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Filosofía Política


Enviado por   •  13 de Marzo de 2013  •  2.263 Palabras (10 Páginas)  •  588 Visitas

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1. CONTENIDO

I. FICHA BIBLIOGRÁFICA

II. DATOS ACERCA DEL AUTOR

III. PLAN DE LA OBRA:

2. ARTICULOS.

IV. SOCIEDAD Y BIEN COMÚN

V. EL CIUDADANO Y LA DEMOCRACIA

VI. ¿QUIÉN DEBERÍA GOBERNAR?

VII. EL LUGAR DE LA LIBERTAD

VIII. LA DISTRIBUCIÓN DE LA PROPIEDAD

IX. APLICACIÓN.

a. QUÉ DICE EL AUTOR

b. CÓMO LO DICE

c. CÓMO LO APLICO

I. FICHA BIBLIOGRÁFICA:

1. Editorial: Ariel, S. A.

2. Personal: Jonathan Wolff, 1996

3. Idioma: Español

4. País: Barcelona, España

5. Año de la edición: 2001

6. Páginas: 255 p.

II. DATOS ACERCA DEL AUTOR:

Jonathan Wolff (nacido en 1959) es un profesor especializado en filosofía política en la Universidad de Londres , en Inglaterra. Wolff obtuvo su MPhil de UCL [ 1 ] bajo la dirección de GA Cohen .Anteriormente fue secretario de la Asociación Filosófica británico y ha sido editor y secretario honorario de la sociedad aristotélica , que publica Actas de la Sociedad Aristotélica .Recientemente, el trabajo de Wolff se ha especializado en desventaja y la igualdad y las políticas públicas de toma de decisiones.

Como erudito en el tema de marxismo , Wolff publicado Marx y Explotación, un artículo sobre el pensamiento marxista, en la Revista de Ética. Él también co-editor (con Michael Rosen) Pensamiento Político ( ISBN 0-19-289278-9 ), un lector introductionary en la filosofía política.

También ha publicado una crítica de Robert Nozick 's Anarchy, State and Utopia llamado Robert Nozick: La propiedad, la justicia y el Estado mínimo , un breve libro sobre Karl Marx , ¿Por qué leer a Marx hoy , y una introducción a la filosofía política . Actualmente escribe una columna mensual para The Guardian y blogs de vez en cuando a Brian Leiter 's " Informes Leiter "blog.

III. PLAN DE LA OBRA:

1. El libro ofrece una excelente panorámica de los problemas centrales de la filosofía política hasta hoy, así como de los diversos intentos de dar respuesta a esos problemas. El autor dibuja, pues, con mano maestra los interrogantes del pensamiento político que han fascinado a filósofos y pensadores durante más de dos mil años. En este sentido, la obra viene a completar el trabajo ya clásico de Will Kymlicja –recomendado por el propio Wolff- y el más reciente de Roberto Gargarella, ambos centrados en la filosofía política de la época contemporánea.

El libro es, en segundo lugar, creativamente argumentativo y no meramente expositivo: el autor además de proponer argumentos ajenos, interviene también a menudo con voz y argumentación propias, como si se sintiera obligado a participar comprometidamente en el debate.

El libro acaba cumpliendo el deseo de su autor: mostrar cómo se hace filosofía política.

2. ARTICULOS

IV. EL ESTADO DE NATURALEZA

1. QUÉ DICE EL AUTOR: Según Hobbes no hay nada peor que una vida sin protección del estado, y, por consiguiente, es crucial que exista un gobierno fuerte que impida que caigamos en una guerra de todos contra todos. Locke dice: el estado de naturaleza es un estado de igualdad; en él rige la ley de naturaleza. Tenemos la libertad de hacer solamente lo que está moralmente permitido hacer. Rousseau, cree que el hombre «siente una repugnancia innata a ver sufrir a un semejante». Ésta, añade, es tan natural que «las bestias mismas dan a veces signos sensibles de ella.» Anarquismo, muchos anarquistas han aceptado la necesidad de la autoridad de los expertos en la sociedad; en un grupo de tamaño que sea, son necesarias unas estructuras políticas para coordinar la conducta a medio o largo plazo.

El argumento principal es lo que los individuos, movidos por el impulso de «felicidad» entrarán inevitablemente en conflicto por unos bienes escasos y, en ausencia de un soberano, este conflicto subirá de tono hasta llegar a una situación de guerra total. Además de esto, afirma que inicialmente nos encontramos en una situación de abundancia, no de escasez, y que las personas estarán directamente motivadas para seguir una ley moral.

V. JUSTIFICACIÓN DEL ESTADO

1. QUÉ DICE EL AUTOR: La afirmación de que no hay alternativa real al estado actúa como una justificación negativa: no se nos ocurre nada mejor. Sin embargo, esto no supone el fin de la discusión filosófica. El defensor del estado debería aspirar a ofrecer algo mejor, algo positivo a fin de mostrar cómo puede justificarse el estado en términos de un razonamiento moral reconocido. Es decir, precisamos de un argumento que muestre que tenemos el deber moral de obedecer al estado. Este argumento nos debe permitir también comprender cuándo un estado pierde su legitimidad, tal como mucha gente cree que sucedió, por ejemplo, con la caída hace unos años del bloque de los países del este de Europa. Sin embargo, existen otros enfoques importantes en defensa del estado que restan importancia a la autonomía personal y proponen otros valores en su lugar.

El estado acepta su la responsabilidad de proteger a todas las personas que residen en el interior de sus fronteras contra cualquier tipo de violencia ilegitima. Por eso estamos dispuestos a concederle el monopolio de la violencia. Renunciamos al derecho de autoprotección tan sólo cuando ya no necesitamos autoprotegernos porque el estado ya se encarga de protegernos.

IV. ¿QUIÉN DEBERÍA GOBERNAR?

1. QUÉ DICE EL AUTOR: Creamos o no que el estado esta justificado, la realidad es que tenemos uno. Y desde nuestra actual posición histórica es muy difícil pensar que este hecho vaya a cambiar nunca. Por tanto, a todos nos interesa la cuestión sobre qué tipo de estado y gobierno beberíamos tener. ¿Cómo debería ser este gobierno? ¿Quién debería gobernar? Hoy en día se supone que la democracia es el único régimen plenamente justificable.

La democracia, nos dicen, es el gobierno «del pueblo, por el pueblo y para el pueblo». Que el gobierno es para el pueblo significa que el gobierno existe en aras de los ciudadanos y no en aras de los gobernantes.

La salud de un estado no es menos importante que la salud de un individuo cualquiera. Para tomar decisiones políticas se requiere juicio y arte. Del mismo modo que un barco gobernado por inexpertos terminará perdiéndose o yéndose a pique, el barco del estado, gobernado por inexpertos, también terminará muy mal.

La

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