La Maldad Racional

No sé dónde leí -y me gustaría recordarlo- que en el fondo todos somos malvados, que cada uno elegimos, consciente o inconscientemente, si reprimir esa “furia” o dejarla escapar y desarrollarse en nuestro yo más profundo. No es ni mucho menos una tontería, el ser humano es malvado por naturaleza, la maldad sólo emana, como ya he dicho alguna vez, de la única cualidad que nos distingue de los animales: la inteligencia.

Si tenemos en cuenta, por ejemplo, que en occidente, la mayoría de personas profesan tributo a una religión que en sus premisas más básicas propugna la maldad, no es de extrañar que el rebaño no esté exento de la malicia más absoluta. A saber, la religión cristiana parte de la premisa de que el que no obedece debe ser castigado; Dios castigó a Adán y Eva por desobediencia, aniquiló a casi toda la vida del planeta en un diluvio apocalíptico (¡!), arrasó Sodoma y Gomorra, envió a su hijo al mundo para ser torturado y sacrificado de la peor forma posible, entre otras lindezas. Si tantos millones de personas rinden tributo a semejante confesión, instigadora de la venganza y el martirio contra todo el que no se arrodille ante ella, ¿cómo no va a estar el mundo sembrado de monstruos (ojo, no todos los católicos lo son, no se me confunda el personal), de personas que tomen como ejemplo estas enseñanzas bárbaras para conseguir la “rectitud espiritual”?

Pero dejando de un lado la mística y la fantasía, y nos ceñimos al conjunto global de personas y sociedades, la preponderancia de la maldad es lo que realmente rige el devenir de toda la civilización. El egoísmo, la avaricia, la envidia, la insolidaridad, y hasta el odio son los pilares en los que se sostiene el sistema universal que domina todo este asqueroso mundo. El mal ha triunfado, porque todo está dirigido por la maldad más absoluta desde arriba, desde el poder inquebrantable que han cincelado durante décadas unos criminales cuyo único objetivo es obtener riqueza a costa de los demás.

La maldad impera en todos los rincones de nuestras sociedades. Porque, como estamos viendo, que existan leyes -con el respaldo de los gobiernos- que amparen el desahucio más sangrante posible es pura malicia, que se ordene a unos animales desbocados cargar a hostia limpia contra ciudadanos pacíficos que sólo se manifiestan para clamar por sus derechos es sadismo, que se diga que el que no trabaja es porque es un vago y que es un problema para el país es de un cinismo absoluto, que se organice una crisis global para que los ricos se enriquezcan aún más y los pobres se hundan del todo es el colmo de la barbarie.

Miremos nuestra Historia, la del mundo, la de Europa, la España. Las guerras, los genocidios, los crímenes, los asesinatos, todo ello ha construído el mundo que conocemos, caminamos por encima de cadáveres, la locura y la perversión humana son el génesis de todo lo que nos rodea,

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