La Responsabilidad En La Educacion
Enviado por lizsara • 1 de Octubre de 2011 • 1.513 Palabras (7 Páginas) • 889 Visitas
Este ensayo nació por el interés y constante preocupación por la forma en la cual la educación repercute en el proceso cognitivo, de aprehensión y aprensión del mundo que rodea al educando, de manera tal que éste se hace ciertas visiones del mundo. A lo largo del escrito retomaré varios puntos de vista de Paulo Freire (por su concepción de la educación como un proceso de liberación y porque toma como tema central de su obra el diálogo), Jean Paul Sartre (por referirse ampliamente al ser humano y su posición en el mundo) y a Erich Fromm (por hacerme pensar en lo importante que es el amor en el proceso educativo). Entonces, el tema central es la educación de la persona y la responsabilidad que tiene en sus manos el educador.
Así pues, considero que como seres aventados al mundo, es decir, como personas que nos encontramos en un mundo contradictorio e incierto, y que debemos construir nuestro porvenir, la educación nos provee de elementos para enfrentarnos a ese devenir.
El hecho de estar en el mundo nos genera incertidumbre, nos revela como seres racionales que se encuentran sin más defensa que su poder de aprender (racionalidad).
De esta manera, educar a las personas o el simple hecho de influir de alguna manera en su proceso de aprendizaje, implica que se debe tomar una inmensa responsabilidad y conciencia para con su vida y a la vez de la nuestra, puesto que formamos seres humanos. Además, involucra nos genera incertidumbre al preguntarnos si de verdad estamos haciendo bien nuestro trabajo.
Uno de los principales ejes que debe tener la educación es el diálogo por su importancia como medio para alcanzar una visión cada vez más crítica de la realidad. Paulo Freire se refiere al diálogo como: “Decir la palabra verdadera, que es trabajo, que es praxis, es transformar el mundo, decirla no es privilegio de algunos hombres, sino derecho de todos los hombres... Decir la palabra, referida al mundo que se ha de transformar, implica un encuentro de los hombres para esta transformación. El diálogo es este encuentro de los hombres, mediatizados por el mundo, para pronunciarlo no agotándose, por lo tanto, en la mera relación yo-tú.”1
El alumno al reflexionar sobre su práctica cotidiana y al actuar sobre ella, para convertirla, necesita de la comunicación, ponerse de acuerdo con los demás y escuchar otras ponencias, verificar si lo que se está haciendo es realmente positivo. Así, asumir que nadie tiene la verdad absoluta y aceptar la posibilidad de estar equivocado.
El proceso de acercamiento a los alumnos y escucharlos con el objetivo primordial de compartir las experiencias de vida, la cultura, debiera ser importante para aproximarse a ellos emocionalmente y conocer a cada uno de esos seres humanos. Me refiero a ellos como seres humanos en el sentido estricto de la palabra, según Sartre
El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace2
Creo en el constante aprendizaje de y con los alumnos, porque considero que así se debe de dar la verdadera educación, lo que significa que “nadie educa a nadie, así como nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión y el mundo es el mediador”.3 Es tan importante la aportación de cualquier alumno como la de la educadora, pues la educación no es unidireccional. La educación es bidireccional al involucrar un aprendizaje tanto del educador como del educando.
Cada participante el en proceso educativo se implica al “pronunciar el mundo”4, es decir, nos hace parte de su proceso cognitivo al permitirnos compartir experiencias de vida y viceversa.
El amor hacía los educandos es algo que nos compromete humanamente porque “No hay diálogo si no hay un profundo amor al mundo y a los hombres. No es posible la pronunciación del mundo, que es un acto de creación y recreación, si no existe amor que lo infunda. Siendo el amor fundamento del diálogo, es también diálogo…El amor es esencialmente, tarea de sujetos. Si es fundamental que el sujeto que ama tenga en el ser amado el objeto de su amor, se hace indispensable que aquel sea reconocido por éste también como objeto de su amor. El hecho de ser ambos objeto del amor, uno del otro, los hace sujetos del acto de amar. El amor es un acto valiente, nunca de miedo, es compromiso con el hombre concreto, en el mundo y con el mundo”5
Entonces,
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