La Causalidad En Hume

CONCEPTO DE CAUSALIDAD EN HUME

En la filosofía Humeana, el conocimiento humano se hace posible gracias a la existencia del flujo de impresiones. No existen objetos fuera de nosotros: la Subjetividad, en su continuo hacerse con el flujo de impresiones, organiza o crea estos objetos gracias a unas relaciones que son: semejanza, identidad, espacio y tiempo, cantidad y número, grados de cualidad, contrariedad y causalidad.

Por ello, Hume hablará de Razonamiento como el movimiento de la Subjetividad que permite relacionar o comparar dichas sensaciones. Cuando los sentidos admiten pasivamente dos o más impresiones que se le presentan, se habla de Percepción. Cuando podemos inferir existencias que no vemos ni sentimos en el presente inmediato, se habla propiamente de Razonamiento. Esta distinción la establece simplemente para poder ver la Subjetividad en 2 momentos de su hacerse.

Gracias al razonamiento es que podemos establecer un nuevo tipo de relación: La causalidad. Este será el tema principal de su obra ya que, como se apreciará a lo largo de este escrito, permitirá replantear el concepto de Ciencia.

¿Cuál es el origen de la Causalidad? Como todo conocimiento es posible gracias al flujo de impresiones, resulta necesario que esta relación deba generarse gracias a alguna impresión. No puede venir de ninguna cualidad del objeto, ya que es, ante todo, una relación de ideas o de impresiones. Tampoco surge de un razonamiento científico, ya que ninguno de los argumentos que pretenden validar el concepto de causalidad son ni intuitiva ni demostrativamente ciertos.

Hume afirmará que este tipo de relación se funda ya sea en una inmediata percepción de los sentidos o la memoria, o bien haciendo inferencia de una cadena de causas hasta llegar a algún objeto que pueda recordarse o verse. De este modo, la experiencia y la memoria son los dos elementos de los que surge, necesariamente, el concepto de causalidad: “Sólo por experiencia podemos inferir la existencia de un objeto de la de otro gracias a la memoria”.

La memoria permite que un objeto sea recordado mientras el otro se suple gracias a su experiencia pasada. Por ello, la Causalidad está fundada en la experiencia pasada y en el recuerdo de su conjunción constante. En Hume, por tanto, existirán tres componentes relacionantes que configurarán la idea de causa-efecto: Contigüidad (espacio), Sucesión (tiempo) y una conexión necesaria. No me voy a detener en este momento a considerar cada una de estas categorías que conforman la causalidad pues mas adelante se examinarán sus repercusiones en el concepto de ciencia.

Hume se pregunta ahora: ¿Esta relación de causa-efecto la produce la experiencia gracias al conocimiento o a la Probabilidad?

• Si fuese por conocimiento, tendríamos que remitirnos al principio según el cual casos de los que no hemos tenido experiencia deberán ser semejantes a aquellos en los que sí la hemos tenido. Como la naturaleza (es decir, la realidad) está continuamente cambiando, se hace indemostrable este principio, ya que en un continuo movimiento no puedo determinar con exactitud el origen de algo. Por tanto, no es por el conocimiento que se produce esta idea ya que la experiencia no me brinda certeza real de la causalidad.

• Por probabilidad: el anterior principio se sustenta en conjeturas, debido a que suponemos, creemos que existe una semejanza entre objetos experimentados y otros no experimentados inmediatamente. De algo presente a la mente deducimos algo no presente.

La causalidad, entonces, se produce gracias a la creencia. Como la memoria da fuerza y vivacidad a nuestras ideas y como la inferencia de una causa –o un efecto- depende exclusivamente de la unión de ideas, la creencia será esa idea vivaz asociada con una impresión presente. Toda creencia se origina, por tanto, en la asociación de ideas y se deriva de la costumbre. ¿Por qué? Hume señala que esto se debe a la educación: algunas ideas se encuentran tan arraigadas en nosotros desde la infancia que es imposible deshacerse de ellas, así la razón o incluso la experiencia nos muestren que dicha idea es infundada.

De este modo, Hume no duda en afirmar que la mayor parte de nuestros razonamientos y acciones dependen únicamente del hábito y la costumbre.

Como la relación causa-efecto se produce por probabilidad, Hume procederá a examinar el concepto de probabilidad y el papel que juega en el proceso de la subjetividad.

Cuando la Razón Humana –es decir, la Subjetividad- posee una certeza surgida de comparar ideas, hablamos de conocimiento. Cuando construye argumentos derivados de la causalidad, hablamos de pruebas, y, cuando obtiene evidencia acompañada de incertidumbre, hablamos de probabilidad y conjetura.

La Probabilidad será, ahora, el objeto de su reflexión. Hume clasifica la probabilidad en:

• Probabilidad de los casos de azar:

El azar es una negación de la causalidad. La causa determina el pensamiento, mientras que el azar destruye esta determinación, por lo cual, hablamos de un pensamiento indeterminado. Hay cabida, ahora, para la imaginación. Como no existe certeza, entra en escena la probabilidad. Si un número de casos es mayor (es decir, presentan un patrón de comportamiento similar) la creencia tiende a manejar esa probabilidad dentro del rango de la certeza. No obstante, es imposible probar con certeza que la probabilidad con mayor número de casos determine un efecto.

• Probabilidad de las causas contrarias:

La creencia, al dar vivacidad a la probabilidad con mayor número de casos, hará que la probabilidad con número inferior de casos no aparezca, ya que son contrarias. Si las experiencias pasadas son contrarias, la creencia es imperfecta. De este modo, Hume hace una distinción sumamente importante entre dos conceptos: Probabilidad y Posibilidad. La probabilidad se guía por el mayor número de casos, mientras

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