Humanidades son fundamentales en la formación de la persona desde su niñez que tenemos que educar a los niños

El argumento de este capítulo se centra en que las humanidades son fundamentales en la formación de la persona desde su niñez que tenemos que educar a los niños desde una pluriculturalidad para que de esta manera cuando ellos sean grandes y se enfrenten al mundo sean capaces de aceptar y respetar diferentes pensamientos a los de ellos y de esta manera crear una conciencia de analizar el mundo en el que se desarrollan desde diferentes perspectivas y no desde un pensamiento cerrado formado por el autoritarismo y la monotoneidad que desde pequeños se ha inculcado en todos los tipos de educación.

Esta idea se desarrolla de la forma que nos habla de quienes han participado en los momentos más atroces de la historia y pone ejemplos tales como: masacres, genocidio y que esto significa que en una sociedad donde estos hechos no se presenten implica preguntarse por las circunstancias que permitieron el surgimiento de estos y además qué formas de pensamiento los llevaron a pensar que la opresión y la crueldad eran aceptables. También nos habla que cuando el niño se hace consciente de la separación entre sí mismo y el mundo, de la complicación de satisfacer todos sus deseos, desarrolla una especie de egoísmo, y un sentimiento de vergüenza ante el reconocimiento de su propia inseguridad. Estas emociones pueden derivar en que el niño se vuelva un sujeto que tienda a buscar controlar todo y  que sea incapaz de sentir empatía por las personas que son diferentes a él. También afirma que es necesario motivar la parte emocional del niño, para que el sujeto supere la tendencia al autoritarismo, y de este modo no sienta que para sobrevivir, debe someter a los demás. Pero también plantea que se debe educar para incrementar los sentimientos de aceptación hacia lo diferente, entonces ella propone que el  tipo de educación que recibe un niño debe estar basada en procesos que fomenten la comprensión sobre su relación con un mundo que no puede controlar.

La autora  propone que la educación no sólo debe estar basada por elementos artísticos y humanísticos, sino que la  formulación  de la enseñanza debe pensarse en función de la formación de sujetos autónomos, creativos y críticos. Además habla de las humanidades en la educación universitaria y muestra ejemplos tales como que en Estados Unidos deben tomar materias generales antes de especializarse, ya que esto permite que los estudiantes de todas las carreras tengan acceso tanto una a educación científica como a reflexiones sobre las artes, las ciencias sociales y las humanidades.

Se puede concluir que la autora nos muestra un tipo de educación muy diferente al modelo educativo de nuestro país, ya que es una educación que muestra un modelo autoritario y monótono que está basado en educar solo en lo técnico y científico, además muestra que este caso no sucede solo en nuestro país si no que en muchos las materias dedicadas a las humanidades o las artes cada vez son más reducidas y menos importantes para la sociedad, ya que se descuida el argumento de que estas áreas son lo más importante para el desarrollo emocional de las personas ya que de esta manera se pueden fomentar al máximo sus capacidades y hasta llegar a desarrollar habilidades puede decirse escondidas en cada persona, tales como tocar un instrumento musical, pintar, o aprender a hablar en público; estas habilidades sirven para fomentar un buen desarrollo de la personalidad de cada persona ampliando de esta manera sus horizontes y capacidad para aceptar, respetar y aprender de diferentes culturas y pensamientos que le va a ofrecer el mundo.  

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