Objetivismo Y Subjetivismo
Enviado por alexandercortes • 10 de Septiembre de 2012 • 1.576 Palabras (7 Páginas) • 3.542 Visitas
OBJETIVISMO
Según el objetivismo, el objeto es el decisivo entre los dos miembros de la relación cognoscitiva.
El objeto determina al sujeto. Este ha de regirse por aquél. El sujeto toma sobre sí en cierto modo las
propiedades del objeto, las reproduce. Esto supone que el objeto hace frente como algo acabado, algo
definido de suyo, a la conciencia cognoscente. Justamente en esto reside la idea central del objetivismo.
Según él, los objetos son algo dado, algo que presenta una estructura totalmente definida, estructura
que es reconstruida, digámoslo así, por la conciencia cognoscente.
Platón es el primero que ha defendido el objetivismo en el sentido que acabamos de describir.
Su teoría de las Ideas es la primera formulación clásica de la idea fundamental del objetivismo. Las Ideas
son, según Platón, realidades objetivas. Forman un orden sustantivo, un reino objetivo. El mundo
sensible tiene enfrente al suprasensible. Y así como descubrimos los objetos del primero en la intuición
sensible, en la percepción, así descubrimos los objetos del segundo en una intuición no sensible, la
intuición de las ideas.
El pensamiento básico de la teoría platónica de las ideas revive hoy en la fenomenología fundada
por Edmund Husserl. Como Platón, Husserl distingue también rigurosamente entre la intuición sensible y
la intuición no sensible, aquélla tiene por objeto las cosas concretas, individuales; ésta, por el contrario,
las esencias generales de las cosas. Lo que Platón denomina idea se llama en Husserl esencia. Y así como
las ideas representan en Platón un mundo existente por sí, las esencias o quidditates forman en Husserl
una esfera propia, un reino independiente. El acceso a este reino reside, repetimos, en una intuición no
sensible. Si ésta fue caracterizada por Platón como la intuición de las ideas, es designada por Husserl
como una "intuición de las esencias". Husserl emplea también el término "ideación", que hace resaltar
más claramente aún el parentesco con la teoría platónica.
La coincidencia entre la teoría platónica de las ideas y la teoría de Husserl sólo se refiere, sin
embargo, al pensamiento fundamental, no al desenvolvimiento particular de éste. Mientras Husserl se
detiene en el reino de las esencias ideales y lo considera como algo último, Platón avanza hasta atribuir
una realidad metafísica a estas esencias. Lo característico de la teoría platónica de las ideas está en
definir las ideas como realidades suprasensibles, como entidades metafísicas. Husserl discrepa también
de Platón en que remplaza la mitológica contemplación de las ideas, que supone la prexistencia del alma,
por una intuición de las esencias dependientes del fenómeno concreto, apoyándose en el cual se realiza.
En esto hay cierta aproximación a la teoría aristotélica del conocimiento.
El objetivismo fenomenológico se alía en Husserl con el idealismo epistemológico. Husserl niega,
en efecto, el carácter de realidad a los sustentáculos concretos de las esencias o quidditates. El objeto,
por ejemplo, que sustenta la esencia "rojo" no posee un ser real, independiente del pensamiento; en
Scheler, por el contrario, el objetivismo fenomenológico contrae alianza con el realismo epistemológico.
Esto prueba que la solución objetivista es una solución premetafísica.
SUBJETIVISMO
Para el objetivismo el centro de gravedad del conocimiento reside en el objeto; el reino objetivo
de las Ideas o esencias es, por decirlo así, el fundamento sobre el que descansa el edificio del
conocimiento. El subjetivismo, por el contrario, trata de fundar el conocimiento humano en el sujeto.
Para ello coloca el mundo de las Ideas, el conjunto de los principios del conocimiento, en un sujeto. Este
se presenta como el punto de que pende, por decirlo así, la verdad del conocimiento humano. Pero
téngase en cuenta que con el sujeto no se quiere significar el sujeto concreto, individual, del pensamiento,
sino un sujeto superior, trascendente.
Un tránsito del objetivismo al subjetivismo, en el sentido descrito, tuvo lugar cuando San
Agustín, siguiendo el precedente de Plotino, colocó el mundo flotante de las Ideas platónicas en el
Espíritu divino, haciendo de las esencias ideales, existentes por sí, contenidos lógicos de la razón divina,
pensamientos de Dios. Desde entonces, la verdad ya no está fundada en un reino de realidades
suprasensibles, en un mundo espiritual objetivo, sino en una conciencia, en un sujeto. Lo peculiar del conocimiento
ya no consiste en enfrentarse con un mundo objetivo, sino en volverse hacia aquel sujeto
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supremo. De él, no del objeto, recibe la conciencia cognoscente sus contenidos. Por medio de estos
supremos contenidos, de estos principios y conceptos generales, levanta la razón el edificio del
conocimiento. Este se halla fundado, por ende, en lo absoluto, en Dios.
También encontramos la idea central de esta concepción en la filosofía moderna. Pero esta vez
no es en la fenomenología, sino justamente en su antípoda, el neokantismo, donde encontramos dicha
concepción. La escuela de Marburgo es, más concretamente,
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