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QUE ES PENSAR?


Enviado por   •  23 de Junio de 2013  •  Práctica o problema  •  7.724 Palabras (31 Páginas)  •  349 Visitas

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QUE ES PENSAR?

Comienza diciendo el autor que “Nadie puede decidir por otra persona cómo debe pensar”, , es posible indicar y describir a grandes rasgos las distintas mane-ras en que los hombres piensan realmente. Algunas de ellas son mejores que otras y se pueden enunciar las razones por las cuales son mejores. Quien com-prende cuáles son las mejores maneras de pensar y por qué son mejores puede, si lo desea, modificar su propia manera de pensar para que resulte más eficaz, es decir, para realizar mejor el trabajo que el pensamiento es capaz de realizar y que otras operaciones mentales no pueden llevar a cabo con la misma eficacia. La mejor manera de pensar que se examinará en este libro se denomina pensamiento reflexivo; es decir, el tipo de pensamiento que consiste en darle vueltas a un tema en la cabeza y tomárselo en serio con todas sus consecuencias. Antes de ocupamos de este tema fundamental, sin embargo, pasaremos brevemente revista a otros procesos mentales a los que a veces se da el nombre de pensamiento.

La «corriente de la conciencia»

Siempre que estamos despiertos, y a veces también cuando estamos dormi¬dos, hay algo -como solemos decir- que nos viene a la mente. Si ocurre cuando dormimos, a este tipo de secuencias las llamamos «soñar». Pero también experimentamos ensoñaciones, ensimismamientos, construimos castillos en el aire y somos asaltados por corrientes mentales aún más vanas y caóticas. A veces a esta incontrolada corriente de ideas que pasan por nuestra mente se le da el nombre de «pensamiento». Es automático y no está regulado. Más de un niño ha intentado «detener el pensamiento», es decir, detener ese proceso de estados mentales. Pero es inútil. Una parte de nuestra vigilia, mayor que la que casi todos estaríamos dispuestos a admitir, la pasamos en este ocioso vagabundeo por escenas mentales, recuerdos fortuitos, placenteras pero infundadas esperanzas, revoloteos constantes e impresiones a medio desarrollar. De aquí que quien ofrece a penny for your thougts no espera un arduo regateo en caso de que su oferta sea aceptada; sólo se encontrará con lo que «transita por la mente», y lo que así «pasa» difícilmente deja tras de sí algo que realmente valga la pena.

El pensamiento reflexivo es una cadena

En este sentido, la gente simple y los necios piensan. Se cuenta la historia de un hombre, en realidad poco inteligente, que, puesto que aspiraba a que lo eligiesen administrador municipal de su ciudad en Nueva Inglaterra, se diri¬gió así a un grupo de vecinos: «He oído decir que no creéis que yo sepa lo suficiente como para ocupar el cargo. Quiero que sepáis que casi todo el tiempo estoy pensando en una u otra cosa». Ahora bien, el pensamiento reflexivo se asemeja a ese fortuito tránsito de cosas por la mente en el sentido de que consiste en una sucesión de cosas acerca de las cuales se piensa, pero se diferen¬cia de él en que no basta la mera ocurrencia casual en una sucesión irregular de «cualquier cosa». La reflexión no implica tan sólo una secuencia de ideas, sino una consecuencia, esto es, una ordenación consecuencial en la que cada una de ellas determina la siguiente como su resultado, mientras que cada resul¬tado, a su vez, apunta y remite a las que le precedieron. Los fragmentos sucesi¬vos de un pensamiento reflexivo surgen unos de otros y se apoyan mutuamente; no aparecen y desaparecen súbitamente en una masa confusa y alborotada. Cada fase es un paso de algo hacia algo. En lenguaje técnico, es un término del pensamiento. Cada término deja un residuo que es utilizado en el término siguiente. La corriente o flujo se convierte en un tren o cadena. En todo pensamiento reflexivo hay unidades definidas ligadas entre sí, de modo que acaba producién¬dose un movimiento sostenido y dirigido hacia un fin común.

La usual restricción del pensamiento a lo que no se percibe directamente

El segundo significado que se da a «pensar» limita esta actividad a las cosas que no se perciben directamente a través de los sentidos, es decir, que no se ven, ni se oyen, ni se tocan, ni se saborean, ni se huelen. Si a una persona que nos narra una historia le preguntamos si ha visto cómo sucedía algún inci¬dente en particular, es posible que nos responda: «No, sólo lo pensé». Encon¬tramos aquí una nota de invención, algo bien distinto del fiel registro de la observación. Lo más importante en este terreno son las sucesiones más o menos coherentes de incidentes y episodios imaginativos, unidos sin rupturas de conti¬nuidad entre sí, que, por tanto, están a medio camino entre las fugaces impre¬siones caleidoscópicas de la fantasía y las consideraciones deliberadamente utilizadas para establecer una conclusión. Las narraciones imaginativas que cuentan los niños abarcan todos los grados de coherencia interna: algunas son caóticas; otras, articuladas. Cuando guardan conexión interna, tienen la apariencia del pensamiento reflexivo; en realidad, normalmente tienen lugar en mentes de capacidad lógica. Estas empresas imaginativas suelen preceder al pensamiento homogéneo y le preparan el camino. En este sentido, un pensamiento o idea es una imagen mental de algo que está presente en la realidad, y el hecho de pensar es la sucesión de tales imágenes.

El pensamiento reflexivo apunta a una conclusión

Por el contrario, el pensamiento reflexivo tiene un propósito que trasciende la mera diversión que procura la cadena de agradables invenciones e imágenes mentales. La cadena debe conducir a algún sitio; ha de tender a una conclusión que se pueda enunciar al margen del discurrir de imágenes. La narración acerca de un gigante puede satisfacer simplemente por sí misma. Pero una conclusión reflexiva según la cual un gigante ha habitado la tierra en una cierta época y en un determinado lugar, -debe tener una justificación ajena a la cadena de ideas si ha de ser una conclusión válida o sólida. Probablemente este elemento diferenciador quede más claro en la expresión común: «Piénsatelo despacio», que sugiere un embrollo que ha de ser desenmarañado, algo oscuro que ha de aclararse mediante la aplicación del pensamiento. Hay una meta que se debe conseguir, y esta meta impone una tarea que controle la secuencia de ideas.

«Pensar» como sinónimo de «creer»

Un tercer significado que se da al término «pensamiento» lo considera casi como un sinónimo de creencia. «Pienso que mañana hará más frío» o «Pienso que Hungría es más grande que Yugoslavia» son equivalentes a «Creo tal o cual cosa». Cuando decimos «Los hombres pensaban que la tierra era plana», nos referimos, sin lugar a dudas, a una creencia de nuestros antepasados. Esta acepción de «pensamiento» es más restringida que las que hemos mencionado antes. Una creencia se refiere a algo que la

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