Hegel- La visión absoluta

Hegel- La visión absoluta

Esta visión de la historia que presenta el filósofo alemán posee, al igual que San Agustín, un inicio, un desarrollo y un desenlace. Este desarrollo no es más que el desenvolvimiento de la divinidad, lo que Hegel llama Idea, Idea que para el cristianismo equivaldría a Dios.

La Idea es una Idea absoluta, que no necesita de nada, todo lo ajeno a ella se convierte en algo innecesario y sin sentido. Sin embargo, el autodesenvolvimiento de la Idea es necesario, pues no puede permanecer inerte, sino que se crea conflictos para luego tener que resolverlos. Pareciera que es un juego de conflicto y resolución, pero en realidad, lo que Hegel expresa es que la Idea necesita salir de sí misma, salir para buscar algo fuera de sí que pueda complacerla, algo externo a ella que logre su autosatisfacción.

Esta Idea tiende a salir de sí misma, pero con una razón, salir para conocer y experimentar el error, el miedo y todo aquello que involucre una experiencia con el mal. Sólo así, al regresar la Idea sobre sí misma, podrá comprender su plena verdad. Quiere experimentarlo todo, crearse conflictos constantemente, como Ferrater expresa: “... sólo el que se ha vuelto una vez loco puede ser al final, cuando ha regresado sobre sí mismo, definitiva y plenamente cuerdo.”1

Ahora bien, ¿qué es este experimentar de lo no conocido, este ir y venir en la creación y resolución de conflictos? No es más que la confusión de la historia, lo que Hegel sostiene como la evolución de “un Espíritu en busca de su libertad... de su autosuficiencia”. Esta libertad debe ser entendida no como la capacidad de realizar todo aquello que me plazca, sino el realizar aquello que debo realizar para lograr mi esencia.

Observamos entonces que la historia consiste en el desenvolvimiento del Espíritu, el desarrollo progresivo de lo parcial hacia la totalidad. Esta evolución, consiste en una evolución histórica que atraviesa luchas agitadas y constantes enfrentamientos con la Naturaleza. Esta Naturaleza oprime al Espíritu, por lo que lo induce a querer librarse de ella. La libertad tiene que ser conquistada por el Espíritu, pero este primeramente debe tener conciencia de la libertad para poder alcanzarla. Y una vez que comienza con su progreso, este le conducirá hacia un fin, que es el “cumplimiento inexorable del fin”2 La historia es entonces el proceso del Espíritu hacia la libertad, es un progreso en donde el Espíritu deberá hacerse camino entre la confusión y la intemperie para fortalecerse y adquirir experiencia. Esto, sin embargo, sólo puede concretarse si el Espíritu toma conciencia de que esta siendo oprimido por la Naturaleza, y a su vez, se da cuenta de que necesita buscar la libertad.

Hegel distinguió tres fases en la evolución del Espíritu: la primera de ellas es la historia de los pueblos orientales, y es titulada por el filósofo como una etapa de

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