Qué puedo saber? Es el tema de la Crítica de la razón pura
Enviado por • 31 de Julio de 2013 • Resumen • 3.889 Palabras (16 Páginas) • 549 Visitas
¿Qué puedo saber? Es el tema de la Crítica de la razón pura. La obra apareció en 1781 y llamó muy poco la atención. Además fue mal comprendida: se llegó a ver en ella un idealismo semejante al de Berkeley. Por eso, en 1783 publicó Kant un breve resumen: Prolegómenos a cualquier metafísica futura que quiera presentarse como ciencia. Y en 1787 apareció una segunda edición de la Crítica, con algunas importantes modificaciones que intentaban aclarar los malentendidos o los aspectos más oscuros.
¿Qué entiende Kant por metafísica? Lo mismo que se entendía en aquel momento: un conocimiento “cuyos principios jamás deben ser tomados de la experiencia, pues deben ser conocimientos no físicos, sino metafísicos; esto es, más allá de la experiencia [...] Es, pues, un conocimiento a priori, o de razón pura” (Pról., 1). Es decir, la metafísica versa sobre objetos no empíricos (Dios, el alma, el mundo como totalidad), y es construida por una razón no empírica (o pura), es decir, que no utiliza dato empírico alguno. Concebida así, las dos posturas acerca de la posibilidad de la metafísica eran en la época de Kant, las siguientes:
* Dogmatismo (Wolff y su escuela). Kant lo define como “la pretensión de avanzar con puros conocimientos conceptuales (los filosóficos) conformes a unos principios [...] sin haber examinado el modo ni el derecho con que la razón llega a ellos” (C. R. Pura, Prólogo de la 2ª. Ed.). Y achaca al dogmatismo no sólo la ausencia de una crítica previa, sino también el que, por ello mismo toda su construcción sistemática es, simplemente, un puro análisis de conceptos vacíos y que no alcanza a realidad alguna (a pesar de la pretensión contraria del dogmatismo). Los excesos del dogmatismo condijeron a la reacción contraria.
* Escepticismo (Hume). En realidad fue la lectura de Hume lo que obligó a Kant a abandonar definitivamente su primer dogmatismo pero no por ello aceptó el escepticismo metafísico. Kant acusa a Hume de haberse quedado demasiado corto en su examen crítico de la metafísica (únicamente analizó las ideas de causa y sustancia). Por otro lado, le acusa de haber ido demasiado lejos o de haber equivocado el camino: para Hume la conexión causa-efecto es un simple hábito psicológico, y, por tanto, el carácter necesario de esa conexión se reduce a una necesidad subjetiva y no objetiva. En consecuencia, para Hume no sólo la metafísica es imposible, sino que incluso las leyes físicas se convierten en leyes probables (no necesarias). Esto es lo que Kant no puede aceptar.
Kant pues, no acepta ni el dogmatismo ni el escepticismo, y busca una vía intermedia lo cual no significa “tomar un poco de un camino y otro poco del otro” (Prolegómenos, 58). El camino que sigue Kant es nuevo: el método crítico. Empleando términos jurídicos, define esa crítica como “un tribunal que garantice las pretensiones legítimas” de la razón pura (A, XII), de tal manera que se puedan –mediante la crítica de la razón hecha por la razón misma- “decidir acerca de la posibilidad o imposibilidad de la metafísica, [...] sus fuentes, su extensión y sus límites” (Ibíd.).
El primer paso en las cuestiones de la razón pura- el que señala su edad infantil- es dogmático. El segundo [...] es escéptico, y pone de manifiesto la prudencia de un juicio escarmentado por la experiencia. Pero hace falta todavía un tercer paso, que es propio del juicio maduro y viril, que se basa en máximas firmes y de probada universalidad, consistente en someter a examen no los hechos de la razón, sino la razón misma, atendiendo a toda su capacidad y actitud para los conocimientos a priori. Ya no se tarta de una censura, sino de una crítica de la razón; crítica en virtud de la cual se prueba no simplemente que la razón tiene límites, sino cuáles son esos límites, no simplemente ignorancia de este o del otro punto, sino la ignorancia respecto a todas las cuestiones de cierta clase, todo lo cual es demostrado a partir de principios, no de conjeturas. El escepticismo es pues, un punto de descanso para la razón humana, donde puede reflexionar sobre su marcha dogmática y trazar un esquema del lugar en que se halla, con vistas a poder a elegir su futuro camino con mayor seguridad, pero no un sitio de residencia permanente. Semejante lugar sólo se encuentra en una certeza completa, sea del conocimiento de los objetos mismos, sea de los límites en que se halla encerrado todo nuestro conocimiento de objetos”. (A 761, B 789).
En definitiva, como el mismo Kant dice, la Crítica (de la razón pura) es la ciencia de los límites. Es pues, ciencia, pero de carácter propedéutico: una ciencia que versa acerca de la posibilidad de toda ciencia en general, y de la metafísica en particular. La existencia de tal ciencia no se le ocurrió a Hume, fue Kant quien la creó.
II-. EL SABER
¿Qué puedo saber? Es el tema de la Crítica de la razón pura. La obra apareció en 1781 y llamó muy poco la atención. Además fue mal comprendida: se llegó a ver en ella un idealismo semejante al de Berkeley. Por eso, en 1783 publicó Kant un breve resumen: Prolegómenos a cualquier metafísica futura que quiera presentarse como ciencia. Y en 1787 apareció una segunda edición de la Crítica, con algunas importantes modificaciones que intentaban aclarar los malentendidos o los aspectos más oscuros.
II-. Las condiciones de posibilidad de la ciencia:
El problema a estudiar es, pues: ¿puede la metafísica convertirse en ciencia (puesto que todavía no ha llegado a serlo)? Para poder contestar afirmativamente, haría falta que la metafísica cumpliera las mismas condiciones que cumplen las dos ciencias ya existentes: las matemáticas y la física. Y Kant aborda el problema de la siguiente manera: la metafísica debiera estar compuesta por proposiciones científicas semejantes a la de las Matemáticas y de la Física.
Según Kant, para que un juicio pueda ser considerado como científico debe cumplir, al menos, estas dos condiciones: 1) que aumente nuestros conocimientos (condición que parece evidente por sí misma); 2) que posea validez necesaria y universal (es decir, que no pueda ser de otra manera, y que tenga valor siempre y en cada caso). Al exigir esta segunda condición, Kant se pone en línea con Platón, Aristóteles y los racionalistas. En especial, reproduce las características de las “verdades de razón” de Leibniz.
Ahora bien, un juicio que aumente nuestros conocimientos ha de ser un juicio sintético; y su carácter de necesidad y universalidad no puede proceder de la experiencia. En efecto, (de acuerdo con Leibniz y los empiristas), la experiencia sólo proporciona “verdades de
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