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Paul Virilio.- El Cibermundo, la política de lo peor Entrevista con Philippe Petit


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2015  •  Resumen  •  17.851 Palabras (72 Páginas)  •  141 Visitas

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Paul Virilio.- El Cibermundo, la política de lo peor  Entrevista con Philippe Petit

Traducción de Mónica Poole .- Colección TEOREMA

Perfil

Paul Virilio, nacido en 1932 de padre comunista italiano y  de madre católica bretona, descubría con horror los barrios destruidos y los edificios destripados de la prefectura de Loire-Atlantique. War baby, como le gusta decir, hijo de inmigrado clandestino, el futuro pensador de la velocidad no había cumplido aún quince años cuando una lluvia de bombas aliadas caía sobre Nantes donde su familia se había refugiado. De joven recorría los astilleros y anotaba ya en un cuaderno colegial sus recuerdos de la guerra.  Cuando se produjo la Liberación, el adolescente quiso recomponer el rompecabezas de su infancia perturbada. Ingresó en la Escuela de Artes y Oficios, en la rue 1horigny de París, para convertirse en maestro vidriero. Pág. 9

En la Sorbona, amplió sus conocimientos en filosofía, se apasionó por la arquitectura y la psicología de la forma. "La vida sólo está en los márgenes". Paul Virilio ha hecho suya esta frase de Balzac. Próximo al abad Píerre y al movimiento de los curas obreros, el autor de La velocidad de liberación (1995) se convirtió al cristianismo a los dieciocho años.

Su formación de pintor y de urbanista. Su Interés por el arte militar así como por la fotografía y el cine. Virilio, antes de ser nombrado director de la Escuela especial de Arquitectura de París en 1975, fue de la "especie de corredores de pistas, lectores de huellas, analfabetos en idiomas". Durante el verano de 1958, en una playa normanda, apoyado en un bloque de cemento que le había servido de cabina de baño, tuvo la revelación del "escándalo del búnker" y se decidió a trabajar sobre la arquitectura de guerra. En 1968, soñó en los pasillos del Odeón con una ciudad que sería un teatro. Diez años más tarde, formó equipo con Alain ]oxe en la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales en el Grupo de Sociología de la Defensa. Creó con su amigo Georges Perec una colección titulada "Espace critique" en Galilée.

Participó activamente en las revistas Esprit, Cause Commune y Traverses. Fundó con Félix: Guattari Radio Tomate en 1979. Puso en marcha un servicio social para los SDF (sin domicilio fijo) con el Alto Comisionado para la vivienda de los más necesitados.

Y, sobre todo, desde hace veinte años escribe una obra crítica sobre la revolución tecnológica que estamos atravesando. En relación a ello le hemos preguntado sobre los efectos culturales de la aceleración del tiempo mundial y, de común acuerdo, hemos hecho el inventario de los cambios que se han producido o que nos esperan en todos los campos afectados por las nuevas tecnologías: drones, Internet, multimedia, domótica, tecnologías médicas, etc. El modo de recuperar la lengua, de "recuperar el mundo" y de dejar de fantasear sobre la democracia virtual que algunos desean. Conversación, pues, aunque no complaciente, que pretende ser una forma de poner al descubierto la cara oculta del progreso. (pág.  10. - 11)

PHJUPPE PETIT

De la revolución de los transportes a la revolución de las transmisiones

Usted es en sí mismo un observatorio de las revoluciones tecnológicas. Desde Bunker archéologíe, su primer libro aparecido en 1975, no cesa de denunciar los peligros de la técnica y los estragos del progreso tanto en el terreno militar como en el civil. ~No tiene miedo de caer en un juego un poco viejo un intelectual critico como usted? Pues, en definitiva, el progreso tecnológico no aporta mas que males.

"Sin libertad de denuncia no hay elogio halagador", decía Beaumarchais. Pero sin libertad para criticar la técnica, tampoco hay "progreso técnico", sino un condicionamiento solamente... y cuando este  condicionamiento es cibernético, como se da el caso hoy en día con las nuevas tecnologías, la amenaza es considerable.

Ya no estamos a finales del siglo XIX sino del XX, y el debate sobre las nuevas tecnologías no parece tener en cuenta todo lo que hemos vivido a lo largo del siglo XX con el progreso. En el XIX podía existir cierta ingenuidad ante el progreso técnico, e incluso, ante el social. Se podía disculpar un pensamiento que no abarcara la dimensión totalitaria de las nuevas tecnologías como el ferrocarril, la radio, su utilización negativa y la contaminación, tanto psicológica como geológica y atmosférica de las mismas. Creo que hoy en día, en el umbral del siglo XXI, tenemos que aprovechar la lección que se desprende de lo negativo de un progreso que sigue siendo un progreso, pero que ya no es un progreso todopoderoso, un progreso idealizado por un pensamiento, según mi opinión, sin marcha atrás frente a la cara oculta del positivismo.

Las nuevas tecnologías son las tecnologías de la cibernética. Las nuevas tecnologías de la información son tecnologías de la puesta en red de las relaciones y de la información y, como tales, son claramente  portadoras de la perspectiva de una humanidad unida, aunque al mismo tiempo de una humanidad reducida a una uniformidad. Creo que la cuestión del accidente la cuestión de la contaminación, la cuestión del progreso sin cese, repetidas a lo largo del siglo XX, están de nuevo a la orden del día. Alabar los méritos de las nuevas tecnologías, útil, sin duda, para la publicidad de los nuevos productos, no creo que lo sea para la política de las mismas. En adelante, hay que tratar de señal": lo que es negativo en lo que parece positivo. Sabemos que no progresamos por- medio de una tecnología sino reconociendo su accidente específico; su negatividad específica... Ahora bien, hoy por hoy, las nuevas tecnologías son portadoras de un cierto tipo de accidente, y un accidente que ya no es local o está puntualmente situado, como el naufragio del Titanic o el descarrilamiento de un tren, sino un accidente general, (14) un accidente que afecta inmediatamente a la totalidad del mundo. Cuando se nos dice que la red Internet es de ámbito mundial, es claramente evidente.

Pero el accidente de Internet, o el accidente de otras tecnologías de la misma naturaleza, es también la aparición de un accidente total, por no decir integral. Sin embargo, esta situación no admite comparación. Todavía no hemos conocido nunca, aparte quizás del crack bursátil, un accidente que afecte a todo el mundo al mismo tiempo. La puesta en práctica del tiempo real para las nuevas tecnologías es, se quiera o no, la puesta en práctica de un tiempo sin relación con el tiempo histórico, es decir, un tiempo mundial. El tiempo real es un tiempo mundial. Hasta ahora toda la historia ha tenido lugar en un tiempo local: el tiempo local de Francia, el de América, el de Italia, el de París, o el de cualquier lugar. Y las capacidades de interacción y de interactividad instantáneas desembocan en la posibilidad de la puesta en práctica de un tiempo único, de un tiempo que, en ese sentido, nos remite al tiempo universal de la astronomía. Es un acontecimiento sin igual. Es un acontecimiento positivo, y al mismo tiempo un acontecimiento cargado de potencialidades negativas, y lo digo porque soy hijo del siglo XX: y no del XXI.

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