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Panegírico en Honor a Santo Tomás de Aquino


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2019  •  Documentos de Investigación  •  2.196 Palabras (9 Páginas)  •  159 Visitas

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Panegírico en Honor a Santo Tomás de Aquino.

Estimado Padre Rector José Márquez, padres formadores y compañeros seminaristas, es para mí un honor presentar esta reflexión en honor a nuestro patrono, Santo Tomás de Aquino en esta fiesta dedicada a él.

Santo Tomás, es considerado el filósofo y teólogo de mayor relieve dentro de la filosofía escolástica. Nació en el castillo de Roccasecca, en el año de 1225. Se educó en el monasterio de Monte Cassino. En 1244 marcha a París donde ingresa a la orden de los dominicos. En dicha orden es discípulo predilecto de Alberto Magno, a quien sigue luego a Colonia; vuelto a París, redacta el Comentario a las sentencias (1254-1256), e inicia su labor como profesor, enseñando en distintos lugares de Italia y Francia. En esta época escribe sus obras, entre las que destacan “Summa contra Gentiles”, escrito con finalidad misionera, y sobre todo la “Summa Teológica”, considerada la obra de mayor relevancia de toda la escolástica. Muere mientras se dirigía al concilio de Lyón, convocado por Gregorio X, en la abadía de Fossanova[1].

Esta reflexión se basará principalmente en la doctrina del Aquinate en torno a su antropología;  los puntos a tratar nos llevarán a un conocimiento de su doctrina en cuanto al hombre, primeramente se hablará sobre la concepción que el Aquinate tiene sobre el hombre y sus principales componentes; en el punto dos se tratará de una forma más directa la relación que existe entre el alma y el cuerpo, para terminar con breve una conclusión.

1° El hombre en Santo Tomás.

Para iniciar se debe de tener en cuenta que el pensamiento de Santo Tomás es de inspiración cristiana. Él concibe al hombre como un microcosmos «ya que en él se sintetizan todas las perfecciones de los seres superiores como inferiores, así mismo el hombre tiende a semejarse con el creador lo cual le da un lugar privilegiado en la misma creación (STh I q.77 a2)», es decir, plantea que en el hombre se deben considerar cuatro cosas: primero, la razón, ésta, según su pensamiento es común con los ángeles; luego están las potencias sensitivas, la cuales se tienen en común con los animales; continuando con las potencias naturales que les pertenecen a las plantas, y por último, el cuerpo, este es igual con los seres inanimados[2]. Así mismo en la teoría tomista se pretende tener una síntesis de dos mundos, a los que de alguna manera el hombre pertenece, estos mundos son por un lado el mundo espiritual, y por otro, el mundo material, pero entremos en materia.

 

Se aprecia en la actualidad que hablar sobre el hombre pareciera estar ya por demás, es decir, se piensa que este punto es un tema demasiado tratado y que ya cuenta con alguna solución, sin embargo, el hecho de entablar una discusión sobre el hombre es necesaria para que no se olvide qué es el hombre, y vaya que aún a estas alturas de la historia existe la probabilidad que algunos no la sepan resolver. Con respecto a esta cuestión, han postulado grandes corrientes sus teorías acerca de este punto, sin embargo, la mayor parte de sus afirmaciones entablan una separación de partes elementales que existen en el hombre, es decir, o excluyen alguna parte importante del hombre o la catalogan según su corriente; estas corrientes son: por un lado, los que exaltan de manera peculiar la parte espiritual del hombre, afirmando algunos que la relación que existe entre alma y cuerpo sólo es una dualidad, o una unión accidental; por el otro, están los materialistas que exaltan la corporeidad del hombre, y algunos, afirman que el alma es un espíritu material[3].

Como ya se mencionó, el Aquinate hablaba acerca del hombre como aquel que contenía en sí aquellos dos mundos, el espiritual y el material, se hace manifiesto que santo Tomás sigue la teoría que Aristóteles proponía acerca de que el hombre es un ser compuesto de materia y forma, en donde «dicha teoría en sentido primero y radical se aplica a las estructuras de las sustancias naturales, las cuales estarán compuestas de un sujeto material indeterminado y de una forma sustancial que actualiza y determina una sustancia singular como individuo perteneciente a una especie natural[4]», en donde la forma es el alma y la materia es el cuerpo, resultando de esta unión, lo que se conoce como especie humana.

Por lo tanto se observa que santo Tomás, retoma la teoría hilemórfica de Aristóteles para fundamentar su teoría, sin embargo, al estar el hombre compuesto de materia y forma, cabe la cuestión ¿donde encontraremos la esencia de las sustancias compuestas?, y el santo de Aquino responde: «En las sustancias compuestas son patentes la materia y la forma, como en el hombre el alma y el cuerpo. Pero no se puede decir que sólo uno de ambos elementos sea la esencia. Es claro que la materia sola no es la esencia, por cuanto la cosa es cognoscible por su esencia y resulta ordenada en el género y la especie; pero la materia no es el principio del conocimiento, ni por ella una cosa se clasifica en una especie o género; pues esto resulta de aquel principio por el cual algo está en acto. Ni tampoco se puede decir esencia a la sola forma de la sustancia compuesta por más que algunos se empeñen en sostenerlo[5]». Entonces queda claro que ninguno de estos principios por si solo es la esencia del hombre y resulta pues que su esencia solo se puede encontrar por medio de lo que es su definición, y en este caso la definición de hombre es animal racional encontrando allí su esencia;  ya que según el doctor Angélico en la definición de las sustancias naturales se puede llegar a saber cuál es su esencia, pero dichas sustancias naturales no solo contendrán forma, ni materia sola. Por tanto la esencia del hombre compete la materia en animal y la forma en racional[6].

El hombre por tanto es un compuesto de cuerpo y alma, donde necesariamente debe de existir una unión sustancial y no una dualidad, ya que no son componentes yuxtapuestos, y por lo tanto el cuerpo no es añadido al alma, ni el alma se le añade al cuerpo; en aspecto semejante no se puede afirmar que exista un hombre cuando solamente esté el alma o cuando sólo exista el cuerpo[7], necesariamente deben de existir estos dos principios sustanciales, pero, deben de estar unidos sustancialmente, porque no se deben de concebir como accidente uno de otro.

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