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Lucifer No Es Maldad


Enviado por   •  10 de Febrero de 2014  •  1.990 Palabras (8 Páginas)  •  444 Visitas

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Lucifer no es maldad. Es Kristos, la Luz Increada. Es el único puente entre el ser humano y el Dios Incognoscible. Por este motivo la Iglesia Católica es enemiga de Lucifer y nosotros, los luciferinos, los grandes enemigos a derrotar.

Luciferismo es libertad para discernir. Libertad espiritual.

Luciferismo es el despertar del Espíritu cautivo en un rol de materia, cuerpo-alma, indefinido.

Luciferismo es el Verbo de Lucifer encarnado para mostrarnos el Origen. Una senda. Un código secreto trasmitido de boca a boca desde los albores de la humanidad. Y este código es la única vía posible para regresar a la Patria Olvidada, pese a quien le pese.

Luciferismo no es realmente Sabiduría Hiperbórea, ésta sólo ayuda a tomar conciencia de la Gran Conspiración del Demiurgo y del drama del Espíritu cautivo, que lo es en todos los casos y bajo cualquier doctrina. Pero una vez buceado en esta sabiduría, cada uno debe desplegar sus propias alas y tomar su propio rumbo hacia el despertad de su Espíritu.

Rumbo hacia la Luz Increada.

La Iglesia Católica, desde sus inicios hasta ahora, se considera la única vía de acceso a su Dios, a su luz, la única que consideran válida, (Dios católico: fusión entre el Dios Creador (Yahvé) del Antiguo Testamento y el Dios (Incognoscible, quizá iría yo más lejos y afirmaría que ese Dios era nada más ni nada menos que Lucifer) del Nuevo Testamento. La Iglesia, sin duda, desde sus principios creó a su Dios particular y a su Trinidad para salvaguardar sus propios intereses). Creó su propio mensaje a su imagen y semejanza.

¿Tienen razón? Quizá para algunos con la mente nublada, pero yo no la doy, en absoluto. Pues sólo sería posible este único acceso, siendo esta vía exclusivamente luciferina, y no renegando de su origen y de su limitación física en este plano existencial. Y esta circunstancia no se dará nunca. Porque la Iglesia Católica jamás aceptará que esta senda, la verdadera, sea luciferina y no cristica. Y aunque empiecen a escucharse rumores esclarecedores, en vías de expansión, en diferentes sectores neo-cristianos de que la entidad del Cristo es luciferina, su mensaje es luciferino porque Lucifer era el Dios de sus suplicas cuando Jesús yacía en la cruz dispuesto a morir bajo Su potestad. Esta es la Gran Verdad que a los fanáticos religiosos más radicales no les gustaría oír jamás, porque les estallarían las orejas. Un mensaje, el sacro Grial y su equilibrio cósmico con la dualidad femenina-masculina, que fue manipulado y transformado de tal forma por los primeros sacerdotes, que el código traído a la Tierra por Lucifer se vio tachado injustamente de infernal. Y su Luz Increada, su Sabiduría oculta en un mensaje tan claro, que nadie veía, ni ve, por estar sumidos en la ceguera que imponen los dogmas culturales y sociales establecidos como un sistema de control sobre los hombres, injuriada hasta la saciedad.

Y ya con esas, Lucifer, por orden y gracia del hombre con poder sobre todas las cosas lo etiquetó como un arquetipo, pasó a regentar el infierno. Un infierno que no es otro que este planeta enfermo y caminante hacia su propia destrucción. Pues ese es el único destino que tiene por delante la humanidad si sigue renegando de su origen luciferino.

El Código de Lucifer, el mensaje ígneo que empieza a trasmitirse abiertamente, existe desde antes de la Creación, por eso es Primigenio. Su contenido, la herencia, está en cada uno de nosotros, de distintas formas y con distintas interpretaciones, pero es real. Totalmente real. Y Jesús, hace 2000 años, lo sabía, porque él se dedicó a trasmitir el código luciferino que procedía de su “Padre” (Dios-Lucifer). Esa verdad, su verdad, también fue degradada porque no interesaba a los clérigos que siguieron con “sus enseñanzas”, pregonando a diestro y siniestro, que eran la palabras del Maestro, cuando en realidad, eran sus propias palabras después de haber pasado por un buen centrifugado. Y el que no preste atención a esa realidad que tiene en su ser, se perderá en el laberinto del universo creado. Un universo que funciona de acuerdo a ciertos principios supremos y poderosos. Unos principios que son imperfectos y limitados, como todo lo que es materia, y dónde no se le permitirá abrir la puerta que no tiene llave. Esa puerta que, como la caja de Pandora, permite al abrirse, la liberación de todos los males para el Demiurgo y su prole, y por contrapartida, el despertad del Espíritu.

Ahora expondré otra cuestión, que a mí personalmente, me saca de quicio.

¿Cómo es posible qué a estas alturas se siga denigrando a Lucifer?

Si Lucifer es como la música que evoca a su vez el sonido del viento, el fuego de las fogatas y las llamas de las velas en los templos, el rugir de los torrentes sinuosos y el retumbar de los truenos de una furiosa tempestad. ¿Es posible que aún exista gente que se haga la pregunta de cuál es su naturaleza?

Es conveniente aclarar, aunque sea repetitiva y use los términos católicos para expresar mi repulsa y al mismo tiempo informar a las mentes confusas, sumidas en el desconocimiento, que sois muchos, que Satanás y Lucifer no son la misma entidad. Y lo repetiré tantas veces como sea necesario hasta que este automatismo desaparezca de las mentes de todos los hombres.

Satanás es adversidad, significa “el contrario” de algo. Satanás es la materia. El Rex Mundi. Y en el sentido opuesto y complementario, está Lucifer, su energía, su luz. La antimateria. No hay que olvidar, (los luciferinos debéis hacer caso omiso a este comentario porque se supone que tenéis claras las diferencias entre ambas entidades, pero hay que reconocer, que hay mucha gente que aún navega a la deriva, sin saber exactamente quién es uno y quién es el otro y que debido a esa desconfianza incluyen a las dos Fuerzas en el mismo saco) que si Lucifer es el Portador de la Luz, la

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