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Porque Enseñar Filosofia


Enviado por   •  6 de Julio de 2015  •  3.068 Palabras (13 Páginas)  •  244 Visitas

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¿Es posible enseñar Filosofía a los niños y niñas?

por Ester Llinás

Profesora de Filosofía, especializada en Análisis Filosófico y en Filosofía con Niños.

Docente titular de la Universidad Nacional de Mar del Plata

Directora del Instituto Albert Einstein.

"La filosofía no es una teoría sino una actividad”.

L. Wittgenstein . T. Logico-Philosophicus, 4.112.

En la actualidad es muy frecuente escuchar referirse a la educación en términos de "enseñanza para pensar” expresión en la que el concepto de pensar debe ser interpretado del modo más amplio posible, sin caer en la retórica hueca de creer que el pensar está cubierto adecuadamente por el curriculum que se imparte.

En este sentido podemos afirmar que la práctica educativa muestra que suelen coexistir dos paradigmas que se excluyen mutuamente: el paradigma estándar de la práctica normal y el paradigma reflexivo de la práctica crítica.

El primero opera bajo los supuestos de que la educación consiste en la transmisión del conocimiento de aquellos que saben a aquellos que no saben, y de que los estudiantes adquieren conocimiento mediante la absorción de datos e información en un proceso en el que el docente desempeña un papel predominante en tanto aspira a que los alumnos conozcan los tópicos que él domina.

En cambio, los supuestos principales del paradigma reflexivo conciben como objetivo de la educación a la participación del estudiante en una comunidad de indagación guiada por el profesor, quien tiene como meta fundamental el logro de la comprensión y del buen juicio a través del ejercicio del pensar por sí mismo y con el otro.

En este marco, Mattew Lipman concibió la Filosofía para Niños como un programa educativo en el que los niños, sus actores principales, se transformen en personas capaces de hacer juicios razonables sobre lo bueno, lo malo, lo justo y lo injusto, y que como resultado de este proceso, actúen como ciudadanos responsables en una sociedad democrática. ¿Cómo conciliar la idea de filosofar con niños con la creencia tan generalizada de que la filosofía es cosa de hombres maduros? Recordemos la conocida afirmación: "El búho de Minerva levanta su vuelo al atardecer".Entonces ¿ la filosofía de la cual hablamos estaría dirigida a niños prodigios? Sabemos que lo prodigioso de un niño consiste en no parecerse a un niño. Mozart que compone a los cuatro años es prodigioso; compone como si fuera un hombre adulto. Planteado el problema en estos términos debemos aclarar que La Filosofía para Niños que nos interesa no se ocupa de la señora filosofía ni de los niños precoces. Se pre-ocupa por hacer filosofía con niños dispuestos a vivir e indagar en la experiencia de lo que realmente son: niños

Esta idea de la filosofía en la escuela con niños pequeños y más grandes no resulta tan extraña en la Argentina hoy; al contrario, suscita cada vez mayor interés. Se propone que los niños adquieran habilidades y disposiciones del pensar para crear nuevos conocimientos y mejores juicios prácticos, definidos por Lipman como pensamiento de orden superior, crítico y creativo a la vez. El programa diseñado por este autor que se gestó en EE.UU. para salvar las deficiencias en el aprendizaje de los ingresantes a la Universidad de New York, ha tenido una amplia difusión en nuestro país desde hace por lo menos una década. La idea de que los niños tuvieran contacto con el pensamiento filosófico no fue inventada por Lipman, pero fue él quien logró sostener la propuesta tanto teórica como prácticamente, llevando la filosofía a las aulas desde los cuatro a los dieciocho años. ¿Qué es posible esperar del encuentro entre los niños y el filosofar? ¿Cómo entender los términos del encuentro: filosofía por un lado, y niños por otro?

Tanto Lipman como sus colaboradores consideraron que para lograr el objetivo del buen pensar era necesario introducir una práctica docente que contemplara estos aspectos como condiciones de posibilidad para el ejercicio del filosofar: la implementación de una comunidad de indagación, el ejercicio de la razonabilidad , el establecimiento de relaciones a través del juicio, el desarrollo de la creatividad y de la autonomía.

Si como decíamos al comienzo la escuela se propone como meta enseñar a pensar, cabe preguntarse ¿cómo es posible hacerlo? Para Lipman mejorar el pensamiento en el aula significa primordialmente mejorar el pensamiento en el lenguaje y ello supone la necesidad de enseñar el razonamiento, tradicionalmente un contenido de la filosofía. El razonamiento es aquel aspecto del pensamiento que puede ser formulado discursivamente, sujeto a una evaluación mediante criterios ( razonamientos válidos e inválidos) , y que permite el descubrimiento de supuestos ocultos, el establecimiento de clasificaciones y definiciones defendibles y la articulación de explicaciones, descripciones y argumentos coherentes. En general, supone una sensibilidad hacia los aspectos lógicos del discurso que no han sido cultivados hasta el presente en nuestro sistema educativo. ¿Pero cómo se enseña el razonamiento? Con frecuencia las escuelas afirman que lo hacen citando los programas de lengua y matemática como prueba de ello. Pero aunque la aritmética y el lenguaje pueden contribuir a pensar bien, por sí solas son insuficientes. El hecho de que un niño sume, reste, multiplique y divida y pueda leer de corrido libros de historietas o novelas, no significa que pueda razonar con claridad, ni que esté desarrollando hábitos de pensamiento eficaz. Se necesita algo más.

En este sentido, los seguidores del programa de Filosofía con Niños pretenden transformar las aulas en comunidades de indagación (CI). En primer lugar, porque la filosofía aparece como una instancia privilegiada en orden a desarrollar el buen pensar dado que: es la disciplina que reflexiona sobre el propio pensar, y sus criterios. La autocorrección del pensamiento reflexivo es un componente determinante en cuanto a la formación de juicios y a la evaluación, la antesala del resto de las disciplinas que están regidas por los mismos parámetros. La insistencia en la formación de una comunidad de investigación para estimular el pensamiento tiene una base en la psicología cognitiva y social. Lev Vygotsky (Pensamiento y lenguaje) reconoce que existe una diferencia entre la capacidad que se posee en la infancia para resolver los problemas como personas individuales y la capacidad para resolverlos en colaboración con sus compañeros y docentes. Considera que su formación permite que los niños piensen y actúen con un nivel de ejecución más alto que el que mostrarían si lo hicieran individualmente. Esto no significa

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