habría esperado que contrastasen mucho entre sí: los católicos y los marxistas. Ambos grupos han meditado sobre los últimos 2.500 años de pensamiento humano o algo se les ha contado al respecto, y ambos reconocen en alguna medida la importancia de los presupuestos filosóficos, científicos y epistemológicos. A ambos es difícil enseñarles, porque asignan tanta importancia a los presupuestos y premisas "correctos" que toda herejía se convierte para ellos en una amenaza de excomunión. Como es natural, cualquiera que sienta la posible amenaza de una herejía se cuidará de tomar conciencia de sus propios presupuestos y llegará a adquirir una cierta pericia en estas cuestiones.
Aquellos a quienes ni siquiera se les ocurre que es posible estar equivocado no pueden aprender otra cosa que habilidades prácticas.
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