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Lectura Y Escritura


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  370 Palabras (2 Páginas)  •  296 Visitas

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El México actual es la fusión de dos grandes culturas, la mesoamericana y la española, con todo el dolor que produjo la conquista. Además se han asimilado a la cultura nacional personajes de otros orígenes. Uno de esos personajes es Catarina San Juan, a quien se le reconoce como la China Poblana y cuya indumentaria trascendió y forma parte de la identidad mexicana. En esta novela Jaime Panqueva nos narra la vida de ese personaje y las circunstancias de su llegada al puerto de Acapulco en los inicios del siglo XVII.

Catarina San Juan nació en la antigua Delhi, capital de la India Prastha en 1609. Su nombre original fue Mirrha –amargura-. Desde su nacimiento se le vaticinó un futuro prodigioso, pero no en su tierra, sino en el Nuevo Mundo.

En el siglo XVII llegó una comitiva japonesa a la llamada Nueva España, el arribo fue por el puerto de Acapulco, surcando el océano Pacífico como lo hacía la Nao de China con las mercaderías del oriente, rica cerámica, sedas y otros productos que intercambiaban con los que se exportaban de la entonces colonia del Imperio Español. Esa comitiva visitó al virrey y luego partió a España, saliendo por el otro lado del continente embarcándose en el puerto de Veracruz.

En 1620 Catarina San Juan es raptada y esclavizada por piratas portugueses en un puerto de los dominios de su padre. Es trasladada a Manila y de ahí a Acapulco. Es así como llega a estas tierras americanas. A finales de 1621 Catarina está instalada en Puebla, en la casa del capitán Miguel de Sosa, cerca de San Francisco. El 4 de diciembre de 1624 muere De Sosa, en su testamento da la libertad a Catarina. Ella sirve a la viuda y cuando ésta se va un convento queda en tutela del clérigo Pedro Suárez. Éste casa a su criado chino Domingo con Catarina. Cito al autor:

“… El chino acepta sin entender y “proponiéndole la obligación del matrimonio”, Catarina se rehúsa. Nada consiguió con tratarla de “hechicera y bruja” ni con quererla matar, ni con enfermarse gravemente. Catarina fue inflexible. Nadie la creyó virgen y vivió “con la nota afrentosa de estéril y sin la corona de virgen en las humanas estimaciones…”

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