Ideología de género ÉTICA

Todos hemos sido testigo de los frutos que el legado ideológico ha producido en la cultura occidental a partir de los años 70 por parte de Antonio Gramsci; conocer tal legado resulta bastante revelador y útil para entender el sentido y la finalidad de varios acontecimientos culturales que se nos han presentado como signos inexorables de los tiempos postmodernos.

Gramsci diseñó el modo de introducir el materialismo histórico en la vida de un país marcado por una profunda tradición cultural cristiana y por eso es que a él lo consideran como el teórico más connotado de la revolución cultural en Occidente. También cabe mencionar que ha sido el púnico que dentro del marxismo se planteó el tránsito hacia el socialismo.

La filosofía marxista logró absorber de manera sistemática la síntesis de la economía inglesa, la filosofía alemana y la política francesa y entre ellas tienen un concepto en común llamado <> lo que significa la actitud del hombre que decide instalarse acá construir su paraíso, repudiar toda cosmovisión religiosa de la existencia, reducir todo a la historia excluyendo lo externo al mismo tiempo, lo extra o supra histórico, ese humanismo absoluto que desecha cualquier concepción del hombre que no considere lo humano como supremo y terminal.

Las originalidades de Gramsci es la ilustrativa distinción que establece entre lo que llama sociedad civil y sociedad política. La sociedad civil es el conjunto de organismos privados que crean un modo de pensar en el pueblo; la sociedad política es el conjunto de organismos que ejercen una función coercitiva y de dominio directo en el campo jurídico, político y militar, es sobre todo, el Estado.                                                                                                                                                                                  Estas suelen ser normalmente solidarias.                                                                                                                        La sociedad civil actúa dentro de un orden intelectual y un orden moral y la sociedad política proporciona el arma para defenderse, utilizando la coacción frente a grupos que resisten la docencia de la sociedad hegemónica.

Gramsci está convencido de que no hay revolución duradera sin una previa toma de la sociedad civil y así es como el pondrá su acento en lo cultural, en lo ideológico, en la concepción del mundo y por ello sus más preciados agentes serán los intelectuales.  

La sociedad Cristiana, supo llegar a las masas más que a través de la violencia a través de la impregnación y Gramsci sabe que fueron los intelectuales y no otros los inspiradores, el grupo dirigente, en orden a impregnar de evangelio la sociedad medieval. Así es como los intelectuales lograron formar lo que Gramsci llama como un <>.                                                       Un bloque histórico es un bloque ideológico, los elementos soldadores que trabajan con tal ideología son los intelectuales y también vienen siendo la misma lucha de clases en el interior de la inteligencia, en el interior de la cultura. La revolución, antes que nada es cultural.

Para Gramsci, el creador de la opinión, del pensamiento hegemónico es “el partido”. La implantación de dicha hegemonía implica dos momentos: El primero se disolverá en la cosmovisión preexistente, eliminando los principales fundamentos que constituyen la estructura mental de dicha sociedad; el segundo, mediante la creación de una nueva cosmovisión impregna todas las manifestaciones culturales, consiguiendo esta finalidad se alcanzará la hegemonía anhelada.

Una sociedad no podrá subsistir con la ausencia de una ortodoxia pública.                              Las instituciones que subsisten deben utilizar los instrumentos legales y judiciales, los cuales serán de gran eficacia e incluso las mismas instituciones pero vaciadas de contenido tradicional, inyectándoles la nueva fe mientras por todas partes se critica el confesionalismo. Ellos proponen un nuevo confesionalismo, este será agnóstico, ateo e inmanentista.

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