Los pueblos primitivos
Enviado por joan.g.robles • 20 de Abril de 2014 • Tutorial • 8.232 Palabras (33 Páginas) • 247 Visitas
1. INTRODUCCIÓN
Como leímos en el texto de Kropotkin:
"En general, todos los pueblos primitivos han elaborado unas tradiciones de vida muy complicadas. Cada uno de ellos posee una moralidad, una ética, mantenida por la propia tradición. Y en todas estas codificaciones, no escritas aún, se observan tres categorías fundamentales de reglas o normas de vida.
Una de ellas se refiere a las normas establecidas para la búsqueda de alimentos, ya sea realizada individualmente o en común. Estas reglas determinan en qué medida se puede usar lo que pertenece a toda la tribu: agua, bosques, árboles frutales, terrenos para la caza, canoas. Hay también reglas severas que se aplican a la caza y a las migraciones, a la conservación del fuego, etc.
Hay, así mismo, normas que determinan los derechos y las relaciones personales: la división de la tribu en secciones, el sistema de las relaciones matrimoniales admisibles, las normas para la educación de la juventud, el tratamiento de los ancianos y de los recién nacidos y, en fin, medidas preventivas contra los conflictos agudos, por ejemplo, contra los actos de violencia dentro del clan o entre varias tribus, y sobre todo reglas especiales para el caso en que del conflicto amenace una guerra.
Finalmente, una tercera categoría de normas estrictamente observadas son las que conciernen a las creencias y ritos religiosos en su relación con las estaciones del año, con la caza, las migraciones, etc. [Kropotkin, P.: Ética, págs. 57-58]
... desde que han existido comunidades humanas, han existido valores y normas de diversos tipos para hacer posible la convivencia, más o menos organizada. Con el paso del tiempo las comunidades fueron estableciendo modos ideales de conducta como modelos a seguir, al tiempo que señalaron los tipos de conducta inadmisibles o rechazables. Así se fueron creando los conceptos del bien y el mal, de lo justo y lo injusto, diferentes de unos pueblos a otros, de unas épocas a otras, pero siempre presentes como justificación de toda conducta. El ser humano, es algo más que un animal (dicho con el mayor de los respetos y no sabiendo quien lleva la ganancia), no le basta el instinto: ha de recurrir a la cultura (costumbres, aprendizajes...) para sobrevivir. La moral viene a ser, como decía Aristóteles, la “segunda naturaleza” del hombre cuyo fin no es simplemente “sobrevivir”, sino “vivir mejor” “más perfectamente”, siguiendo un ideal de comportamiento.
Al ser nosotros animales gregarios tenemos que responder ante los demás por nuestros actos: si hago una caricatura ofensiva de un profeta venerado por miembros de una religión diferente a la mía y con ese acto, en principio inocente, echo por tierra todo lo que ellos tienen como sagrado y provoco un conflicto, entonces he de responder, debo explicarme, justificarme ante ellos. Ellos también deben justificar ante mí las posibles respuestas.
Las acciones que realizamos dependen de la jerarquía de valores morales que tenemos en el momento de actuar.
Sabemos que muchos de esos valores, o todos, nos han sido transmitidos por la sociedad en la que nos hemos desarrollado, y que la autonomía consiste en pensar por nosotros mismos y elegir y realizar nuestra escala de valores según nuestros propios criterios, no sometidos a otro imperativo que nuestra capacidad racional y emocional.
Para elegir bien, es necesario saber primero qué es exacta o aproximadamente lo que se quiere. Algunos quieren lo que otros han elegido para ellos, otros prefieren arriesgarse a elegir por su cuenta: y eso significa que debemos pensar por nosotros mismos, hacernos preguntas, aclarar nuestras dudas, establecer nuestro propio marco de conducta.
Esto es justamente la reflexión ética: preguntarse por cuestiones como:
¿Qué debo hacer?
¿Qué es el bien?
¿Qué es lo justo
¿Por qué debo actuar moralmente y no al contrario?
A lo largo de la historia de la filosofía podemos encontrar diversos sistemas morales: conjuntos de valores, normas y criterios que dirigen y guían nuestras acciones. A través de ellos podremos descubrir nuestros propios puntos de vista, comprendernos y comprender a los otros.
2. ÉTICA EN LA ANTIGUA GRECIA
“Los hombres comienzan y comenzaron siempre a filosofar movidos por la admiración; al principio, admirados ante los fenómenos sorprendentes más comunes; luego, avanzando poco a poco, planteándose problemas mayores ... pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna utilidad, sino que, así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a ésta como la única ciencia libre, pues ésta sola es para sí misma” [Aristóteles: Metafísica]
Siendo bastante exagerada e imprecisa quizás, las primeras noticias que tenemos sobre “ética” (entendida como una reflexión sistemática y filosófica) se remontan a los primeros filósofos griegos. Ellos aportaron a la moral: al conjunto de normas y valores, la reflexión racional, el espíritu crítico.
La filosofía tal como la concebimos hoy surge en Grecia en el último tercio del siglo VII a. C. debido a una serie de circunstancias económicas, políticas y culturales.
En efecto, a partir del siglo VII a. C. la necesidad de conquistar otros territorios, como es el caso de Jonia, hace que el horizonte cultural griego se abra a otras culturas, a nuevos tipos de conocimientos técnicos y geográficos. Poco a poco, gracias al invento lidio de la moneda, la práctica guerrera va dejando paso a la comercial, y al mismo tiempo que se intercambian bienes materiales, se intercambian ideas. De tal modo que el saber tradicional transmitido a través de narraciones o mitos de Homero y Hesíodo. Sin embargo, ese saber tradicional y mítico deja de ser efectivo y se pone en duda al compararlo con los saberes tradicionales de otras culturas. Ante la disparidad de opiniones sobre la misma cuestión surge el escepticismo y la necesidad de encontrar la verdad:
“Los seres humanos se han creado dioses a su propia imagen. Creen que los dioses han nacido y que tienen cuerpo, vestidos e idiomas como nosotros. Los negros piensan que los dioses son negros y chatos, los tracios los imaginan rubios y con ojos azules. ¡Incluso si los bueyes, los caballos y leones hubiesen sabido pintar, habrían representado dioses con aspecto de bueyes, caballos y leones! “[Jenófanes. s. VI a. C.]
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