Pensar
Enviado por maretal • 9 de Mayo de 2013 • Informe • 1.531 Palabras (7 Páginas) • 295 Visitas
Según el diccionario, pensar es formar conceptos en la mente. El concepto recorta un objeto de lo que sino, no es más que alguna cosa. Para recortarlo lo define, le fija atributos y lo nomina. Lo que lleva a pensar es lo ausente, lo que se extraña, porque su falta se siente (aún cuando nunca haya estado). Se busca en lo que hasta entonces es cosa, algo que tome el lugar vacío por ausencia de lo que se desea encontrar presente. Como se puede advertir el pensamiento inventa. Si lo que se pensó es llevado al acto, el a posteriori dirá si el invento resultó bueno o malo para el sujeto.
Entre el ser humano y el animal salvaje la diferencia radical está en el habla (aún en los más desarrollados cómo los primates). A lo más que pueden acceder los animales entrenados, por lo tanto ya no salvajes, es a señales reducidas, operaciones limitadas, en las cuales está ausente la metáfora y la re -elaboración de lo que falla
Ante la inhabilidad del cachorro humano, debida a que nace casi sin instinto, la necesidad resulta pervertida porque los hábitos de goce son producidos, fundados, por “la acción específica” del Otro (más habitualmente materno).
Las ausencias de saber ocurren por déficit del significante que es causante del goce y fue definido por Lacan como lo que (S1) representa a un sujeto (del inconsciente) para otro significante (S2). Por su propia estructura es fuente de déficit particularizados y amplificados, en el intento de que represente las sensaciones corporales. Cada vez que se lo intenta, lo que termina ocurriendo, es que algo falta o algo sobra. El representante (significante) genera no sólo la representación (palabra representando a la imagen), sino también por el déficit antedicho: lo que falta de representación en el representante. A esta ausencia -Lacan la va a llamar objeto a en su aspecto real. Algo de lo ausente no resulta representable y por lo tanto abordable. La percepción no es directa, está mediada por lo simbólico y su fundamento: el significante. La paradoja reside en que esa falta genera deseo que hace pensar, relanzando pensamientos.
Entonces, lo que se manifiesta como falta en el representante (significante), genera deseo de representar. Distinto de cuando falta representante (forclusión). Cuando lo real exige la presencia de ese representante que no está, dicha falta es cubierta por una representación inadecuada. El representante en acto causa al goce, en tanto es imprescindible para indicar dónde y cómo llevarlo a cabo. Dicho goce puede ser placentero, sufriente, o la más de las veces combinado en proporciones diversas. El significante también lo limita, sino el límite sería la destrucción. Lacan le llama goce, a lo que hace que el cuerpo, en cualquiera de sus partes incluido el cerebro, se sienta. Cuando hay goce, poco se piensa, pues se está tomado por lo que se siente del cuerpo. En “Introducción del narcisismo” Freud nos recuerda que cuando duele una muela puede ocurrir que toda la libido se concentre en ella.
Si leemos la relación en Descartes entre enunciación y enunciado a través de la coma y el “luego” que marca la articulación en su famoso -pienso, luego existo-, podemos advertir como lo hizo Lacan que se goza en un tiempo diferente a cuando se piensa. Cuando se piensa demasiado –típicamente la rumiación obsesiva- ese pensar es puro goce mental e improductivo. La paradoja reside, en que pensar, obstaculiza encontrar el deseo.
Distinto es calcular, conjeturar. Según el diccionario, cálculo es la operación que se hace para conocer el resultado de la combinación de varios números. La conjetura es una presunción fundada en probabilidades. En cambio el cálculo, la conjetura, disciernen a partir de elementos (objetos percibidos por “vestidos”) encontrados. La conjetura no inventa, calcula. También puede resultar acertada o equivocada. Solamente los resultados del pasaje al acto darán su veredicto. La diferencia está en que mientras el pensamiento trabaja a partir del que piensa para operar inventivamente sobre la cosa, la conjetura parte de los objetos en su apariencia y desde ellos calcula. El pensamiento está determinado principalmente desde el narcisismo demandante. La conjetura, desde los efectos de la combinatoria de objetos que hacen conjeturar a quien queda entonces en posición de calculista que calculando resulta calculado por el cálculo. Atravesando la banda de Moebius de su narcisismo y quedando en su otra cara. El pensamiento tiende a apartar del lazo social, la conjetura a introducir en él.
El diccionario etimológico de Corominas plantea: Pensar del latín PENSARE “pesar” (intensivo de PENDÊRE íd.), por vía semiculta: se partió de la idea de pesar cuidadosamente el pro y el contra. Recordemos que el otro diccionario
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