Oratoria
Enviado por calioto2 • 16 de Mayo de 2015 • Trabajo • 3.637 Palabras (15 Páginas) • 250 Visitas
ÍNDICE
1. Introducción 05
2. Oratoria 07
3. Poder de las Palabras 08
4. Pensar y Hacer sentir 10
5. Objetivos de la Comunicación 11
6. Cualidades del Orador 13
Cualidades Físicas
Cualidades Intelectuales
Cualidades Morales
7. Conclusiones 19
8. Fuentes de Información 20
9. Anexos 21
INTRODUCCIÓN
El mundo moderno exige gente que se comunique con mayor precisión y claridad, solo aquellos que son capaces de hacerlo tienen todo el éxito a su favor.
La comunicación es la habilidad más importante en la vida, así lo afirma Stephen Covey, autor del bestseller “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”. Por otra parte, Zig Ziglar, autor y orador muy conocido en el campo del liderazgo y la motivación, cita investigaciones que demuestran que el 85% de nuestro éxito depende de nuestras habilidades de relación y comunicación; de lo bien que conocemos a la gente e interactuamos con ella.
Por esta razón, cada vez más personas se están preocupando por comunicarse mejor con sus semejantes, herramienta indispensable para todo aquel que desee alcanzar el éxito en esta competitiva sociedad moderna.
El Profesor Mike Cellamare, uno de los principales instructores de oratoria moderna del centro del país, afirma que “En la actualidad, la mayoría de las personas habla demasiado y dice muy poco. Una cosa es hablar bonito o tener buena labia y otra muy diferente es saber comunicarse con claridad y asertividad para ser entendido”.
La oratoria es el arte de hablar elocuentemente, de persuadir y mover el ánimo mediante la palabra. Timón, un antiguo autor griego, dijo que la elocuencia es la habilidad de conmover y convencer. Aquí usamos el término oratoria en su acepción y uso más amplio, no meramente el de hablar ante grandes auditorios, sino estableciéndolo como sinónimo de expresión oral de una persona.
Oratoria
Oratoria es el arte de hablar con elocuencia, de persuadir y mover el ánimo mediante la palabra, timón, un antiguo autor griego, dijo que la elocuencia es la habilidad de conmover y convencer. Un orador, es aquella persona que posee la capacidad de expresar sus ideas con claridad y exactitud en forma oral, o sea, la capacidad para poner en funcionamiento la mente y la lengua de forma ordenada, al tiempo que comunica (También) con su expresión corporal. Tanto en lo laboral (Ventas, Reuniones, negociaciones, conferencias, clases) como en las relaciones interpersonales, es de suma importancia poseer la capacidad de expresarnos en forma clara y exacta.
De esta manera, logramos que nuestro interlocutor o auditorios entiendan lo que decimos, desee oírnos, e incluso se sienta motivado a actuar en conformidad con lo expuesto.
La importancia de la oratoria
Entre los grandes jefes que condujeron pueblos o dejaron su impronta en la historia de la humanidad, ha habido algunos ciegos y algunos sordos; pero nunca un mudo. Saber algo no es idéntico a saber decirlo. Esta es la importancia de la comunicación oral.
En los negocios o cualquier otra actividad de interrelación, la forma en que hablemos, en que nos comuniquemos, será el patrón por el cual se nos juzgará, se nos aceptará o rechazará.
Hablar con orden, con claridad, con entusiasmo, con persuasión; en resumidas cuentas, con eficacia, no es un lujo sino una necesidad. El 90% de nuestra vida de relación consiste en hablar o escuchar; sólo el 10% en leer o escribir.
Si la imagen que usted quiere dar de sí mismo/a es la de una persona que sabe adónde va, que tiene una actitud positiva hacia la vida, ideas dinámicas y don de gentes, el lenguaje es el principal instrumento que deberá utilizar para transmitir esa imagen a quienes le rodean.
Otro aspecto importante de la oratoria es que también hay que saber hablar para ser escuchado. Lo notable es que el hecho de tener que hablar ante extraños, o en una simple reunión de trabajo, no parece ser una tarea sencilla, a la que la mayoría de las personas considere como fácil.
En una encuesta realizada en los Estados Unidos, investigando las diez cosas que más temor le producen a la gente, se obtuvo el siguiente resultado (en orden ascendente): los perros, la soledad, el avión, la muerte, la enfermedad, las aguas profundas, los problemas económicos, los insectos, las sabandijas, las alturas y, el primero de la lista, hablar en público.
El buen discurso es un medio de servicio para los semejantes, y es una tarea ardua.
Hay que reconocer que quien dice un discurso asume una gran responsabilidad. Al margen de otros aspectos, conviene tener presente que una perorata de 30 minutos ante 200 personas desperdicia sólo 30 minutos del tiempo del orador; en cambio, arruina 100 horas de sus oyentes –o sea, más de cuatro días–, lo cual debería generar más responsabilidad que la que usualmente se advierte.
El poder de las palabras
Las creencias y las ideas se forman con palabras, y se las puede reforzar o cambiar con palabras. Las palabras determinan también las experiencias, cómo las vivimos, y hasta lo que representan para nosotros. Pueden transformar la percepción de cualquier persona, y por ende, transformar su realidad. El famoso escritor.
El modo de hablar
El modo de hablar incluye el tono, la enunciación, la pronunciación, el volumen y la corrección de las palabras que se usan.
También influyen el aplomo con el que hablamos, el control que tenemos de nuestros ademanes, y el contacto ocular que mantenemos con los interlocutores o el público.
Las pausas
Considere el uso de la pausa como un arma de gran importancia en el arsenal que representa el dominio del ritmo. El espacio entre palabras, frases o pensamientos, no se debe “emborronar” con sonidos tan desagradables como "eee...". Utilizar "eee..." o "mmm...", es humano; pero utilizar la pausa, desnuda de todo sonido, es divino.
El elemento más difícil, de mayor utilidad y menos apreciado en el arte de la oratoria, es el silencio. La pausa correctamente medida, demuestra confianza y reflexión. A la inversa: los presentadores de cualquier medio que se despachan con demasiada velocidad, llegarán los últimos.
Las pausas son un excelente recurso para enfatizar. Permiten también mantener y controlar la atención.
Algunos consejos a tener en cuenta
* No distraiga al auditorio con algún detalle de atuendo, movimientos excesivos o al jugar con algún objeto.
* No diga absolutamente todo lo que se sabe,
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