Humanidades En Un Ensayo
Enviado por yuyocollores • 15 de Mayo de 2012 • 7.943 Palabras (32 Páginas) • 630 Visitas
A. Ciudades y culturas: encuentros y conflictos
a. Edad Media: Europa y el imperio árabe
a. El Islam: religión y cultura
El Islam es una de las grandes religiones universales, como lo son también, entre otras, el budismo y el cristianismo. Cuenta con unos mil millones de seguidores, cuyo mundo socio-religioso constituye toda una civilización, que, nacida en el siglo VII de nuestra era, ha estado en expansión territorial durante siglos. El credo islámico es, en efecto, la matriz principal que unifica una civilización muy rica en variantes y matices, comparable en su singularidad a otros espacios culturales, como son el cristiano occidental, el ruso ortodoxo, el hinduismo del subcontinente indio, el chino budista y confuciano. Son civilizaciones que conservan en su base un impulso religioso y un credo con el que se han identificado en mayor o menor medida. La secularización moderna de religiones y sociedades ha modificado sustancialmente la simple identificación entre una civilización y la religión histórica y culturalmente subyacente. Pero persiste la honda relación entre las tradiciones religiosas y la idiosincrasia de las sociedades vinculadas a éstas.
La civilización islámica, que ha impreso un sello característico en los ámbitos de la literatura, el arte y la filosofía desarrollados en su seno, obedece, sin embargo, a la religión predicada por Mahoma (†632) en la península arábiga. Esta nueva religión monoteísta, que se situaba cronológicamente en la línea de los monoteísmos judío y cristiano, se convirtió primero en el centro de la praxis de tribus árabes, que al lograr más tarde la conquista de extensos territorios, fueron capaces de poner al servicio del Islam formas culturales muy superiores a las suyas. Así ocurrió especialmente en los territorios de los imperios bizantino y sasánida, y también en Andalucía, que llegó a ser sede de califato en el siglo noveno.
El Islam tiene como centro un monoteísmo elemental y rígido, que no carece de grandeza. Islam significa literalmente sumisión a Dios, y toda su dinámica religiosa tiende consiguientemente a proclamar la majestad inaccesible de Allah y la insignificancia del hombre creado, cuyo destino inapelable es el paraíso o el infierno, según cumpla o no cumpla los mandatos divinos.
Las fuentes de la religión islámica son el Corán y la Sunna o conjunto de dichos formulados por el profeta Mahoma. El Corán, palabra árabe que se traduce por recitación, recoge las revelaciones o palabras divinas, que Mahoma habría recibido en su mente a lo largo de una actividad religiosa, política y militar de extraordinaria intensidad. La Sura o capítulo coránico 53° alude al origen y peculiar naturaleza del discurso religioso de quien se tiene a sí mismo como el Sello y la culminación de las profecías (Morales, 2006).
b. El caso de España
Los cambios producidos en una cultura por el contacto con otra se recogen bajo el término genérico de aculturación, y es prácticamente imposible que un fenómeno de contacto no produzca aculturación en algún grado o forma. Incluso la sociedad dominante, por su propia conveniencia o como parte de su política de aculturación, puede verse obligada a introducir cambios en su sistema cultural. Una vez más, el caso de España en América ilustra todas estas posibilidades y de lo último son buenos ejemplos la adaptación de los conquistadores a un medio natural extraño ya las formas indígenas de hacer la guerra; la adopción de elementos de la cultura material, en particular alimentos y otros recursos naturales; o el uso de la lengua o elementos y símbolos religiosos para facilitar la introducción o imposición de aspectos culturales pertenecientes a la sociedad dominante (Chalmeta, 1995).
c. El impacto de Toledo y Bagdad
La fundación de la Casa de la Sabiduría, en el año 830, fue definitiva para la asimilación en los pueblos árabes de los patrimonios chino, indio y persa, pero sobre todo griego. Esta intensa actividad de traducción continuó en todo el imperio hasta su caída, en el siglo XIII. Las obras traducidas proporcionaron a los traductores ya los científicos árabes la materia prima a partir de la cual ejercitaran su propia creatividad y su talento inventivo como investigadores; las traducciones contribuyeron al progreso del conocimiento científico, antes de legarlo al mundo occidental. Esta nueva etapa en la transmisión del conocimiento humano de una civilización a otra tiene lugar en España, entre los siglos XII y XIII. La capital de la traducción se desplaza entonces desde Bagdad hasta Toledo (Delisle y Woodsworth, 2005).
d. La educación medieval: entre monasterios y universidades
En la educación medieval el centro de la vida humana era Dios y la vida ulterior, pero el Renacimiento supuso una vuelta al hombre, y por eso se buscó explícitamente un retorno a la cultura grecolatina. En ese sentido es un humanismo, una centración sobre el hombre, sin abandonar por ello la religión. Pero se pasa de ocuparse del Dios creador al hombre como su creación máxima.
Durante la era medieval, la enseñanza sobrevivió en Europa en monasterios cristianos aislados, antes de que las catedrales pusieran en marcha escuelas para capacitar a quienes habían de atender las necesidades de las instituciones cristianas. Influidos por visionarios como San Agustín, obispo de Hipona (354–450 ad), Flavio Magno Aurelio Casiodoro (490–585 ad), y Anicio Manlio Severísimo Boecio (480–524 ad), algunas escuelas de monasterios y catedrales se desarrollaron hasta ser universidades.
El rey Alfredo promovió instituciones educativas en Inglaterra que eran controladas por monasterios. La educación medieval también desarrolló la forma de aprendizaje a través del trabajo o servicio propio. Sin embargo, la educación era un privilegio sólo de las clases superiores, mientras la mayoría de los miembros de las clases bajas.
El punto débil de la educación medieval fue su falta de interés por las ciencias experimentales. La verdad era considerada como un patrón absoluto. El saber debía ser un riguroso proceso y no un motivo de goce (Delval, 1996).
e. Discusión filosófica
Según Rodríguez y García (2007), la dialéctica en ciencias sociales sobre el objeto a explicar y el modo para a abordar dicho objeto, ha sido un tema muy debatido (Lukes, 1977; 1996; Coser, 1971; Miller, 1996; Kincaid, 1996). Si bien la polémica proviene de la discusión filosófica sobre los universales de la Edad Media entre nominalistas y realistas (Beltran, 1984), ésta sigue manteniéndose en la actualidad entre los filósofos actuales.
En este contexto, el individualismo metodológico (e incluso
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