La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica – Walter Benjamin

Análisis:

La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica – Walter Benjamin

Introducción por Bolívar Echeverría

Antes que nada, este escrito introductorio lo realizó un experto en las obras de Walter Benjamin, Bolívar Echeverría.

Según este último, el ensayo sobre la obra de arte moderna es algo único y excepcional, basado en la situación personal de Benjamin. Su vivencia en los años treinta en Alemania lo marcó hasta su muerte. El régimen nazi destruyó su lugar en el mundo cultural, era un parásito en vida. Por eso decidió ir a París. El autor planteó una comparación entro la política y el arte de vanguardia para su ensayo y tratar de explicarlo a través de la filosofía. Antes de la publicación de su obra, dictó una conferencia en 1934 donde oponía totalmente la idea de considerar la obra de arte como objeto de propaganda política.

Él –Benjamin- considera que el arte está sufriendo una transformación radical, no sólo por las técnicas modernas como las de reproducción o por la economía, sino también por un cambio extremo en la estructura de la sociedad.

“Se trata de una transformación esencial que lo lleva, de ser un “arte aurático”, en el que predomina un “valor para el culto”, a convertirse en un arte plenamente profano, en el que predomina en cambio un “valor para la exhibición” o “para la experiencia”.” (Echeverría, Bolívar, 2003, p.13)

Que la obra de arte tenga un valor de culto puede significar que conserva una parte de la espiritualidad de las personas, para que no se pierda el registro de aquello en lo que se cree. Pero el arte con valor de exhibición se considera algo estético y que debería ser observado por alguna característica en concreto, con un propósito. En ese orden de ideas, Benjamin concluye que la obra de arte humana no es independiente, ya que el arte apareció “atado” al culto desde el principio y en el momento en que este realizaría su evolución histórica para dar paso al “arte liberado” está, de igual modo, supeditado al valor de exhibición.

Entonces, la obra de arte que antes estaba atada a un “aura”, se desvanece. A esa aura la caracteriza el V-effekt, concepto artístico que explica aquel momento en el cual se siente como si la obra tuviese un significado más complejo que el que aparenta exteriormente. En fin, el aura, como esencia en la obra de arte humana, es aquello que hace a la misma, única e irrepetible entre las demás.

De ahí que la obra aurática es siempre una obra original para la cual, todo tipo de reproducción es una profanación, un arrebato de su pureza. Y la obra “profana” tiende a repetirse y reproducirse más de lo necesario, no puede descubrirse algo original de esta.

“Hecha ante todo para “exhibirse” o entregarse a la experiencia estética, está ahí en infinitas versiones o actualizaciones diferentes y es, sin embargo, en cada caso, siempre única. Su unicidad no es perenne y excluyente como la de la obra aurática, sino reactualizable y convocante.” (Echeverría, Bolívar, 2003, p.16)

Como vemos, la obra “profana” tiende a perdurar con el tiempo, además, existe algo eterno en el arte, es fundamental que marque trascendencia. Según Echeverría, Benjamin trata de decirnos que la experiencia de la estética promovida por la obra aurática, será reemplazada con algo más libre. Y aunque la reproducción técnica llegue a destruir el aura de las diversas obras de arte, es la mejor opción para llegar a ese sueño en el que el arte pueda manifestarse en una sociedad libre, creativa, intelectual y vanguardista.

Que se descubra una nueva técnica de producción artística para cubrir la necesidad de un arte estético, piensa Benjamin, puede ser lo más importante de la transformación del arte en su época. Hay, además, una fuerte armonía entre la nueva técnica de producción artística y la demanda por el arte emancipado (profano).

Realmente, la decadencia del aura, según Benjamin, se debe al uso de los progresos técnicos de la producción artística en un panorama vanguardista, no culto. A partir de esto, aparece la pregunta acerca de cómo surge la tendencia anti-aurática en la historia del arte contemporáneo y, en palabras de Benjamin a su amigo Scholem:                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

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