Las desviaciones de la naturaleza
Enviado por flanelle • 9 de Junio de 2013 • 1.005 Palabras (5 Páginas) • 247 Visitas
Georges Bataille: nuestro otro anómalo
Las desviaciones de la naturaleza
"Entre todas las cosas que pueden ser contempladas bajo la concavidad
de los cielos, nada hay que avive más el espíritu, que cautive los sentidos,
que espante más, que provoque en las criaturas una admiración o un
terror más grande que los monstruos, los prodigios y las abominaciones
por las que vemos invertidas, mutiladas y truncadas las obras de la
naturaleza".
Esta frase de Pierre Boaistuau encabeza sus Histoires prodigieuses, obra
publicada en 1561 (1), es decir, en una época de calamidades públicas.
Los prodigios y los monstruos fueron mirados en el pasado como presagios
y, en general, en tanto que tales, como pájaros de mal agüero. Boaistuau
tuvo el mérito de consagrarles su libro sin preocuparse por los augurios y
de reconocer hasta qué punto los hombres están ávidos de asombro.
Hoy en día el placer de ir a ver los "fenómenos" es considerado un placer
circense y a quien da los primeros pasos se lo califica de papanatas. En el
siglo XVI una especie de curiosidad religiosa, debida en parte a la
costumbre de vivir a merced de las calamidades más fantásticas, se
mezclaba todavía a la simpleza curiosa. Los libros consagrados a los
hermanos siameses y a los terneros de dos cabezas de la época fueron
muy numerosos y sus autores no vacilaban en exagerar. El lujoso álbum
de planchas grabadas y coloreadas de los Regnault, publicado en 1775
-algunas de cuyas reproducciones figuran aquí-, testimonia una
preocupación bastante superficial por la información. (2) Testimonia sobre
todo el hecho de que, de una manera u otra, en una u otra época, la
especie humana no puede permanecer indiferente ante sus monstruos.
No retomare aquí la clasificación anatómica, reproducida en todos los
diccionarios, de los tratados de teratología de Geoffroy-Saint-Hilaire o de
Guinard. Poco importa, en efecto, que los biólogos hagan entrar en
categorías a los monstruos, como si se tratara de especies. No por ello
dejan de ser menos ciertas las anomalías y las contradicciones.
Cualquier "fenómeno" de circo provoca una impresión positiva de
incongruencia agresiva, algo cómica, pero sobre todo generadora de
malestar. Este malestar está oscuramente ligado a una seducción
profunda. Si se tratara de una dialéctica de las formas, evidentemente hay
que tener muy en cuenta tales desviaciones de las cuales la naturaleza, a
pesar de que se los considere con frecuencia como contra natura, es
indiscutiblemente responsable.
Prácticamente esta impresión de incongruencia es elemental y constante:
es posible afirmar que se manifiesta en algún grado en cualquier individuo
humano. Pero es poco perceptible. Por tal motivo es preferible referirse a
los monstruos para determinarla.
Sin embargo, el carácter común de la incongruencia personal y del
monstruo se puede expresar con precisión. Conocemos las imágenes
compuestas de Galton realizadas mediante impresiones sucesivas, sobre
una misma placa fotográfica, de figuras análogas pero diferentes unas de
otras. Así, con cuatrocientos rostros de estudiantes norteamericanos del
sexo masculino, se obtiene un rostro tipo de estudiante norteamericano.
Georg Treu definió en Durschnittbild und Schönheit (L'image composite et
la beauté, Zeitschrift für Aesthetik und allgemeine Kunstw/issenschaft,
1914, IX, 3) la relación entre la imagen compuesta y sus componentes
demostrando que la primera era necesariamente más hermosa que el
término medio de las otras; así veinte rostros mediocres componen uno
hermoso y se obtienen sin dificultad figuras
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