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Etica Para Amador


Enviado por   •  24 de Mayo de 2013  •  421 Palabras (2 Páginas)  •  264 Visitas

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CAPITULO PRIMERO

DE QUÉ VA LA ÉTICA

Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas

nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o

utilizar algo; la mayoría, para obtener un puesto de trabajo y

ganarse con él la vida. Si no sentimos curiosidad ni necesidad de

realizar tales estudios, podemos prescindir tranquilamente de ellos.

Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales

uno se las arregla bastante bien para vivir: yo, por ejemplo, lamento

no tener ni idea de astrofísica ni de ebanistería, que a otros les

darán tantas satisfacciones, aunque tal ignorancia no me ha

impedido ir tirando hasta la fecha. Y tú, si no me equivoco, conoces

las reglas del fútbol pero estás bastante pez en béisbol. No tiene

mayor importancia, disfrutas con los mundiales, pasas

olímpicamente de la liga americana y todos tan contentos.

Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas

o no, a voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más

remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que

ignoramos. Se puede vivir sin saber astrofísica, ni ebanistería, ni

fútbol, incluso sin saber leer ni escribir: se vive peor, si quieres, pero

se vive. Ahora bien, otras cosas hay que saberlas porque en ello,

como suele decirse, nos va la vida. Es preciso estar enterado, por

ejemplo, de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa

buena para la salud; o de que una dieta de clavos (¡con perdón de

los fakires!) y ácido prúsico no permite llegar a viejo. Tampoco es

aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino

le atiza un mamporro las consecuencias serán antes o después

muy desagradables. Pequeñeces así son importantes. Se puede

vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir.

En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos

uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras

no. No nos convienen ciertos alimentos ni nos convienen ciertos

comportamientos ni ciertas actitudes. Me refiero, claro está, a que

no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere

es reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o

también procurar rodearse del mayor número de enemigos posibles.

Pero de momento vamos a suponer que lo que preferimos es vivir:

los respetables gustos del suicida los dejaremos por ahora de lado.

De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene

...

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