Guillermo De Okham
Enviado por santa123456789 • 7 de Junio de 2015 • 1.253 Palabras (6 Páginas) • 229 Visitas
GUILLERMO DE OCKHAM. (1298-1349)
LA SEPARACIÓN DE LA RAZÓN Y LA FE
Hasta el siglo XIV la polémica entre razón y fe había girado en tomo a dos actitudes fundamentales:
- Considerar posible la demostración racional de la verdad revelada. En esta actitud se identifican los objetos y actos de la filosofía y la teología. No habría distinción entre filosofía y teología.
- Distinción de la razón a la fe, diferenciando entre objetos y actos. Y dentro de ésta actitud habría quienes defendían la separación absoluta o bien la coordinación en ciertos ámbitos comunes, pero subordinando siempre la filosofía a la teología.
Si la primera actitud procedía del platonismo, la segunda procede del aristotelismo cristiano y, en especialmente de Santo Tomás. Sin embargo, ya se había puesto de manifiesto la existencia de actitudes discrepantes con respecto a la subordinación de la filosofía a la teología como vimos en Averroes y en Siger de Bravante. El siglo XIV será el inicio de la primacía y separación tajante entre la razón y la fe y, poco a poco, la filosofía, la política, la ciencia, el arte..., comenzarán a deslindarse de su dependencia teológica. A ese proceso se le denomina secularización de la cultura. Tal proceso se inicia con el nominalismo, cuyo máximo representante fue Guillermo de Ockham.
El pensamiento del siglo XIV representará la bancarrota del edificio del saber medieval al mostrar la imposibilidad de fundar el conocimiento del mundo en los atributos divinos establecidos por la revelación; Dios no es un objeto de razón que puede llegar a ser conocido por nuestro entendimiento. El nominalismo, frente a anteriores corrientes que sometían la voluntad divina a las esencias de su entendimiento, propondrá la absoluta libertad y omnipotencia divina; lo mismo que Dios ha querido que el mundo sea como es, podría haberlo querido de otra manera, ya que las formas o ideas no pueden coartar su libertad. No es que Dios sea bueno o malo por esencia, como si tuviera que serlo necesariamente según esas esencias, sino que algo es bueno o malo porque lo desea su voluntad; si Dios lo quisiera, podía hacer que lo que es amor fuese odio y viceversa.
Con estas consideraciones, Ockham, - recordad todos el personaje central de " El nombre de la rosa"-, fraile agustino, no pretende combatir el orden moral establecido por Dios, sino resaltar su libertad y omnipotencia frente al entendimiento humano. Ockham resalta, en contraposición al Dios del entendimiento, propugnado por agustinianos y tomistas, el Dios de la voluntad de designios inexcrutables para nuestro entendimiento, en el cual tan sólo podemos creer, pero nunca conocer. En ello radica la actitud del agnóstico- fideísta: de Dios nada podemos saber por la razón, pero nos resta la fe.
El nominalismo eliminará las zonas de intersección entre la razón y la fe, siendo diferentes tanto sus fuentes de información como sus contenidos: Las proposiciones reveladas son declaradas indemostrables. Al escindir los dos ámbitos se hace imposible todo tipo de demostración sobre la existencia de Dios o sus atributos, a los cuales sólo nos podemos acercar por la fe. Es cierto como afirmaba Tomás para demostrar la necesidad de la existencia de Dios, que todo efecto tiene una causa, pero esto no basta para afirmar cuál sea esa causa en cada caso. Para el nominalismo sólo cabe un conocimiento humano: aquél que se basa en la observación de las causas concretas de los fenómenos naturales. Por ello, si bien podemos decir que tiene que haber una primera causa de la que procede el universo, sin embargo, no podemos concluir a partir de nuestra observación que esa causa sea el Dios creador de la fe cristiana.
Esta
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