LA ÉTICA KANTIANA
Enviado por cesardef • 8 de Noviembre de 2012 • Ensayo • 584 Palabras (3 Páginas) • 528 Visitas
LA ÉTICA KANTIANA
Las normas morales y jurídicas de un pueblo se constituyen generalmente a partir de las
tradiciones religiosas. Durante siglos se concibió al estado como dotado de una religión
oficial. En la Europa medieval, más allá de las diferencias entre los pueblos que la
conforman, la religión católica es la fuente de las normas morales y jurídicas, que dejan
poco margen para el desarrollo de ideales de vida individuales que contradigan las
tradiciones sociales. En ese marco, las minorías árabe y judía son apenas toleradas.
Con la Reforma Protestante y las guerras de religión del siglo XVII se quiebra la unidad
religiosa y la idea de fundamentar la moral y el derecho en la religión cede su paso a
una concepción que busca establecer normas universales fundamentadas racionalmente.
El progreso que ha proclamado la Ilustración tiene en el dominio de la moral un ámbito
privilegiado y, en esta esfera, el progreso consistirá en establecer normas que en lugar
de valer para un pueblo o una cultura determinadas, valgan para todos, sean universales
y, en vez de estar basadas en la tradición o en la religión, tengan un fundamento
racional. En realidad, los requisitos de racionalidad y universalidad se complementan.
La ética de Kant, expuesta en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres y
en la Crítica de la razón práctica, constituirá el más elaborado intento por construir una
ética universal de naturaleza racional.
Según Kant puede haber muchas cosas buenas como el valor, la decisión, la
perseverancia y otras muchas cualidades, pero ninguna de ellas puede ser llamada buena
sin restricción porque cualquiera de estas cualidades puede llegar a ser mala y dañina si
la voluntad que ha de hacer uso de ellas no es buena. Una voluntad buena, en cambio,
lo es en cualquier circunstancia y con independencia de que alcance un fin propuesto.
No importa el éxito de la acción. Así, por ejemplo, si hago todo lo posible por ayudar a
una persona y finalmente fracaso en el intento, esto no disminuye el valor moral de la
acción. La buena voluntad es buena cuando obra no por inclinación, es decir, siguiendo
alguna tendencia de nuestra sensibilidad, sino cuando obra por deber. En nuestras
acciones podemos obrar en forma contraria al deber, siguiendo alguna inclinación, así,
por ejemplo, cuando no ayudo a una persona que se encuentra en apuros porque
privilegio mi comodidad. También puedo obrar de acuerdo con el deber, pero por
inclinación, cuando, por ejemplo, ayudo a una persona, porque soy amigo de ella.
Finalmente, puedo obrar simplemente por deber, cuando ayudo a una persona porque el
deber manda ayudar a un semejante. Sólo estas
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