LA EDUCACIÓN VIRTUAL

LA EDUCACIÓN VIRTUAL

Hoy hace más de un siglo que Nietzsche señaló las “tres tareas para las cuales

necesitamos educadores: Hay que aprender a ver, hay que aprender a pensar, hay que aprender

a hablar y a escribir”1. La importancia de la cita en general es la posibilidad que tienen las

palabras de resignificarse en otro contexto. Por eso debemos preguntarnos, ¿qué significado

tienen estos verbos, ver, hablar, escribir y pensar en la actualidad?

El primer alto debemos instalarlo precisamente aquí, en la actualidad, donde la realidad

está hecha. Simplemente pensemos en el título de nuestro Congreso, Virtual Educa; y pensemos

también que surge a partir de la preocupación por un nuevo medio para presentar modelos

educativos. Desde la filosofía contemporánea, los autores preocupados por la incidencia de las

técnicas, de los medios y los artefactos en las realidades (autores como Jacques Derrida o

Roland Barthes) nos refieren que la cuestión más importante cuando pensamos en un nuevo

medio para presentar modelos educativos, sería que tal presentación es ya un nuevo modo de

concebir y hacer educación y que utilizar las más altas tecnologías para reproducir viejos

esquemas de realidad es más que un absurdo, una ceguera.

Me refiero a seguir enseñando, mediante una máquina y en entornos virtuales de

aprendizaje, que la realidad es lo presente, lo inmediato, lo directo, y que, en ese sentido, lo real

se opone a lo virtual, ¿no es absurdo que un programa para educación virtual siga repitiendo que

lo real simplemente es, como si no hubiera detrás una fuerza de construcción en la que siempre

ha intervenido el artefacto?

Es de uso común pensar que no podemos dudar de lo que ocurre “actualmente”, es

decir, en el tiempo presente y “frente a nuestros ojos”; por lo tanto, también es de uso común

pensar que lo actual es algo real y verdadero. Llamemos a esta cadena que nos dice que lo

actual es lo presente y que lo presente es lo real nuestro prejuicio de actualidad, y reconozcamos

el uso de este prejuicio explotado y solapado por los medios masivos de comunicación. Creemos

que lo que vemos y escuchamos en directo es un acontecimiento real, pocas veces

sospechamos de las transmisiones “en vivo y en directo”, pocas veces nos damos cuenta que el

acontecimiento es fabricado y que el ojo que mira detrás de la cámara está seleccionando y en

todo caso, editando lo que ve.

Lo actual es un adjetivo que califica a eso que existe o sucede ahora, es sinónimo de lo

real, porque la realidad es una idea que se ha presentado justamente como una imagen mental

que aparece al instante como lo visto ante nuestros ojos. ¿Quién pensaría la educación hoy sin

prestar atención a un presente transformado a cada paso por las tecnologías de información y

comunicación? En este caso, pensemos en esta tecnologías para resignificar la primera de las

tareas que Nietzsche le impone al educador; la de enseñar a ver.

1 F. Nietzsche: El crepúsculo de los ídolos, Editores mexicanos, México, 1974. p. 74.

Una historia de los ojos toca verdades filosóficas tan viejas como la relación entre sujeto

y objeto,

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