Horigen De La Humanidad
Enviado por wal3 • 29 de Agosto de 2014 • 2.221 Palabras (9 Páginas) • 250 Visitas
1. MITO GRIEGO
INTERNEH
LA CAJA DE PANDORA
El origen del mundo, la tierra, el cielo, los océanos, los cuerpos celestes particularmente el sol y la luna, el agua, la atmósfera y todo lo que constituye el ambiente que circunda la vida de los hombres - como de los hombres mismos - había de ser naturalmente la primera y principal cuestión necesitada de una explicación.
La propia percepción de la existencia de un orden dotado de cierta lógica en los hechos de la naturaleza, llevó a concebir la idea opuesta, el “caos” en que, en un espacio ilimitado, se encuentra una materia en estado inerte y totalmente desorganizado.
Del caos surgió Gea, “eterno e inquebrantable sustento de todas las cosas”, diosa de la tierra; y Eros, príncipe del amor y de la creación, símbolo de la fuerza de atracción que lleva a los elementos a unirse para engendrar la vida.
En el “génesis” de la mitología griega, al contrario de la concepción hebrea de la Biblia, la creación no es resultado de la voluntad de un único dios superior, sino que lo es de la unión de todos los seres bajo la influencia del amor, Eros. Gea engendra sucesivamente a Urano (el Saturno romano y latino) que es el cielo estrellado, morada de los inmortales; y Pontos, que representa a la vez el abismo de los mares y la altitud de las grandes montañas.
Unida a su propio hijo Urano, Gea engendra luego a Océano, las grandes aguas, a Cronos personificador del tiempo; y a los gigantescos Cíclopes, dotados de un cuerpo enorme, cincuenta cabezas y cien brazos, qué entran en combate con su padre Urano que los precipita en las entrañas de la tierra.
Entonces, Gea enfurecida acude a Cronos, quien pone fin al reino de Urano. Al reino de la noche, Urano, sucede el reino del día Cronos. Gea y sus descendientes han dado a luz además a una enorme cantidad de divinidades que personifican múltiples fuerzas naturales: Thanatos, la muerte; Hipnos, el sueño; el grupo de los Sueños; Némesis, la venganza; la Vejez, la Discordia, el Fraude y muchas otras Alegorías, que son expresiones de los sentimientos y circunstancias de la vida de los seres humanos, que están por hacer su aparición en ese escenario.
Cronos se une a su hermana Rhea, y engendra a Hera, Hades, Poseidon y Zeus, que está llamado a ser el rey de los dioses y de los hombres. Pero, temeroso de que sus hijos pudieran amenazar su reino como él destruyó el de su padre Urano, Cronos devora a sus hijos; si bien su madre Rhea logra salvar a Zeus aprovechando las sombras de la noche, llevándolo a la Isla de Creta, en la cumbre del monte Ida, donde lo esconde en la profundidad de una caverna. Entretanto presenta a Cronos una gran piedra como si fuera el hijo, que él devora de inmediato.
Zeus crece en la selva, amamantado por la cabra Amalté. Ya adulto, busca a su padre Cronos a quien obliga a vomitar a sus hermanos y lo expulsa, arrojándolo a lo más profundo del universo, en la región que se extiende debajo de la tierra y de los mares.
Luego Zeus fija su residencia en el monte Olimpo, y unido a su hermana Hera comienza su reinado en una corte poblada por sus otros hermanos y numerosos dioses. Sin embargo, tropieza con rivales, como los Titanes, otros hijos de Gea y Urano, que habitan en el monte Otris. Los Titanes tratan de escalar el monte Olimpo; pero no pueden resistir a Zeus que posee el arma de los rayos, con los cuales los arroja en los abismos de Tartaria, donde trescientas enormes piedras aseguran que jamás podrán salir. Lo cual simboliza el territorio abrupto de Grecia.
Finalmente, Zeus triunfa también sobre sus últimos adversarios, Tifón, el titan de los huracanes, y los cuatro gigantes Encelado, Hiperbios, Efialto y Polibotos, hijos también de Gea y Urano, que son encadenados bajo el Etna y otros volcanes donde no cesan de gemir y agitarse, dando así explicación a los numerosos temblores de tierra en Grecia y a las fumarolas de los volcanes.
Es de este modo que el orden sucede al caos, y las fuerzas desorganizadas de la naturaleza quedan sometidas a un inteligencia superior.
Zeus manda modelar en arcilla la figura de Pandora, la primer mujer, que es entregada al dios Epimeteo y de cuya unión nace el género humano. La primera generación de los hombres vivió en una Edad de Oro, en que conviven con los dioses, no tienen ansiedades, fatigas ni dolores, conservando permanentemente el vigor de sus cuerpos sin los achaques de la vejez; y pudiendo disponer de abundantes alimentos ofrecidos espontáneamente por la tierra. Gozaban de completa felicidad, y si bien eran mortales - al contrario de los dioses - la muerte les sobrevenía como el sueño. Los primeros hombres que murieron, fueron convertidos por Zeus en genios benéficos que vigilaban a los vivos, observaban su conducta y premiaban sus virtudes.
La segunda generación humana, en cambio, vivió en una Edad de Plata, pero fueron seres bastante inferiores a los primeros. Eran holgazanes, y padecían una permanente estupidez infantil. Pero Prometeo, hijo de uno de los Titanes y también titán, robó a Zeus el fuego que estaba reservado exclusivamente a los inmortales, y lo entregó a los hombres como emblema del progreso interminable. Así los hombres abandonaron su permanente quietud, pudieron salir de las cavernas y defenderse de los rigores del invierno, fundieron y forjaron los metales y de ese modo iniciaron el camino de su permanente mejoramiento.
A la edad de la plata sucedió la Edad del Bronce, en la cual los hombres, convertidos en seres robustos y violentos, poseedores de armas de bronce, dejaron de lado a los dioses y ya no les rindieron honores. Iracundo, Zeus lanzó a Prometeo a la cumbre del Cáucaso, donde un águila se comió su hígado y desencadenó sobre la humanidad las aguas del Diluvio. Todos los hombres perecieron, excepto Deucalion, hijo de Prometeo y de su esposa Pirra quien, cuando las aguas se retiraron, se granjeó el perdón de Zeus mediante honores y sacrificios, y obtuvo el perdón y la resurrección para la raza humana.
Pero no terminaron allí las tribulaciones de la raza humana. A la Edad del Bronce siguió la Edad del Hierro, en la que aún nos encontramos; aunque todavía los hombres cuentan con la llama divina que les diera Prometeo, como medio de superar la adversidad, y gracias a lo cual, algún día un hombre logrará igualarse a los dioses y devolver a los hombres a la Edad de Oro.
2. MITO MAYA.
POPOL VUH
CAPITULOS.
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