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Libertad Humana Y El Acto Etico


Enviado por   •  25 de Julio de 2013  •  1.840 Palabras (8 Páginas)  •  430 Visitas

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DIFERENCIA ENTRE ÉTICA Y MORAL

El objetivo principal de este trabajo es establecer la diferencia entre ética y moral, ya que en esta época resulta pertinente presentar argumentos en pro de la primera. La diferencia entre un concepto y otro va mucho más allá del mero prurito académico por el uso preciso del lenguaje. Cuando la diferenciamos la moral de la ética ponemos en juego toda una concepción del bien y del mal, así como toda una forma de habitar el mundo y de valorar las capacidades propiamente humanas, tales como el pensamiento crítico y la libertad.

Conviene partir de algo que todos compartimos: el lenguaje cotidiano. En el habla diaria suele decirse, de manera incorrecta, que cierta persona “no tiene ética”, para indicar que es inmoral. De la misma manera, las personas se refieren a ciertas conductas como “actos éticos” cuando en realidad deberían decir que son “moralmente buenos”. Se califica, en resumen, un acto o a una persona, indistintamente, como “ético” o como “moral”, o bien como “no ético” o “inmoral”. Por si fuera poco, con frecuencia se habla de sociedades desmoralizadas o de individuos que se sienten “con la moral alta” o “con la moral baja”; en fin, se usan de manera tan laxa ambos conceptos, que se ha generado una confusión en torno a todo lo que se relaciona con la ética y la moral.

Los filósofos, que han dedicado sus vidas a pensar y escribir sobre estos conceptos, han establecido una diferencia radical entre ética y moral. Como punto de partida en nuestra búsqueda, resulta conveniente acudir a la etimología de las palabras, no con la intención de guiarnos por medio de los conceptos de una lengua “muerta”, sino precisamente de descubrir lo “vivo” que aún perdura en esos vocablos originales; es decir, lo que todavía conservamos de su significado primordial en nuestro lenguaje y, por ende, en nosotros mismo. Reiteramos que las palabras que constituyen el centro de nuestra atención son ética y moral, la primera procedente del griego y la segunda del latín. Comenzaremos por esta última, que ofrece menos complicaciones: moral quiere decir costumbre; su uso en latín siempre alude a los hábitos repetidos de una sociedad. Por ende, consiste en un conjunto de costumbres que han sido elevadas a nivel de normas, y que se asumen como el marco regulativo de una sociedad. Desde esta perspectiva, una moral pide “seguidores”; requiere individuos que la hagan suya sin cuestionarla, y por esta misma característica tiene ciertos rasgos gregarios. De hecho no hay una sola moral, sino que existen diferentes morales, pues éstas varían a través del tiempo y del espacio. Pongamos un ejemplo harto ilustrativo: en la Grecia clásica, un hombre maduro que limita sus relaciones amorosas a su esposa, levantaba sospechas: “Algo tendrá, ya que no tiene también un amante hombre… ¡Qué cosa más rara!”, se diría en esa época. Hoy en día no pensamos así; de hecho cuando discutimos el tema de la homosexualidad nos ubicamos en el extremo más opuesto a Grecia, ya que nuestra sociedad se caracteriza por una homofobia radical; así, lo que hace 2500 años era “buenos”, ahora es “malo”.

Podemos concluir que las distintas morales corresponden a diferentes costumbres y, en consecuencia, no son inmutables, sino que cambian. A lo largo de la historia ha habido tantas teorías morales como prácticas morales. De lo anterior podemos colegir que la diferencia entre ética y moral no es la misma que hay entre la teoría y práctica. El cuerpo teórico de la moral tiene como principal característica la pretensión de justificar una serie de dogmas que han de ser considerados incuestionables. De ahí que parta de ciertos presupuestos que no está dispuesta a cuestionar y, en ese sentido, todas sus teorías poseen de antemano respuestas para las posibles preguntas que pudieran formularse. Respecto de su aspecto práctico, puede analizarse la relación del individuo con una determinada moral y juzgar si su conducta es buena o mala según este punto de vista. Dicho en términos diferentes: la moral no es sinónimo de “bueno”, sino que denota si una acción puede ser juzgada como buena o mala, de acuerdo con las costumbres vigentes.

¿POR QUÉ SURGE LA MORAL?

Nietzsche adujo que se originó por el deseo de un grupo social de imponerse a otro. Cuando uno de ellos carece de una posición de fuerza, hace prevalecer sus valores y su forma de concebir la vida. De esta manera, cuando nace un individuo, éste no decide qué valores adoptará, sino que los encuentra como parte de su sociedad, y, si quiere integrarse a ella, debe simplemente seguirlos. Según lo antes expuesto, el individuo moral pierde de vista que la capacidad de crear valores es una prerrogativa humana; de esta manera, reduce y deprime su propia capacidad para autorregularse, pues acepta sin cuestionamientos como valores como valores absolutos las normas impuestas por una sociedad, una religión o una institución, y como recompensa recibe el calificativo de individuo “moralmente bueno”.

Sin embargo, los sujetos “moralmente buenos” carecen de algo que sólo puede provenir de su interior: la convicción que brota del autocuestionamiento, de la deliberación libre y auténtica y, por su puesto, de la elección sin imposiciones. Esto sólo puede existir cuando se ejerce la capacidad humana de pensar, de reflexionar antes de actuar; cuando se plantean algunas preguntas antes de actuar, en lugar de obedecer automáticamente una norma: ¿por qué hago esto?, ¿por qué “debo” hacerlo?, ¿actúo por convicción, por conveniencia o por inercia?

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