No perder la Esperanza

NO PERDAMOS NUESTRA ESPERANZA

Me permito dedicar estas líneas muy especialmente a los jóvenes estudiantes; al educador que tiene en sus manos alumnos con diversas realidades que atender; al trabajador que desde tempranito sale a su faena; al dirigente estudiantil, laboral y vecinal; al padre y a la madre de familia que cada día tienen algo que decir a sus hijos; al confesor cuya misión es consolar y aconsejar; al que tiene constantemente relación con otras personas como los que laboran en colegios, hospitales, módulos policiales, comercios, oficinas de atención al cliente, taquillas de pago, oficinas públicas, entre otras.

A todos aquellos que formamos parte de una realidad social, cultural, económica y política confusa, les invito a que pongamos atención a una actitud, en particular, que muchos venezolanos estamos adoptando y de la cual, inconscientemente, quizás nos encontremos envueltos. Se trata de una gran pasividad y desinterés que tenemos ante muchas situaciones de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra comunidad y en el país; haciendo que nosotros no demos respuestas y soluciones ante ciertos hechos, con la convicción de que nada puede cambiar.

Especialistas en el campo de la psicología la han denominado “Desesperanza aprendida”, siendo su impulsor el psicólogo y escritor norteamericano Martin Seligman, autor de una corriente psicológica conocida como “Psicología Positiva”.  

Este fenómeno personal y social ha sido estudiado y se ha llegado a varias conclusiones; entre ellas destaco un concepto que la precisa como un “estado de pérdida de la motivación, de la esperanza de alcanzar los sueños, una renuncia a toda posibilidad de que las cosas salgan bien, se resuelvan o mejoren”.  

De manera que sería interesante que nos revisáramos si nos encontramos en este estado de desesperanza aprendida. Notemos nuestra posición o forma de reaccionar ante lo que sucede en nuestra vida, lo que ocurre en nuestras familias, lo que pasa en nuestra comunidad donde vivimos, reflexionando mi actuación y mi forma de pensar frente a lo que acontece en mi país.  

Si somos conscientes de que nos encontramos en este estado, es importante que reavivemos la esperanza, siendo ella el impulso para lograr lo que otros consideran inalcanzable. Podemos fallar una y otra vez, equivocarnos, pero es fundamental buscar lo positivo: el aprendizaje que obtengo, la experiencia que me deja; y aunque no logro algo a corto plazo, quizás para largo plazo lo sea.

Si sientes que inconscientemente estás en este estado, revisa tu posición ante circunstancias de tu vida: ¿Te es difícil solucionar problemas que para otros sería fácil solucionarlos? ¿Hay momentos en los que te das por vencido y en los cuales no encuentras salida? ¿Te sientes paralizado ante alguna dificultad y huyes de ella? De igual forma puedes revisar tu posición ante lo que ocurre en nuestro país: ¿Conoces o estás al día de lo que ha ocurrido últimamente? ¿Te sientes indiferente ante los problemas que ves o escuchas? ¿Consideras que no es de tu incumbencia solucionar una situación en tu comunidad, donde trabajas o estudias? ¿Crees que hay situaciones que no tienen solución y por mucho que se haga, ya no se puede cambiar? ¿Te desilusionas rápido frente a una imposibilidad de logro?  

...