HUMANISMO
Enviado por garigar • 13 de Noviembre de 2012 • 704 Palabras (3 Páginas) • 392 Visitas
La civilización tecnológica por sí misma es incapaz de fundamentar una regiónindependiente de valores, necesita como contrapeso una cultura espiritualintensificada. De lo contrario, mutila al hombre de su vida interior, dejándoloinerme en medio de una sociedad de la sensación, de una sociedadtransaccional sin valores, que reemplaza su capacidad creadora por sucapacidad consumista de los medios tecnotrónicos a su alcance. El hombreanético es el hijo legítimo del predominio de la civilización tecnológica, de lacultura técnica sobre la cultura humanística. Por ello, la filosofía de la educacióntiene ante sí la grave cuestión del Saber, que no es un problema puramentetécnico y está en el corazón mismo de una reforma del hombre. Lapreocupación por la formación de una jerarquía de los saberes, abordada conprofundidad por M. Scheler y J. Maritain, y de los grados del saber destinado aproporcionar un firme cimiento al orden intelectual es urgente para sustituir aldesorden moderno. La distinción y complementación entre ciencia y sabiduríaes necesaria para mostrar la unión indisoluble entre “filosofía teórica” y “filosofíapráctica” y para devolver la unidad al espíritu humano.La crisis del hombre en la globalización va más allá de lo económico-político,hunde sus raíces en lo ético-moral. Pero la crisis moral encuentra sufundamento en una visión metafísica determinada. El actual neodogmatismocientificista ultraliberal se basa justamente en la edificación de una sociedadtransaccional sin valores superiores. Por ello, el hombre anético no es unhombre que carece de intersubjetividad sino que está dotado de unaintersubjetividad débil, estrecha, marchita. Sí es un hombre moral pero no es un
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Hombre ético, pues la moral puede ser relativa pero lo ético es universal. La cultura posmoderna es fundamentalmente la radicalización decadente del inmanentismo de la modernidad y el desarrollo consecuente del humanismo luciferino. Este relativismo moral de la cultura horizontal sin trascendencia imperante en la globalización ultra liberal, carece de la fuerza interior para resistir los embates de los propios males que engendra, haciendo que la propia sociedad transaccional sin valores encuentre difícil la entronización pacífica dela cultura del vacío. Plantear un humanismo de síntesis que recupere la eterna vocación trascendente del hombre, no significa desplazar nuestra responsabilidad personal sobre los hombros de Dios o de la Naturaleza. Es necesario volver a los valores permanentes, pues el éxito material, el placer y el dinero no vuelven más humano ni digno al hombre. Al contrario, el hombre acético que pulula en nuestro tiempo, lleva desconsoladoramente una moral doble, hipócrita y de tartufo. Es indudable que es urgente para recuperar una espiritualidad de motivación interna, autocontrol, autodisciplina y autorrealización una revolución humana, la transformación interior
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